Verdade verdadeira


Saber estudar: guía para pais

Un bo recurso para nais e pais. Preme na imaxe para ir ao sitio.



¿Que é a sabiduría?

Unha mensaxe de José Luis Sampedro, que ben poderiamos compartir cos nosos fillos.


Una docena de beneficios que el deporte tiene para los niños



Hace años un amigo me dijo que el deporte debería de ser integrado en nuestra vida como hábito diario al igual que comer o ducharnos, convertirse en algo que ni siquiera nos tuviéramos que plantear si hacer o no. Fue una de esas afirmaciones que se dicen de pasada, sin darles importancia, pero que al que escucha le dejan huella. Yo lo he tenido desde entonces siempre muy presente y también se lo estamos inculcando a nuestros hijos desde que han sido pequeños. Como padres siempre hemos tenido claro que tras tantas horas en el colegio los niños necesitan desfogarse y liberar su mente y qué mejor que hacer deporte para ello. Además, con la experiencia nos estamos dando cuenta de que el ejercicio en los niños y en los adolescentes tiene aún muchas más virtudes de las que imaginábamos.
Hay muchos tipos de deporte, de equipo, individuales, de competición, muy aeróbicos y menos, que requieren mucha coordinación, o fuerza, muy exigentes, más relajados… Tantos y tan variados que cada niño puede encontrar su deporte ideal. Sin duda merece la pena ayudarles y poner todos los medios para que lo practiquen desde pequeños porque el deporte:

1. Es bueno para la salud

Estamos hasta cansados de oír en todos los medios y a todas horas los grandes beneficios que tiene la práctica de deporte para el buen funcionamiento de los órganos del cuerpo. En los niños además favorece el crecimiento de los huesos y los músculos. Si nuestros niños crecen percibiendo el deporte como algo natural en su rutina es más fácil que como adultos continúen haciéndolo y que mantengan así un estilo de vida saludable.

2. Contribuye a prevenir el sobrepeso

Los hábitos alimenticios han cambiado y cada vez somos más sedentarios, tanto los adultos como los niños. Entre los compañeros de nuestros hijos podemos observar que cada vez hay más casos de sobrepeso e incluso de obesidad. El deporte, junto con una alimentación sana, claro, ayuda a que los niños se mantengan en un peso saludable y a que se encuentren contentos y a gusto con su cuerpo.

3. Ayuda a que se pongan menos enfermos

Aunque no puedo demostrarlo de forma científica y la estadística de la que dispongo tampoco sería representativa, estoy convencida de que los niños que nadan, que corren, que sudan y se esfuerzan tienen el sistema inmunitario más fuerte, lo que hace que no cojan tantas enfermedades y que los pequeños catarros pasen desapercibidos. Es una intuición y no sé si habrá publicaciones al respecto, pero se podría hacer un estudio de si existe correlación entre el número de días que faltan al colegio por enfermedad y el deporte que hacen. Yo apuesto a que sí la hay.

4. Hace que coman y duerman mejor

Correr, patinar, bailar, jugar al fútbol o cualquier otra disciplina deportiva desgasta físicamente y hace que los niños tengan más apetito. Y cuando se come con ganas es más fácil que acepten los alimentos sanos aunque no sean los que más les gusten. Además, como el ejercicio les deja cansados y relajados, se duermen rápido y es muy probable que lo hagan de tirón.

5. Ayuda forjar la disciplina y el espíritu de sacrificio

Por mucho que les guste la gimnasia rítmica, nadar o jugar al baloncesto, no hay duda de que va a haber días que no les va a apetecer y que van a preferir quedarse en el parque o en el sofá. Pero saben que tienen establecido un compromiso con su equipo, con su entrenador o con ellos mismos y deben ser capaces de vencer esa pereza inicial. Una vez puestos en marcha, siempre compensa.

6. Mejora la autoestima

Cualquier deporte mejora las habilidades motoras y la coordinación, que son de utilidad en toda actividad física. Defenderse e incluso destacar en las clases de gimnasia, ser hábil y rápido en los juegos con los amigos y tener fondo cuando se sube al monte o se hace una excursión en grupo hace que nuestros niños se sientan seguros y satisfechos con ellos mismos. En muchos casos resulta un medio muy útil para superar la timidez y abrirse a los demás.

7. Enseña a ganar y a perder

El entrenamiento de la mayoría de los deportes se complementa con competiciones los fines de semana, ya sea a nivel escolar o federado. Y cada partido, carrera o campeonato es una pequeña lección de vida. Los niños se esfuerzan, dan lo mejor de sí mismos y a veces les sale bien y otras no. Llevar el éxito con elegancia y sencillez no es fácil y perder con dignidad y sobrellevar la decepción con entereza, tampoco. El deporte de competición ofrece la oportunidad de aprender tanto a ganar y como a perder.

8. Permite aprender a cooperar y a trabajar en equipo

Cuando se forma parte de un equipo muchas veces los niños tienen que olvidarse de ellos mismos y pensar en su compañeros por el bien del grupo. Cuesta, claro que cuesta, pero vivimos en sociedad y a través del deporte pueden aprender a animar a sus compañeros, a ayudarse mutuamente para lograr un objetivo y a buscar un equilibrio entre la rivalidad que sienten y la amistad que les une.

9. Te prepara para competir

Salir delante de unos jueces que te han de puntuar, esperar concentrado a que se dé la señal de salida, trabajar duro dando lo mejor de uno mismo y esforzarse por superar al contrario es una parte intrínseca de muchos deportes y también un entrenamiento para otras facetas de la vida a las que inevitablemente tendrán que enfrentarse en el futuro.

10. Produce bienestar

Todos aquellos que hacen ejercicio han experimentado el placer inmediato que proporciona. Los niños que realizan una actividad física también liberan endorfinas que hacen que se sientan vitales, alegres y con energía y ganas para abordar otra actividades.

11. Incrementa el rendimiento escolar

El deporte practicado desde una edad temprana ayuda al desarrollo del cerebro. Se ha demostrado que contribuye a mejorar las capacidades cognitivas, a aumentar la memoria, la atención y la toma de decisiones.

Además, al tener menos tiempo por las tardes para hacer sus tareas escolares, los niños que están comprometidos con un deporte se ven obligados a organizarse y aprenden a trabajar de forma más eficaz aprovechando mejor sus ratos libres.

12. Sirve para hacer buenos amigos

Si tienen creado un vínculo fuerte con el deporte, especialmente cuando entran en la adolescencia, es muy probable que sus compañeros de equipo o de otros equipos se conviertan en sus mejores amigos. Con ellos tienen en común algo que ha pasado a formar parte de su identidad.


Y seguro que se podrían proponer muchas más bondades del deporte para los niños, pero a mí se me ocurre una número 13 que tendría como protagonistas a los padres, ya que durante las actividades de sus hijos pueden aprovechar, por qué no, para hacer ellos también ejercicio. Está claro que los niños, a medida que van creciendo, aprecian y valoran cada vez más lo que viven y ven en casa. Y no hay mejor forma de enseñar que con el propio ejemplo.


    Sobre Naia Pereda

Doctora en Ciencias Físicas por la UPV/EHU. Físico médico en el hospital de Basurto de Bilbao. Le gusta estar con sus cuatro niños, correr, nadar, escribir y muchas otras cosas.

“Republicado con permiso, cortesía de Unadocenade.com”.

    Una docena de capacidades naturales que tienen los niños TDAH



    Cuanto más avanza la ciencia, más se complica eso de poner límites a la normalidad en el aprendizaje. Hace unos 10 años, el término neurodiversidad llegó para revolucionar la concepción tradicional del patrón neurofuncional y para ampliar su espectro.

    Uno de estos científicos es Thomas Amstrong. Autor de libros como El poder de la Neurodiversidad, Amstrong es uno de los defensores de las capacidades especiales que tienen determinados individuos con trastornos de aprendizaje, entre ellos los TDAH. Defiende que los patrones de pensamiento diferentes que tienen estas personas son imprescindibles para construir una sociedad más rica y plural.
    Aceptar esta realidad es un hecho vital para nuestra supervivencia como especie, tanto como la biodiversidad que cuidamos en la naturaleza.
    El llamado Trastorno de Déficit de Atención (con o sin Hiperactividad) se fundamenta en una serie de diferencias biológicas que afectan a un par de neurotransmisores y a la conexión entre lóbulos prefrontales y neocórtex.

    No voy a hablar de las dificultades que origina a quienes la padecen, ni de las etiquetas, ni de los  límites que se les imponen, porque sobre eso encontrarás multitud de bibliografía. Demasiada, contradictoria en algunos casos y de un determinismo abrumador.
    ¿Te has planteado alguna vez cómo se siente un niño al que se etiqueta con un trastorno cargado de limitaciones desde su más tierna infancia?
    Yo lo se muy bien. Por eso escribo este post. Aunque me he documentado durante años, no pretendo escribir un artículo científico, sino un texto escrito desde el corazón de una madre y persona con TDAH.

    En realidad tener TDAH es como llevar gafas. ¿Una discapacidad o una circunstancia? No es algo que determine el éxito o el fracaso. Ni algo que te haga malo o bueno. Lo que sí es determinante es el enfoque desde el que lo abordas, cómo utilizas tus capacidades, que son muchas y como lidias con las etiquetas que traten de limitar tu desarrollo.

    1. Superación

    

Dicen que estos niños tienen menos tolerancia a la frustración, pero por eso llegarán a tener más ocasiones para aprender estrategias con las que gestionarla e ir superando las situaciones difíciles que la vida les pondrá por delante. Hay que confiar en ellos y proporcionar oportunidades para que aprendan lo valiosos que son.
    Todo niño necesita aprender a conocerse, a sacar partido de sus capacidades y a buscar estrategias para compensar sus puntos débiles.

    2. Espontaneidad

    

Dicen que son impulsivos, pero en realidad son espontáneos. Es importante cuidar el modo es que usamos las palabras, sobre todo cuando nos dirigimos a los niños, porque la forma en la que los catalogamos influye en su auto-concepto. Ahí es, precisamente, donde el entorno, sin querer, puede dañarlos y frenar su potencial.


    La espontaneidad es una cualidad positiva propia de mentes creativas, abiertas y aniñadas.

    3. Concentración incidental

    

¿Qué os parece si os digo que son muy buenos prestando atención? No me lo estoy inventando, no: la biología les ha dotado de un cerebro especialmente bueno para un estilo de concentración diferente del que se entrena en las escuelas. Se llama atención errática y es una especie de “atención cazadora” que les capacita para percibir muchas cosas en un corto espacio de tiempo; y es que estos maravillosos niños se fijan en detalles que otros ni vemos.
    Mientras los “buenos estudiantes” aprenden los detalles de la fotosíntesis, los chicos con TDAH miran por la ventana preguntándose si funcionará en un día nublado” – Lara Hons-Webb “The Gift of ADHD”. 


    Como tienen más interés por el conjunto que por las partes, la atención centrada en la tarea -es decir, la sostenida en acontecimientos repetitivos- les resulta más complicada. Esta es la clase de atención que se valora en las aulas.
    

4. Hiperconcentración
    

Tienen una asombrosa capacidad para concentrarse en situaciones de alto estímulo y son capaces de lograr un rendimiento extraordinario. El hiperfoco siempre se ha considerado un rasgo propio de mentes excepcionales. 

Para que se produzca la hiperconcentración deben darse dos condiciones: que la tarea guste y que esté estructurada, es decir, que tenga determinadas normas o implique la obtención de una recompensa. Así pueden fluir durante horas, concentrados sin esfuerzo en su “gran tarea”.
    ¿Sabías que muchas personas que han destacado en deportes, artes y ciencias tenían un cerebro TDAH? ¡Es que tenéis un don maravilloso!

    5. Capacidad de adaptación

    

La planificación y la organización es todo un reto para ellos. Ahí os doy la razón. En cualquier caso, nada que no pueda resolver una agenda y un aprendizaje de estrategias; pero incluso esto tiene un lado positivo.
    Como están tan acostumbrados a adaptarse al desorden son estupendos para afrontar cambios bruscos en su entorno (de trabajo, residencia, viajes o crisis).
    

Así, como adultos, van a destacar por su capacidad para reconstruir su equilibrio y crear nuevos entornos favorables.
    

Biológicamente, esa capacidad se basa en la rapidez con la que establecen nuevas conexiones neuronales, algo que tienen muy entrenado gracias a la atención incidental, y que les hace desarrollar una excelente percepción y una capacidad innata para encontrar soluciones innovadoras en cualquier escenario. 

    6. Buscadores natos

    

Recientes estudios neurológicos hablan de que el cerebro TDAH puede ser incluso una ventaja evolutiva. Por lo visto, hay un gen hereditario que afecta a la regulación de la dopamina y que se debe a la mutación de un alelo de gen 7 (DRD4). Lo llaman el gen de la novedad, y dota a sus portadores de una capacidad innata para la innovación.
    
En su eterna búsqueda, parecen vivir con cierta dispersión e irregularidad, incluso pueden resultar caóticos a los ojos de personas no TDAH. Pero, como tantas veces, las apariencias engañan. 

A medida que se conocen a si mismos y aprenden a gestionar sus capacidades, van creando determinadas estructuras en su vida. Amstrong lo llama “nichos en los que disponer de un cierto orden para poder concentrarse y dedicarse a lo que les apasiona”.

    Que necesiten cierto orden no implica que les guste llevar una vida aburrida o monótona. Todo lo contrario, les gusta aprender, viajar, experimentar y buscarán entornos, personales y profesionales, donde desarrollarese amor por lo nuevo, por el cambio y por los retos. Se me ocurren muchas profesiones para estos innovadores natos ¿y a ti?

    7. Memoria visual

    

Tienen una especie de mapa dibujado en sus cabecitas de los lugares y las cosas que han visto y sorprenden con frecuencia recordando detalles y sitios inesperados. Su memoria visual, en general, supera a la auditiva; por eso, escribir les ayuda a recordar más que recibir instrucciones verbales.

    8. Creativos natos

    Todas las papeletas para destacar en profesiones creativas las llevan “de serie”: una mente integradora, rapidez de pensamiento, atención cazadora, el gen de la novedad… Por si esto fuera poco, resulta que con el tiempo sus cerebros desarrollan un número mayor de conexiones neuronales interhemisferiales, lo que configura su habilidad fisiológica natural para al pensamiento divergente.

    Pero, aunque tengan aptitudes para la creación visual o científica, a lo largo de su formación académica van a encontrar un sistema poco orientado a potenciar sus habilidades.

 Por ejemplo, no son especialmente diestros con la motricidad fina y con frecuencia no se les estimula a dibujar, aunque tengan una gran imaginación visual y una gran habilidad para conceptualizar. En ciencias les cuesta un poco más el cálculo, pero en un entorno de aprendizaje divertido, podrían aplicar su extraordinaria capacidad asociativa a la investigación.
    Estimulando adecuadamente a los TDAH, la sociedad disfrutaría de más científicos capaces de grandes logros.

    9. Niños eternos

    

La neotenia es la capacidad de mantenerse joven. La biología del desarrollo destaca como cualidad la pervivencia del niño que llevamos dentro y  antropólogos tan prestigiosos como Ashley Montagu sugieren que es un indicio de un cerebro evolucionado.

 La neotenia se manifiesta tanto en el plano físico como en el mental. Por eso son ingeniosos, divertidos, juguetones y tienen un extraordinario sentido del humor, incluso de adultos.
    Cuanto más evolucionada es una especie, más probable es que haya elementos infantiles en la edad adulta – Ashley Montagu.

    10. Estabilidad mental

    

Como se adaptan de forma natural al entorno aprenden a modularse y hacerse emocionalmente resistentes. Su flexibilidad mental ejerce una influencia positiva que les predispone a ser adultos emocionalmente equilibrados.
    
Además, cuentan con algo más para superar los vaivenes de la vida: un sentido del humor capaz de convertir en divertida anécdota cualquier cosa que les suceda por mala que sea. Esto no significa que, ante una situación difícil eludan el proceso de duelo, en absoluto, pero sí les hace más resistentes y hábiles para lograr la recuperación.

    11. Vitalidad y energía

    

Estas personas llenas de energía y ganas de aprender necesitan una vida con estímulos físicos e intelectuales. Si se les proporciona movimiento, contacto con la naturaleza y una forma de aprendizaje más interactiva y divertida sus resultados académicos pueden ser tan brillantes como los de cualquiera.

    12. Empatía
     Se llama empatía “al sentimiento de participación afectiva de una persona en la realidad de otra”. Esta capacidad cognitiva es un factor de cohesión social vital para la supervivencia de nuestra especie. La empatía se estimula cuando los niños crecen en un ambiente de comprensión y afecto, y los TDAH tienen predisposición natural para la empatía. Su naturaleza es ser bondadosos, justos y solidarios en entornos colaborativos.

    Creo que la empatía es una de las capacidades menos valoradas de nuestro modelo social, y su ausencia ha contribuido a corromperlo y provocar la crisis de la civilización que actualmente vivimos.


    Para cerrar este post, os dejamos con una lista de genios con TDAH, porque todos necesitamos modelos positivos que nos inspiren y estos niños no van a ser menos.

    
Dedico este post a mi hijo y a todos los niños con TDAH.

    Nota de la autora: Algunos de los rasgos que describo no son compartidos por todos los niños pero sí por la mayoría. Este artículo está escrito con todo el respeto a los profesionales y basado en mi experiencia personal, la documentación que he ido consultando a lo largo de estos años y las aportaciones que han realizado expertos y personas con TDAH con las que he consultado.


     Sobre Nuria Carbó
    Comunicadora de profesión desde hace más de una década. Freelancer, por vocación. Licenciada en Publicidad - Relaciones Públicas y Bióloga. Aprendiz vocacional y curiosa, muy curiosa.




    Imagen cedida por la autora para ilustrar este artículo. 
    “Republicado con permiso, cortesía de Unadocenade.com”.

    El padre que creía que su hijo era Messi

    CARLOSPAJUELO (http://blogs.hoy.es/escuela-de-padres/)
    PUBLICADO CON LA AUTORIZACIÓN DEL AUTOR

    Cuando leemos en la prensa noticias como la que  nos cuenta cómo un padre, forofo, la ha emprendido a mamporros con niños que cometieron la desfachatez de hacerle una fea entrada a su hijo en un partido de fútbol de una liga de Infantiles, nos preguntamos por qué algunos padres hacen de sus hijos sus ilusiones.
    Yo a estos padres los llamo: el padre que creía que su hijo era Messi.
    El padre que cree que su hijo es Messi es un padre  que no para de decir que hace lo que hace porque quiere lo mejor para su hijo. Un padre que, desde bien temprano, cree descubrir que en ese niño, su hijo, hay algo especial y, desde ese momento siembra en su cabeza una semilla que no necesita ni de agua ni de sol para germinar, una semilla que solo precisa del deseo, de la ilusión cegadora, para multiplicarse.
    Un padre abnegado que dice que dejó todo lo suyo en pos de una excelencia en el hijo que solo él ve. Un padre que repite únicamente aquellas frases motivadoras que vayan en la línea de sus deseos e intereses. Un padre que cree ver en su hijo todas y cada una de las fortalezas que él, “por desgracia”, no tuvo la oportunidad de desarrollar.
    Un padre que achaca a la envidia, al rencor o a la simple ignorancia  la ceguera de los que le rodean. Un padre que termina apoderándose de la vida de su hijo privándole así de la posibilidad de construirse como persona.
    Sostiene  firmemente que un padre que busca la excelencia en su hijo no puede estar equivocado. Por esta razón, en esta búsqueda se convierte en entrenador de entrenadores, árbitro de árbitros, dueño de la verdad y el más insatisfecho de los críticos. Un padre que pierde la oportunidad de enseñar a jugar, a disfrutar jugando, de enseñar que ganar o perder es solo una parte más del juego, no es el juego.
    El padre que creía  que su hijo era Messi olvida y se le olvida trasmitir a su hijo que la maestra que le enseña, el médico que lo cura, el panadero que le hace su pan, el barrendero que limpia su calle, el músico que compuso sus canciones favoritas, el albañil que construyó  su casa, su vecino mecánico, sus amigos, sus rivales y tantas y tantos que le rodean, todos y cada uno de ellos tienen vidas tan importantes como Messi, que son tan necesarios, tan valiosos como Messi.
    Disfruta, enseña a disfrutar, a jugar, a relacionarse, a poner pasión y ganas, a esforzarse, 
    enseña a saber ganar y a saber perder. Disfruta con tus hijos pero sobre todo haz que ellos disfruten con su padre.

    Cinco cosas importantes que debemos enseñar a los hijos

    CARLOSPAJUELO (http://blogs.hoy.es/escuela-de-padres/)
    PUBLICADO CON LA AUTORIZACIÓN DEL AUTOR

    Algunas veces he escuchado a algunos padres decir “he fracasado como padre”, y esto lo dicen padres de niños, de adolescentes, padres de jóvenes y, a veces, hasta padres de adultos. Ante  esa afirmación siempre pregunto lo mismo: ¿por qué dices eso?  La respuesta, curiosamente,  suele incluir esta idea: “no he sabido inculcarle“.
    Este sentimiento de fracaso, además de restar confianza a los padres, sirve a menudo para culpabilizar a los hijos. Y el coctel “falta de confianza” más “culpabilización” genera resacas de larga, muy larga duración.
     La tarea de ser padres no es  construir hijos sino ayudar a que los hijos se construyan a sí mismos. Desde esta perspectiva, realmente ¿fracasan los padres?  La vida de nuestros hijos les pertenece a ellos, y los padres no podemos vivir la vida de nuestros hijos porque, si lo hiciéramos, quizás no se equivocaran, pero lo que es seguro es que los privaríamos de vivir su vidaque, por cierto, es una forma de ser desgraciado/a.
    El fracaso como padres, no reside en lo que nuestros hijos hacen, o dejan de hacer,  ni en lo que los padres olvidamos que hemos hecho. En todo caso, reside en no dejar que nuestros hijos sean los dueños de sus aciertos y de sus errores.
    Por otro lado, algunos padres vamos olvidando mientras nuestros hijos se van haciendo mayores las  cosas que les hemos enseñado con tanto esfuerzo y con tanto cariño en su infancia y adolescencia.  El olvido nos puede volver rígidos, incluso resentidos y el resentimiento conlleva el peligro  de “perdernos” la vida que nuestros hijos adultos  han decidido, libremente, vivir. Pero olvidar no es fracasar.

                ¿Y qué cosas son las que debemos enseñar a los hijos, y que los padres no debemos olvidar?

    1)  Les enseñamos a decir te quiero.  Querer es para toda la vida y se quiere a los hijos porque son nuestros hijos, y no por lo que hacen, ya que lo que hacen es parte de la vida de nuestros hijos: Su propia vida.  Nuestros hijos no son nuestras ilusiones ni nuestras metas.  Escuchar a adolescentes decir que se sienten mal porque no han sido capaces de satisfacer las expectativas que sus padres tenían depositados en ellos es algo habitual en estos días de búsqueda de nota media en la cercana Selectividad.

    2)  Les enseñamos el valor que tiene guiar. Los guiamos  cuando son pequeños y, cuando son adultos, nuestra  luz sigue ahí dispuesta a guiar.  Los padres somos faros, no para evitar que nuestros hijos se pierdan, sino porque sabemos que es posible que se puedan perder y, en ese momento,  es cuando más necesitan que nuestra luz brille. La luz dice dónde estamos los padres para que nuestros hijos siempre lo tengan en cuenta. No indica hacia dónde tienen que ir, porque el camino que escogimos los padres es sólo nuestro camino.

    3) Les enseñamos que los aceptamos tal y como son.  Nuestra  imperfección nos ayuda a ser comprensivos con las imperfecciones de los que nos rodean. Les apoyamos y confiamos en su capacidad para tomar decisiones en función de su edad. Confiamos en que educamos para que nuestros hijos sean capaces de vivir su vida y tomar sus propias decisiones.  Confiamos  en su capacidad para afrontar los reveses que, sin duda alguna, les acarreará tomar determinadas decisiones.

     4) Les enseñamos el valor del  respeto, respetando sus ideas, sus creencias. Respetar no es sinónimo de compartir. Aceptamos y valoramos que nuestros hijos piensen, aunque sea de forma diferente a nosotros, o que tengan creencias y gustos diferentes a las nuestros.  Las parejas de nuestros hijos, sus creencias, sus opciones políticas no deberían de ser nunca una frontera.

     5) Les enseñamos la disponibilidad que los padres tenemos siempre para nuestros hijos, que siempre seremos menos rencorosos, siempre tendremos los brazos abiertos, que no nos cansaremos de dar pasos que nos acerquen a ellos, que aceptamos, por ser padres, que nos corresponde siempre la tarea de construir puentes.

     La vida es fugaz, los hijos nos gastan las hojas del calendario a un ritmo vertiginoso. ¿De verdad crees que has fracasado como padre? ¿No será que has olvidado todo lo que les has enseñado?

    Redes: aprendiendo a ser padres

    La relación entre padres e hijos en los primeros años de vida de los niños tiene una importancia fundamental. La ciencia aporta nuevas pistas para una educación más emocional y más provechosa de los niños. Eduardo Punset visitó a Jay Belsky, psicólogo experto en el desarrollo del niño y en las relaciones de familia, para discutir sobre estos temas.


    Algunhas guías interesantes

    Conflictos familiares


    Guía editada pola CEAPA (Confederación española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos) que se centra en como resolver e afrontar os conflictos no seo da familia, sendo estes inevitables.

    Para máis información, preme na seguinte imaxe:





    Déficit de atención

    Prodúcese cando a conectividade entre áreas do cerebro fallan e pode ser a causante do fracaso escolar do neno.
    Os seus síntomas son doados de detectar: facilidade para distraerse, incapacidade para realizar tarefas sinxelas que perfectamente saber facer, facilidade para entreterse con cousas pequenas... É o trastorno por déficit de atención (TDH).

    Para máis información, preme na seguinte imaxe:

    (Publicado coa autorización dos seus autores).




    Os fillos e fillas fronte as drogas

    Unha guía que pretende axudarvos a protexer aos vosos fillos/as adolescente fronte as drogas. Nela atoparedes información sobre o fenómeno das drogas, orientacións para favorecer a prevención dende a familia, ferramentas para detectar posibles signos de alarma e, se fora o caso, estratexias para afrontar o consumo de drogas.

    Para máis información, preme na seguinte imaxe:






    Pais separados

    Para axudar aos pais nesta situación, ás veces difícil, aquí tedes unha guía realizada polo Goberno de Aragón, na que se pretende ofrecer unha serie de pautas ou consellos prácticos sobre como manexar e reducir os efectos desta circunstancia nos fillos, buscar solucións aos problemas que se plantexan en relación con eles e resolver todas as dúbidas que a nova situación lles pode xerar.

    Para máis información, preme na seguinte imaxe:




    Palabras al viento

    “Palabras al viento" es un documental sobre la dislexia,  un trastorno que afecta a más del 4% de la población española, causa de gran parte del fracaso escolar y de algunos problemas en el desarrollo laboral y personal.
    En España, la dislexia todavía es una gran desconocida y está insuficientemente tratada en las aulas. Su atención desde el sistema de salud público es casi inexistente. Los padres de los niños que padecen dislexia tienen que recurrir, con sus propios medios, a los tratamientos privados para intentar que la vida escolar de sus hijos no se vuelva una pesadilla.
    La lectura y la escritura son la herramienta básica en la enseñanza. Y los disléxicos, por una alteración neurológica, son incapaces de asociar correctamente el sonido con el grafismo de las letras y aprender al ritmo de sus compañeros.
    Científicos, deportistas, artistas y genios creativos que han marcado nuestra historia fueron disléxicos que, evidentemente, superaron su incapacidad si es que no fueron brillantes gracias a ella. Albert Einstein, Thomas Edison, Picasso, Magic Johnson o John Lennon tuvieron que vivir con la dislexia.
    La dislexia no se cura. Como explican distintos especialistas en Palabras al viento, se corrige o se reconduce mediante otro sistema pedagógico que utilice los puntos fuertes del disléxico, trabajando con todos los sentidos, explicándole las cosas en lugar de hacérselas leer y enseñándole técnicas adecuadas a sus capacidades para afrontar el texto escrito.
    La Ley Orgánica de Educación reconoce que la dislexia requiere una atención educativa específica y abre las puertas a su tratamiento en las aulas. Pero la falta de información y de profesores especializados dificulta la detección del problema.
    Palabras al viento hace un recorrido por distintas experiencias que conviven en España: desde la comunidad balear, donde se han conseguido grandes avances y un reconocimiento legislativo; pasando por el Colegio El Brot, en Barcelona, el único centro de España especializado en disléxicos; o la situación en Madrid, donde la escuela y el sistema sanitario se pasan mutuamente la responsabilidad.
    Niños y niñas que sufren dislexia narran, con sus familias, las dificultades que encuentran para que su trastorno sea comprendido. También adultos que conviven con su dislexia, como el actor Gabino Diego o el escritor Boris Izaguirre, cuentan cómo han logrado sortear sus dificultades y tener un desarrollo profesional pleno en sus respectivas disciplinas.
    En una sociedad como la nuestra, donde leer y escribir ya no sólo es un derecho sino un deber, la dislexia implica graves dificultades en el desarrollo a todos los niveles de quienes la padecen.


    Podéis ver este documental pulsando en la siguiente imagen:


    La dislexia

    Artículo publicado con autorización de su autora, Amparo Calandín ( Psicóloga infantil y juvenil). Extraído de su página:

    La dislexia

    La dislexia es una deficiencia de la lectura, la escritura y el aprendizaje. Su causa es una alteración de las zonas cerebrales que controlan el lenguaje. Afecta a un 5% de los niños de 7 a 9 años, sobre todo varones. Se le atribuye una base genética y no está relacionada con su inteligencia.
    Las manifestaciones de la dislexia son muy variadas y dependerán de la intensidad del trastorno y de la edad del niño, porque se pueden afectar funciones relacionadas con la memoria, el vocabulario, las áreas motrices y el habla. Sin embargo, se cree que la dislexia no está relacionada con la inteligencia del niño, aunque en la etapa preescolar se pueden observar las deficiencias significativas en el lenguaje, la motricidad, la percepción y la falta de madurez en general.

    ¿Qué es lo que origina la dislexia?

    La dislexia es el efecto de múltiples causas, que pueden agruparse entre dos polos. De una parte los factores neurofisiológicos, por una maduración más lenta del sistema nervioso y de otra los conflictos psíquicos, provocados por las presiones y tensiones del ambiente en que se desenvuelve el niño.
    El cerebro humano está formado por dos hemisferios (mitades), derecho e izquierdo, que se comunican entre sí. Cada hemisferio está especializado en ciertas funciones como ya vimos hace unas semanas. El hemisferio izquierdo se ocupa de los procesos del lenguaje, mientras que el derecho se especializa en la información visual y espacial. Además, como comentamos,no trabajan exactamente del mismo modo, sino que el hemisferio izquierdo procesa la información secuencialmente, es decir, unos datos tras otros, mientras que el derecho lo hace simultáneamente,ya que procesa muchos datos a la vez. Al leer, se combinan los dos tipos de estrategias en el manejo de la información por ambos hemisferios. Pero en los niños disléxicos, se produce una disfunción en el hemisferio izquierdo y se ve afectada la velocidad de procesamiento de la información, lo que incapacita al niño para procesar cambios rápidos de estímulos o sucesiones, tanto en el área visual como auditiva.

    Estos factores llevan a la formación de grupos de problemas fundamentales, que se encuentran en la mayor parte de los trastornos del disléxico, cuya gravedad e interdependencia es distinta en cada individuo.

    La dislexia en los niños

    La dislexia no se cura sólo con el paso del tiempo, es preciso un diagnóstico temprano para ayudar al niño adecuadamente. Por ello, los padres y los educadores no deben dudar en consultar al pediatra ante las primeras sospechas de dislexia
    Estos niños/as presentan grandes dificultades en la lecto-escritura:
    - Lectura lenta, trabajosa y cargada de errores.
    - Deficiente ortografía en los textos o dictados.
    - Uniones o separaciones incorrectas de palabras.
    - Dificultades en la automatización de aprendizajes y memorización (aprende algo y, al poco tiempo, lo olvida).
    Además, le cuesta realizar con éxito las actividades donde es necesario aplicar varias habilidades como redacciones en las que ha de prestar atención a la ortografía, signos de puntuación, organización de ideas...
    La dislexia no se manifiesta de la misma manera ni con la misma intensidad en cada niño.

    ¿Cómo puedo ayudar a mi hijo?

    Un niño que presenta dislexia tiene necesidad de:
    -Una evaluación temprana de sus dificultades realizada por el psicólogo o departamento de orientación escolar.
    -Un programa de refuerzo o adaptación curricular centrado en las tareas de leer y escribir
    -Un apoyo escolar, preferiblemente individual y especializado.
    -La coordinación entre otros servicios (sanitarios, educativos...)
    -Mucha colaboración familiar
    El tratamiento de los problemas lectores debe centrarse en la recuperación del mecanismo que funciona deficientemente, por lo que el planteamiento terapéutico ha de ser obligatoriamente individual.

    Estrategias generales de apoyo

    Busca ayuda de profesionales cualificados para sentirte seguro y saber en qué situación se encuentra tu hijo.
    Intenta hacer de tu hogar un lugar sereno y confortable: para el niño puede resultar desalentador sufrir dislexia.
    Procure que tu hijo destaque en alguna otra actividad, ya sea deporte, música, dibujo..., muéstrale que puede tener éxito en otra faceta de su vida, esto hará que aumente su autoestima.
    Nunca hables de sus dificultades o fracasos, sin incluirlo en la conversación y sin pedirle su opinión.
    Elogia siempre sus puntos fuertes e insiste en sus habilidades particulares.
    Recuerda que tu hijo necesita, como todos los demás, sentir amor, aceptación, protección, disciplina y libertad para poder crecer y aprender feliz y así afrontar su dificultad.

    Habla con tu hijo de su problema y escucha sus propuestas y decisiones.