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Si ser padre / madre ya es algo difícil o nada fácil de por
sí, esta tarea se acentúa cuando tus hijos son niños provocadores natos. Niños
que se pasean una y otra vez bordeando los límites, niños con caracteres
fuertes que lo discuten todo porque creen saberlo todo mejor que nadie.
¿Tu hijo es uno de esos niños provocadores
y discutidores,
enfadados con el mundo
y la vida en general?
Sí, me refiero a ese tipo de niñ@ que siempre necesita decir
la última palabra para quedar satisfech@. Sí, ese que también parece estar
siempre enfadad@s con todo sin saber por qué. Niñ@s con los que nada parece
funcionar porque siempre están dispuestos a sacarte de las casillas. Sí, me
refiero a ese niñ@ que ya apuntaba maneras siendo un pequeño gruñón y
cascarrabias y ahora, unos años más tarde, te sigue poniendo peros a todo,
discutiendo por cualquier cosa y, sobre todo, queriendo que las cosas se hagan
a su manera sin tolerar un no por respuesta.
Si en esta pequeña descripción has visto reflejad@ a tu hij@
sabrás que tu trabajo como padre o madre es más intenso que el de esos otros
padres o madres que probablemente te rodean. Lo sabes porque lo vives en
primera persona, no es necesario que yo te lo diga, pero sí quiero decirte que
tu hijo va a desarrollar en tí habilidades parentales que jamás hubieras creído
desarrollar.
¿Qué podemos hacer los padres de esos niños provocadores?
Yo misma soy madre de un niño provocador, un niño
maravilloso, estupendo, inteligente y cariñoso pero provocador. Y creedme
cuando os digo que la tarea de educar a este tipo de niños provocadores nos
pone a prueba a diario. Cada día es una carrera de fondo, una maratón, un
sorteo de obstáculos donde no se trata de esquivar sus provocaciones sino más
bien de mantener firmes los límites que le hemos marcado y no caer en la
tentación de tirar la toalla.
Los niños provocadores y discutidores, esos que nos retan en
infinidad de ocasiones a lo largo del día, son niños más difíciles de educar
que otros porque tienen un carácter fuerte y poca capacidad de autocontrol
emocional. Los padres debemos aprender infinidad de estrategias, diariamente,
porque no siempre nos sirve la misma, para ayudar a nuestros niños provocadores
a invertir esa fuerza y carácter en algo positivo.
Niños provocadores, discutidores y a veces desafiantes. ¿Qué
hay detrás?
Los padres de este tipo de niños provocadores nos
preguntamos día sí día también en qué hemos fallado. Qué es lo que podemos
hacer. Cuándo terminará esta fase de provocación constante. Pero lo realmente
importante en realidad es descubrir qué hay detrás de esos niños provocadores,
qué es lo que les hace estar así.
A menudo esa provocación, esa discusión, esa necesidad de
autoafirmación no es otra cosa que la necesidad de no sentirse solos. Estos
niños necesitan que les atendamos. Nos están llamando la atención porque se
sienten desplazados, solos, abandonados. Aunque la realidad sea otra, aunque
creamos que les estamos atendiendo y dando todo el amor que somos capaces de
dar, ellos se sienten solos y necesitan atención. Su forma de comunicarnos esa
necesidad es la provocación.
Detrás de estas provocaciones encontramos también muy a
menudo una dificultad enorme para aceptar la frustración. Encontramos enfado,
tristeza, desánimo e incluso una baja autoestima, …
Niños provocadores, cómo ayudarles
Los niños provocadores necesitan padres firmes y fuertes,
que no decaigan en su intento de educarles.
Necesitan nuestra atención, amor incondicional y paciencia
infinita.
Necesitan límites claros, padres coherentes, consistentes y
comprometidos con ellos.
Nuestro compromiso como padres es precisamente ser su guía y
acompañarles emocionalmente.
Nuestro compromiso es dotarles de las herramientas
necesarias para hacer frente a la frustración, la rabia, la tristeza, o la
impotencia.
Nuestro compromiso es prepararles para el camino y no
preparar el camino para ellos.
Necesitan que les entrenemos a tener paciencia .
Necesitan sentirse escuchados, entendidos y comprendidos.
…
A veces la mejor de las soluciones es sencillamente sentarse
y escuchar activamente. Porque cuando nos sentamos y escuchamos para
comprenderles estamos cerca de ellos y les valoramos como personas.