Terrores nocturnos en nenos

Republicado con autorización de: https://www.educapeques.com



Terrores nocturnos: Nuestra hija se ha despertado varias noches  gritando y llorando, y cuando le hablamos parece que no nos atiende, después se queda dormida de nuevo. Estamos alarmados ¿Qué le puede ocurrir?
Lo que su hija ha vivido en esas situaciones es un fenómeno que hemos explicado que se llama “terrores nocturnos”.

¿Qué son los terrores nocturnos?

Cuando dormimos, el sujeto atraviesa diferentes fases dentro del sueño. La mayoría de los sueños (y las pesadillas) se presentan mientras el organismo transita por una fase llamada REM. Por el contrario el terror nocturno no ocurre durante esta etapa, más bien sucede en el paso de una fase del sueño a otra: Fase REM a fase no REM

El terror nocturno se asocia más a una reacción de miedo súbita.

A menudo este terror aparece a las 2 o 3 horas desde que el niño se durmió. Este es el momento preciso en el que su cerebro pasa de una fase profunda del sueño a otra menos profunda.

No se debe confundir pesadillas y terrores nocturnos, a continuación vamos a ver las diferencias entre ellas

Diferencias entre pesadillas y terrores nocturnos

Aunque parecen a simple vista parecidos, hay notables diferencias entre las pesadillas y terrores nocturnos.

  • Intensidad. El terror nocturno es una pesadilla de gran intensidad, los terrores nocturnos son mas angustiosos y espectaculares, con frecuencia los niños se despiertan gritando y llorando, alterando y preocupando de este modo a los adultos presentes. En cambio las pesadillas solo requieren de una cierta comprensión y afecto de sus padres, con frecuencia se quedan dormidos en nuestro regazo o cerca nuestro tras explicarles que “sólo se ha tratado de una pesadilla”.
  • Frecuencia. Los terrores nocturnos suelen, en la mayoría de los casos, presentarse de forma aislada o presentarse de manera recurrente pero desaparecer poco a poco. En cambio las pesadillas se presentan en cualquier momento de nuestra vida, incluso de adolescentes o mayores.
  • Horario. Los terrores nocturnos suelen aparecen al poco de quedarse dormidos, normalmente antes de las 2 de la madrugada, justo en el cambio de fase de sueño (Fase REM)
  •  Por último podemos decir que en los terrores nocturnos el niño es difícil de despertar y calmar, suelen despertarse con taquicardias, bañado en sudor, desorientado y no consigue explicar que es lo que le ha pasado.

Una de las diferencias principales entre pesadillas y terrores nocturnos es que, por la mañana el niño recuerda la pesadilla, mientras que luego de un episodio de terror nocturno el niño no tiene registro alguno de lo ocurrido.


Vamos a centramos en los terrores nocturnos infantiles

Síntomas frecuentes del terror nocturno

Este proceso con frecuencia es pausado y no debemos alterarnos ya que el niño lo suele controlar a la perfección. Pero en otras ocasiones él niño puede sentarse en la cama, gritar, su corazón se acelera, sufre taquicardias,  puede tener comportamientos alterados y acelerados, sudar, etc.

Terrores nocturnos causas

Los terrores nocturnos se producen por una hiperactividad del sistema nervioso central. Afecta sólo a un 6% de los niños.
La edad estadística en donde se han registrado episodios de terror nocturno es entre los 4 y los 12 años. No obstante se han hallado casos en niños de 12 meses.

Frecuentemente se presentan en niños con las siguientes características:
  • Fatiga o cansancio extremo.
  • Niños que han incorporado (por prescripción médica) algún tipo de medicamento nuevo.
  • Niños que se encontraban lejos de su casa o en sitio nuevo al momento de presentar el episodio de terror nocturno.

Con frecuencia los síntomas de este problema desaparecen sin intervención médica a medida que el sistema nervioso va madurando.

¿Cómo actuar frente al terror nocturno?

De todos modos existen algunas recomendaciones que como padres podemos seguir para evitar complicaciones futuras:

  • Durante un episodio de terror nocturno no despiertes a tu hijo. Estén junto a la niña mientras dura el episodio, procurando sobre todo que no se haga daño.
  • Aunque intenten consolarla lo más probable es que no os reconozca y los intentos de tranquilizarla sean en vano. Piensen que en realidad su hija está profundamente dormida.
  • No hagan esfuerzos por despertarla. Si lo hacen romperán un ciclo de sueño y se sentirá muy confusa.
  • Cuando termine el episodio, que puede durar de uno a diez minutos, déjenla dormir tranquilamente.
  • Si los episodios se repiten con cierta frecuencia, procuren que haga una siesta pequeña de una hora como máximo, para que no llegue tan cansada a la hora de dormir y el sueño no sea excesivamente profundo.
  • Intenta reducir el estrés por el que está atravesand0
  • Genera una rutina para él antes de dormir. Léele algún cuento o algo divertido que lo relajes
  • Establece horarios coherentes para que duerma y se levante, es decir, evita que trasnoche demasiado o que se levante muy tarde.
  • Deben tener en cuenta que es un fenómeno benigno, que no le produce ningún daño a su hija y del que no deben preocuparse en principio.


Capacidade de concentración según a idade dos nenos

Autoría: Celia Rodríguez Ruiz
Republicado con autorización de: https://www.educapeques.com

Capacidad de concentración: Muchos niños tienen falta de concentración cuando trabajan en una tarea durante un tiempo determinado. Esto afecta a su aprendizaje y su rendimiento académico, siendo un motivo de preocupación de familias y educadores.
La concentración es una habilidad necesaria para aprender y para ser efectivos en la realización de tareas pero, son muchos los interrogantes que nos surgen en relación a la concentración y los niños ¿Pueden los niños concentrarse? ¿Cuál es su capacidad de concentración? ¿Pueden concentrarse igual que un adulto?

La importancia de la concentración en niños

La concentración es la habilidad para centrar la atención en una cosa y mantenerla durante un tiempo determinado.

La concentración
 es imprescindible para la realización de tareas
 de manera efectiva y para el aprendizaje, 
si no prestamos atención a algo 
difícilmente podremos aprenderlo.

Es por ello que desarrollar la capacidad de concentración es muy importante para los niños, ya que garantiza su aprendizaje y es la clave para un rendimiento académico óptimo.

Capacidad de concentración: Por qué les cuesta concentrarse

La concentración es una habilidad que consiste en centrar la atención hacía una tarea o estimulo determinado. La concentración, por lo tanto requiere de habilidades para dirigir la atención y mantenerla durante un tiempo determinado.
La concentración requiere de un esfuerzo por parte del niño, ya que en el ambiente existen muchos estímulos que llaman la atención y ésta se desvía constantemente centrándose en los estímulos novedosos y llamativos que encuentra.
Esto es algo lógico y natural, el ser humano necesita atender a su ambiente para poder dar una repuesta ajustada. Sin embargo, cuando hay muchos estímulos estos pueden y suelen interferir en la capacidad de concentración y afectará al aprendizaje.

La concentración según la edad de los niños

La habilidad para concentrarnos es una habilidad compleja que requiere esfuerzo. Es importante comprender que la capacidad de concentración del niño, no será la misma que la de un adulto.
Los niños poco a poco irán desarrollando la capacidad de concentrarse, pero es importante saber cuánto tiempo puede estar concentrado un niño según su edad para no pedirle un sobreesfuerzo.
A menudo, las familias se preocupan por la capacidad de concentración del niño, pero para saber si realmente el niño tiene una dificultad o si le estamos exigiendo de más, es importante saber cuánto tiempo puede concentrarse.

Tabla de edad y tiempos de concentración



Conocer el tiempo de concentración de los niños según su edad nos puede ayudar a favorecer el desarrollo de la capacidad de atención, desde una perspectiva realista y ajustada a las capacidades del niño, sin sobre exigir. Si observamos la tabla, podemos comprobar que antes de los 10 años, el niño tiene dificultades para concentrarse más de una hora. Esto es algo normal y natural que no quiere decir que el niño tenga algún problema de concentración.


Como inflúe a lectura de contos no cerebro do bebé

Republicado con autorización de: https://www.educapeques.com



Si bien desde hace bastante tiempo se sabía que leer a los niños es positivo para el desarrollo del lenguaje, no se sabía precisamente a partir de qué edad los bebés tenían preparado su cerebro para que una narración en voz alta les ayudará en su desarrollo.
Según estudios recientes de neurología y neuro-imágenes se ha podido determinar que el cerebro de los niños a partir de los 6/7 meses comienza a reconocer nombres asociados con  personajes de cuentos infantiles. Por ejemplo, un niño reconoce mejor a “la vaca Juana” que simplemente el cuento de “La vaca”.
Otro estudio ha confirmado que cuando a los niños se les relata episodios como si fueran cuentos (variando el tono de la voz del relator) esto queda grabado con mayor facilidad en su memoria de largo plazo.
El relato del cuento con entonación, pausas y miradas favorece mucho más la formación del cerebro del bebé que un relato liso y llano de un cuento. De hecho, también esto favorece a niño ya que en una investigación ha podido determinar que niños que visitaban un museo durante una excursión podían luego recordar con más facilidad dicho recorrido si el relato de las docentes que les acompañaban tenía cierta entonación de cuento, rimas y miradas que aquellos niños que habían recibido una guía tradicional.

¿Qué es lo que ocurre cuando narramos a un bebé?

Cuando la narración es intencional y con carga de emociones se produce un efecto de sincronización en los hemisferios. Por otra parte, la razón por la que los niños reconocen y memorizan más a los personajes con nombres propios (la vaca Juana, por ejemplo) se relaciona con el pensamiento de los niños es concreto. Entonces, su tipo de memoria también es concreta asociando dicho personaje con ese nombre.
Para que la narración de cuentos en el cerebro de los bebés se fije con mayor facilidad y potencie sus beneficios, se recomienda narrar el mismo cuento durante varios días.
Los beneficios de narrar a un bebé alcanzan hasta el modo en que, de adultos, son capaces de resolver con mayor facilidad sus problemas emocionales: al quedar su cerebro estimulado al tipo de lectura emocional, se sabe  que los niños resuelven sus problemas como si  cada uno de estos se tratara de un cuento o un relato.

¿Qué otros beneficios tiene que los bebés escuchen cuentos con lectura emocional?
  • Capacidad para expresarse mejor
  • Desarrollo de habilidades sociales
  • Escucha activa
  • Mayor poder de comunicación
  • La narración versus la lectura

Se ha descubierto que es mucho más positivo que los niños escuchen una narración a que escuchen una lectura. También es muy beneficioso narrar cuentos con imágenes pero estas deben ser lo más sencillas posible, suaves, etc.
A partir de los tres años se aconseja el tipo de cuentos con temáticas donde el niño pueda superar miedos como “Hansel y Gretel” o “Caperucita y el lobo”.
Los horarios de las narraciones
Antes de ir a dormir todo niño desea la narración de un cuento. Es favorable que escojamos cuentos que tengan una bonita imagen en la parte final para que la memoria retenga dicha imagen y la procese de manera positiva en la psiquis del niño antes de dormir.

Ventaxas e desventaxas de ser zurdo ou diestro

Autoría: María Eugenia Daney 
Republicado con autorización de: https://www.escuelaenlanube.com


Ventajas y desventajas de ser zurdo o diestro
Actualmente todos sabemos que un niño puede ser zurdo o diestro. No obstante, hace 50 años atrás se obligaba a que los niños escribieran con la mano derecha, es decir, se les obligaba a que fuesen niños diestros. Esto, claro está, se hacía puesto que se consideraba que los niños zurdos tenían una enfermedad. Gracias al estudio del cerebro se puede afirmar en el presente que los zurdos tienen una configuración del cerebro distinto pero que de ningún modo se trata de una enfermedad o malformación.

Los zurdos de nacimiento

Todos los niños nacen siendo o diestros o zurdos. Esto sucede por una configuración cerebral que se forma antes del nacimiento. Por tanto, hoy se consideraría una aberración el hecho de no permitir que los niños zurdos escriben con dicha mano.

El porcentaje de la población mundial que es zurda es entre un 5% y un 10% de la población mundial, siendo más cantidad en hombres que en mujeres.

Hipótesis

Existe una hipótesis que sostiene que los nacimientos de niños zurdos se deben a un nivel mayormente elevado de testosterona en la madre durante el embarazo del niño. De hecho, dicha teoría también arroja datos sobre los se dice que, “existe un mayor porcentaje de niños o personas jóvenes zurdas que de personas mayores zurdas”. No obstante, esto también puede deberse a que en el pasado (y como se dijo más arriba) un niño zurdo se consideraba como una anormalidad o deformación y, por esa razón, se les obligaba a los niños a ser diestros disminuyendo notablemente el porcentaje pro obligación escolar.

Los hemisferios cerebrales

El cuerpo humano está regido por dos hemisferios: el hemisferio derecho y el hemisferio izquierdo. Entre ambos hemisferios se ubica una cisura inter-hemisférica que atraviesa de manera longitudinal el cerebro. Cada hemisferio tiene funciones diferentes aunque ambos se conectan (por esta cisura) y complementan.
 El hemisferio izquierdo se encarga de regular cuestiones asociadas con la parte lógica, matemáticas, lengua, escritura, parte motriz, etc. Los test de inteligencia tradicional miden básicamente la actividad que se lleva a cabo en este hemisferio.
 Por el contrario, el hemisferio derecho tiene un modo distinto de procesar la información. Este es un hemisferio que debe integrar la información (especialmente el lóbulo parietal derecho); se encarga de procesar facultades viso-espaciales no verbales, sentimientos, habilidades artísticas, etc.
 El cuerpo humano está regulado de manera cruzada en cuanto a los hemisferios. Así, el hemisferio derecho rige y controla el lado izquierdo del cuerpo y el hemisferio izquierdo rige y controla mayormente el lado derecho del cuerpo.

 ¿Cuáles son las ventajas o desventajas de ser zurdo o diestro?

Un niño diestro, (es decir que escribe con su mano derecha) tiene un desarrollo superior o dominancia de las funciones que controla y coordina el hemisferio izquierdo, es decir la parte lógica, matemática y racional.
 Por el contrario, un niño zurdo (es decir que escribe con su mano izquierda) tiene mayor desarrollo o dominancia del hemisferio derecho. Así, un niño zurdo puede tener más contacto con su creatividad, concepción viso-espacial, etc.


Otras ventajas de los zurdos

  • Mejor memoria que los diestros.
  • Combaten mejor mano a mano.
  • Son más veloces mentalmente porque tienen el cuerpo calloso de mayor tamaño que los diestros.
  • Mayor facilidad para aprender a conducir.
  • Son mejores en deportes de interacción como el fútbol, el boxeo, el tenis, etc.
  • Mejor manejo de la oratoria
  • Mejor manejo del bolígrafo con fines estéticos


Otras desventajas de los zurdos

  • Son propensos a desarrollar artritis de adultos.
  • Las mujeres zurdas pueden tener un mayor porcentaje de contraer cáncer de mamas premenstrual.
  • Tienen una gran dificultad para escribir ya que los bancos y pupitres escolares están diseñados para niños diestros (en la mayoría de los casos).


Otras ventajas de los diestros

  • Tienen ventaja en la escritura (todas las lenguas excepto aquellas donde la escrituraes de derecha a izquierda)
  • Mejor control motor de los pies.


Otras desventajas de los diestros

  • Tienen poca fuerza física
  • Son malos en oratoria
  • No son demasiado creativos


¿Y los ambidiestros?

Las personas ambidiestras (es decir que pueden escribir con ambas manos) tienen un mejor control y equilibrio de su cuerpo, facilidad para aprender muchas y variadas cosas.
Sin embargo, los ambidiestros tienen una percepción espacial cambiada o distorsionada ya que no tienen definida la lateralidad.

Pautas que nos poden alarmar no desarrollo dos fillos

Republicado con autorización de: https://www.escuelaenlanube.com



El desarrollo normal de nuestro hijo es una de las preocupaciones que todos los padres tenemos. Por eso, detectar pautas de alarma a tiempo, puede permitirnos afrontar el problema  y actuar para solucionarlo (muchas veces) rápidamente. A continuación, veremos algunas pautas o señales de alarma en el desarrollo de tu hijo.

22 pautas de alarma en el desarrollo de tu hijo


Si el niño tiene entre 13 y 18 meses

  • No sonríe ni se ríe cuando lo miran
  • Falta de balbuceo
  • Carencia de pronunciación de dos o más vocales/ consonantes juntas
  • No señala
  • No responde cuando se le llama por el nombre (no gira su cabeza ni mira al adulto)
  • No tiene comunicación gestual con el adulto (no mueve sus manos tras un saludo con el adulto, por ejemplo).
  • No pide lo que desea
  • Falta de imitación
  • No juega con bloques, libros de colores, muñecos, etc.


Niños entre 19 y 24 meses

  • No tienen en cuenta a otros niños a la hora de jugar. Prefiere jugar solo
  • No sostiene la mirada cuando se le habla
  • No reconoce dibujos y ni pide objetos conocidos
  • No juega a juegos imaginarios (por ejemplo, no juega a “darle de comer a sus muñecos”)


Niños entre 25 y 30 meses

  • Tras leer un cuento él/ella no prest atención
  • No consigue reconocer y nombrar dibujos
  • No puede responder ante ordenes sencillas (“Quédate en tu silla, por favor”)
  • Presenta juegos estereotipados (coloca juguetes en filas una y otra vez)
  • No tolera ciertas telas o texturas y, en vez de decirlo, se intentará quitar la ropa (calzado o prendas de vestir) sin importar dónde se encuentre


Niños entre 30 y 36 meses

  • No reconoce cuando tiene hambre, frío, etc. Tampoco puede decirlo
  • Tiene carencia de juegos simbólicos
  • No tiene una conversación con otros niños o adultos y, en caso de tener conversación, solo lo hace para comunicar sus necesidades (“tengo que hacer pis”)
  • Se dispersa tras 10 minutos de atención (como máximo)


¿Qué tipos de síndromes
 puede tener un niño
 que tiene un desarrollo deficiente
 según su edad?

Existen muchos síndromes que pueden derivar en un retraso en el desarrollo del niño desde un posible caso de TEA o autismo, problemas en los órganos de los sentidos (visuales y/o auditivos), déficit de atención sin hiperactividad,  discapacidad mental, retraso madurativo, discapacidad motora, etc.
Mi hijo tiene algunas de las pautas de alarma en su desarrollo: ¿Qué debo hacer?
 Tras observar y evidenciar ciertas señales o pautas de alarma en el desarrollo de tu hijo, lo mejor que puedes hacer es acudir lo más pronto posible a una consulta con un profesional. De este modo, actuar rápidamente colabora en el desarrollo positivo del niño y, si la discapacidad es leve, es posible que con la estimulación adecuada el niño no tenga rasgos evidentes o notables a simple vista. Esto dependerá del grado de discapacidad o síndrome que él/ella presente).


Preadolescentes: como afrontar a adolescencia temperá en nenos de 8, 9 e 10 anos?


Republicado con autorización de: https://www.escuelaenlanube.com


Todo padre sabe con cierta certeza que en la adolescencia existen cambios de índole emocional, sexual y psíquico. Pero ¿ qué ocurre con la preadolescencia ? Aunque no muchas veces se preste atención a ello, la preadolescencia es una etapa en la que podemos tener varios indicios de que la adolescencia está cerca. Por otra parte, esto puede ayudarnos a afrontar las fluctuaciones emocionales y comprender más de cerca al niño que se está convirtiendo en adolescente ahora.

¿Cómo afrontar la adolescencia temprana en niños de 8, 9 y 10 años?

Tal como hemos mencionado durante la preadolescencia los padres debemos prepararnos para afrontar una de las más difíciles etapas de la vida de nuestros hijos. Para ello, será importante que veamos las diferentes áreas en las que observaremos cambios en los niños:

Aspecto emocional y social

Durante los 8 y 10 años habrá en los niños un cambio en su círculo de amistades. Es decir, comenzará, para ellos, a cobrar mayor importancia la amistad. Es esta la época en la que aparecen los “mejores amigos”, las peleas “a muerte” y las reconciliaciones rápidas con estos. Esto sucede pues ellos sienten la presión de sus pares con mucha más fuerza que antes.

Será, también, de suma importancia que el grupo de amistades comparta gustos similares o que aspiren a los mismos objetivos. No obstante, las amistades que se forman son lazos más estrechos entre niños del mismo sexo.

Es, a esta edad, que empiezan a tener mayor conciencia de su cuerpo. Por esta razón hay que tener cuidado con los posibles problemas o trastornos en la alimentación que podrían empezar a forjarse durante esta etapa.

Aspecto mental e intelectual

A nivel escolar los niños dejan de ser tratados como “pequeñitos” entre los 8 y 9 años. Esto quiere decir que ya tendrán evaluaciones y compromisos que asumir en cuanto a sus responsabilidades escolares.
Desde el punto de vista intelectual es una etapa en laque su pensamiento formal se despega de la realidad y comienzan a crear alternativas posibles. En otras palabras, su capacidad inventiva, creativa e imaginativa da un salto cuántico que les permite crecer intelectualmente hablando siempre y cuando se les motive adecuadamente.

Aspecto sexual

Si bien no existen durante esta etapa preadolescente cambios en el aspecto sexual (carencia aún de vello púbico, no hay crecimiento de senos en las mujeres ni de los testículos en los varones), sí es posible observar los cambios futuros que el adolescente presentará en el mediano plazo con el comportamiento en su cuerpo: interés por vestirse a la moda, cabello con estilo (corte de pelo, es posible que antes de esta edad los padres vistieran a sus hijos del modo que ellos mismos querían. Durante los 8 – 10 años los niños empiezan a escoger “cómo se quieren vestir” y “cómo no quieren hacerlo”).

5 Recomendaciones para padres de niños preadolescentes

  1. Involucrarse en las actividades del niño. Si comenzamos a tener interés en las actividades que le interesan al niño (es decir las diferentes cosas que prueba como posibles hobbies) tendremos más herramientas para afrontar la adolescencia propiamente dicha.
  2. Motiva a tu hijo. Recuerda que los niños de esta edad tienen en consideración la palabra de los padres (todavía). Aprovecha esto para inculcar valores que luego le servirán para enfrentar la adolescencia.
  3. Fomenta un vínculo mediante alguna actividad con tu hijo. Tener hobbies en común, participar de un evento deportivo de forma periódica, etc.
  4. Acércate a tu hijo. Si bien él/ella podría empezar a “despegarse” del seno familiar, permite continuar compartiendo con él/ella (aunque sea en momentos breves de tiempo).
  5. Anímale a diario para que no se sienta solo.


Frases que non debes dicirlle ao teu fillo cando chora


Republicado con autorización de: https://www.escuelaenlanube.com


Es común que se repitan frases cuando nuestros hijo o hija esta llorando, sin embargo no nos damos cuenta que  hay algunas frases que no debes decirle a tu hijo cuando está llorando ya que esto podría dañarlos emocionalmente.
Te explicamos algunas con las que te sentirás identificado.

Frases que no debes decirle a tu hijo cuando está llorando

  • “¡Si no te callas te voy a dar un azote!”. Esta frase, además de ser agresiva, transmite la creencia de que “todo se resuelve con golpes”. Por otra parte el niño crece con rencores hacia el progenitor que ha dicho tal frase negativa.
  •  “¡No llores más!”. Con esto estamos enseñando a nuestros hijos que “expresar sus sentimientos es malo”, lo que desemboca en serios problemas de adaptación emocional en nuestros hijos cuando ya son adolescentes y/o adultos.
  •  “¡Basta que no es para tanto!”.Aquí transmitimos a nuestro hijo que “no nos interesa lo que le está pasando”; una de las peores frases que podemos decir a nuestro hijo puesto que atenta contra la formación de autoestima. El llanto es una emoción y, como tal, nunca debemos reprimirla. Sí, debemos dialogar con el niño explicándole en cada caso para que él, con paciencia y amor, comprenda racionalmente lo que está sucediendo.
  •  “¡No debes llorar porque eso lo hacen los bebés y tú ya eres un niño grande!”.Con esto les inculcamos a los niños que “los adultos no lloran”. En otras palabras les indicamos inconscientemente que “no deben expresar sus sentimientos porque son grandes”. Aquí (sin querer hacerlo) estamos diciendo dos grandes mentiras:
  • que los adultos no lloran cuando bien sabemos que eso no es cierto y;
  • que ellos “ya son adultos o grandes” cuando también sabemos que esto no es así.

Permite que tu niño llore y exprese lo que le sucede es una de las mejores maneras de enseñarle que “expresar sus sentimientos no es malo. Por el contrario es imprescindible reconocerlos y luego expresarlos para su salud mental”.
  • “¡Quítate! ¡Que no quiero escucharte llorar!”Simplemente una de las peores frases que un niño puede escuchar. Con esta frase le estamos diciendo prácticamente que “él está estorbando. Que mientras llore nos está molestando”, algo que ningún niño olvidará pero que, definitivamente, trae consecuencias negativas para él.
  •  “¡Tú estás llorando porque eres caprichoso y ya me tienes harta con tus berrinches!”.Con esta frase también le transmitimos a nuestro hijo que “nos está molestando”. Mejor cambia la frase y prueba con algo más constructivo como: “quiero verte siempre feliz pero tú estás llorando ahora. Yo quiero saber qué te pasa. Dime así podré ayudarte”.
  •  “No seas tonto”. Un insulto nunca conseguirá nada positivo. Los niños creen absoluta y completamente cada palabra que sus padres dicen sobre ellos o sobre otras personas o cosas. En consecuencia, tus hijos creerán literalmente que “son tontos”. Esto puede ser el comienzo de baja autoestima y hasta, posteriormente, un rendimiento escolar deficiente puesto que, aunque no haya retraso en el niño, este ha creído tus palabras y reproducirá “su tontera”.


España prepárase para una nova adicción


Autoría: Cristian Segura

Gobiernos y entidades crean programas para atender el creciente número de casos de abuso de las nuevas tecnologías, sobre todo entre jóvenes

Una madre sube al metro en Barcelona con un cochecito en el que monta su hijo de 3 años. El crío llora desesperado, grita que quiere el móvil. El niño no para hasta que la madre le da el teléfono. La paz vuelve de inmediato al vagón pero Gemma Garcia, que ha estado observando la escena, asegura que ahí puede estar la raíz de un problema mayor, un joven enganchado, el abuso de las nuevas tecnologías. "Lo veo a menudo, padres que dan el móvil al niño para que se calme, y eso no es nada saludable", explica Garcia, jefa de SPOTT, el centro de atención a drogodependencias para jóvenes de la Diputación de Barcelona.
El Ministerio de Sanidad ha incluido por primera vez en 2018 las adicciones a las nuevas tecnologías en el Plan Nacional de Adicciones. El Ministerio destaca que adolescentes y jóvenes son el principal grupo de riesgo, y que no debe confundirse el uso inadecuado con una adicción. El 18% de la población entre los 14 y los 18 años realiza un uso abusivo de las nuevas tecnologías, según datos del Gobierno. La Organización Mundial de la Salud no reconoce la adicción a las nuevas tecnologías aunque a partir de 2018 sí admitirá que existe la adicción a los videojuegos. Vega González, directora del centro de Atención e Investigación de Socioadicciones (AIS), corrobora que "todavía falta mucha investigación para que la OMS se plantee reconocer adicciones a redes sociales o similares. Pero que acepten la adicción a los videojuegos es una señal de hacia dónde vamos. Han abierto el melón". González estima que solo un 1,4% de la población usuaria a las nuevas tecnologías puede ser adicta, y que la edad de riesgo es entre los 11 y los 25 años. La organización contra drogodependencias Proyecto Hombre inició hace cuatro años su programa para las adicciones a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC). En 2013 atendieron a 3 personas y en 2016 ya eran 51, y ninguna de ellas adulta, según Luis Bononato, presidente de Proyecto Hombre. En SPOTT han atendido una veintena de casos en dos años de especialización: al principio acudían sobre todo jóvenes de entre 18 y 19 años adictos a las apuestas online, pero la edad ha ido disminuyendo y la problemática diversificándose, según Garcia. Bononato explica que este año, por primera vez, todos los colegios que colaboran con Proyecto Hombre han pedido organizar sesiones informativas sobre abuso de las TIC.

La OMS reconoce el trastorno por videojuegos como problema mental

Los expertos advierten que es necesario distinguir entre un uso irresponsable y una "adicción comportamental". Esta responde a los mismos parámetros que las adicciones a sustancias: necesidad cada vez de más consumo para obtener satisfacción, agresividad en abstinencia, alteración de los hábitos del sueño y de la alimentación, aislamiento y pérdida de la vida familiar, profesional y educativa. Garcia establece en por lo menos un año el tiempo para considerar que un hábito presenta muestras de enfermedad, y añade que es indicativo de haber adicción si la persona "es consciente de que tiene un problema pero no puede hacer nada para solucionarlo". Los médicos consultados para este reportaje avisan de que en muchos casos las adicciones a las TIC son síntomas de otros problemas, de malos hábitos o de trastornos mentales. "Estamos estudiando si la adicción a las TIC está causada por otras patologías, como ansiedad o una depresión, o si es la adicción la que lo genera", añade González.

Testimonio de una madre

C. es una madre de Andalucía que recurrió al programa Proyecto Joven de Bononato para su hijo de 13 años. Prefiere preservar su identidad para no afectar la reputación. Su hijo era adicto a pantallas, tanto a videojuegos como al ordenador y al móvil. La madre destaca que se refugiaba en internet porque es un chico con dificultad para relacionarse. La situación se hizo insoportable cuando C. intervenía y la reacción del menor era violenta: "Asistíamos dos veces por semana a las sesiones. Al principio él no quería pero finalmente se sintió a gusto porque había otros chavales como él", explica C. La terapia duró un año y está diseñada para padres e hijos. “Yo trabajaba mi posición de adulto y cómo mantener la calma. Los ejercicios eran para los dos, nos enseñaron herramientas de confrontación. En vez de decirle «por qué no has hecho hoy la cama» o «no me insultes», debía preguntarle «¿qué ha pasado hoy que no has hecho la cama?» o decirle que me siento mal porque me ha insultado”. También es importante, según lo aprendido por C., alabar las cosas que su hijo hace bien. Ahora el joven tiene 15 años, la mejoría es evidente y cumple con las rutinas establecidas: una hora diaria de internet a cambio de hacer los deberes, tareas del hogar y no dormir con el móvil en la habitación.
Garcia destaca que hay casos extremos que requieren internamiento en un centro sanitario, como el de un joven que llevaba dos años sin salir de casa, que se negaba a ser atendido y que sus horarios de dormir y hábitos de alimentación estaban totalmente alterados. Eduardo Cueto es terapeuta de Proyecto Hombre en Madrid y apunta que estas situaciones son excepcionales. “Poner a un adolescente la etiqueta de adicto es una cuestión muy delicada. Hay que analizar caso por caso”, relata Cueto, que considera que “adicto es una persona que no duerme, que no se levanta para comer, que se alimenta de sobres, consume bebidas energéticas, no sale de casa en mucho tiempo y desarrolla fotofobia. El resto es un mal uso de unos instrumentos que se han convertido en extensiones nuestras”.
Bononato subraya que el abuso existe entre adultos pero este tiende a normalizarse y no se pide ayuda hasta que la situación es extrema. González recuerda el caso reciente de un hombre de 42 años, adicto a los videojuegos, que aceptó ser tratado por el AIS porque su mujer le amenazó con la separación. “Había dejado en más de una ocasión de ir a recoger a los niños al colegio y su respuesta era «pero cómo voy a parar, si un ejército depende de mí». Se aíslan en otro mundo en el que ganan autoestima”. La misma descripción utiliza Garcia para detallar a otro joven cuidado en SPOTT que interrumpió sus estudios porque estaba enganchado a Instagram: “Me decía que cómo podía dejarlo si aquel día había conseguido 400 likes”. En casos así, insiste Garcia, es clave dar formación a los padres.

Restringir el móvil a menores

Marc Masip, director del Instituto Psicológico Desconecta, lleva seis años volcado en tratar el abuso de las TIC. En 2017 dobló el número de jóvenes atendidos por Desconecta –más de 1.400 asistidos– y este 2018 va camino del mismo salto. Los casos extremos representan entre un 5% y un 10%, y estos son desviados para tratamiento en la clínica privada Cita, en Dosrius (Barcelona). Masip y el director psiquiatra de Cita, Josep Maria Fàbregas, reciben a EL PAÍS en este enclave natural privilegiado del Mediterráneo. Masip calcula que solo el 5% de las personas que pasan por Desconecta son adultos. Fàbregas cuenta que en Cita solo han atendido a adultos con trastornos vinculados a las apuestas online. Su explicación al menor riesgo entre los adultos es la madurez y la presión de tener mayores responsabilidades. El número de jóvenes en riesgo solo hace que crecer y se preparan para abrir una clínica destinada únicamente a adolescentes adictos a las TIC. Masip es partidario de restringir por ley el uso del móvil a los menores de 16 años porque asegura que, aunque en los colegios se establezcan límites, la tecnología y los jóvenes siempre irán por delante de padres y profesores. Fàbregas lo secunda con un ejemplo: “La ley no permite conducir a un menor de 14 años, aunque sepa llevar el coche, porque consideramos que no tiene suficiente madurez para hacerlo. Podemos plantear lo mismo con el móvil”.

É bo facer os deberes cos nenos?


Especialista en Psicología Educativa e Psicología Clínica e da Saúde, Silvia Álava é autora de libros como "Queremos que crezan felices", "Contos para comer sen contos" e "A psicología que nos axuda a vivir", onde proporciona recursos e pautas que aplica na súa experiencia clínica como terapeuta especializada en psicología infantil. Firme defensora da autonomía dos nenos, Silvia Álava reclama o dereito ao erro na aprendizaxe e a superación de medos e desafíos. Entre outros temas, explica por que os pais deberían limitar a súa participación nos deberes dos nenos, como afrontar a ansiedade ante un exame ou evitar a sobreprotección. Ademais, proporciona claves para que os nenos desenvolvan relacións baseadas na confianza e a igualdade, así como o rexeitamento a condutas machistas.


Esta interesante entrevista apareceu publicada en El País.

Preme para vela:


Resultará que son unha nai hiperprotectora?


¿Resultará que soy una madre hiperprotectora?
Autoría: evamillet
Republicado con autorización de la autora (https://educa2.info)

De vacaciones. En una isla. Con mar, playas, peces, olas y rocas. Estos dos últimos elementos, las olas y las rocas, han formado parte de dos episodios este verano que me han hecho cuestionar si no me estaré transformando, en sintonía con los tiempos, en una madre hiperprotectora.
Empezaré por las rocas: las rocas son un elemento vital en las infancias. Rocas y niños siempre se han atraído. Sirven para saltarlas o para explorarlas y pueden ser una fuente de inmenso placer, de grandes emociones.
Desafortunadamente, no para todos. De niña, yo tenía una amiga, C., cuya madre, la señora M. no le permitía ni acercarse a las rocas, por miedo a que resbalara, cayera y se abriera la cabeza. La señora M. no dejaba a su hija ir a las rocas pero, en cambio, la obligaba a acompañarla al bingo del pueblo donde veraneaban. La señora M., un mito en mi infancia, no dejaba a su hija hacer prácticamente nada. Era una madre sobrerprotectora en una época en las que este tipo de madres eran rarísimas y nos causaba perplejidad y fascinación a aquellas que no las tuvimos.
Hoy, las cosas han cambiado radicalmente. Las madres y los padres sobreprotectores son cada vez más abundantes. En las islas, en los pueblos de veraneo, en las ciudades, en las puertas de las escuelas, en la calle… Cada vez son más los progenitores, en tiempos más seguros que nunca, que viven aterrados que una calamidad afecte a su hijo o hija. La cultura del miedo a lo que puede pasar se ha impuesto en las infancias privilegiadas del siglo XXI. Un tipo de crianza que puede generar:
A) Niños muy miedosos: con terror a los peces, al agua, a tirar la cadena del lavabo, al canto del gallo, a dormir fuera de casa… (todos ellos son casos reales y cercanos, de los cuales ya hablado en alguna ocasión) y con una autonomía nula a causa, precisamente, del miedo, que les paraliza a hacer cosas por sí mismos.
B) Una contundente reacción: como la de mi amiga C., cuya madre no le dejaba ir a las rocas y, visto lo visto, cuando ya fue adulta, se largó lo más lejos posible. Ella, su marido y sus encantadoras hijas han vivido los últimos 9 años en África, en uno de los países con mayor índice de peligrosidad del mundo (la señora M. no lo ha pasado muy bien).
De ella me acordé cuando, hace unos días, mi hijo, de 13 años, me pidió saltar la roca de considerable altura que en la isla se conoce como Acapulco. Me pidió ir a saltar y en una fracción de segundo –quizás influída por el espíritu de la señora M.–, vi a mi precioso hijo paralizado en una silla de ruedas… Le dije que ni hablar, que tendría que esperar un par de años más (creo que le dije algo como “cuando estés más formado”). Pese a las airadas protestas, que incluyeron acertadas frases como: “Escribes sobre hiperprotección y eres una madre hiperprotectora” o: “Me iré a África, como tu amiga C.”, me mantuve firme como una roca. 
Sin embargo, cuatro días después, la madre-roca se desmoronó por completo cuando, al ir a recoger a mi hijo de pasar la tarde con unos amigos, lo vi lanzarse de una roca bastante más alta que Acapulco, la que le había prohibido saltar. Debo decir que la imagen (el mar liso como un espejo y la silueta de un gigantesco sol poniente color naranja detrás de los 4 chicos lanzándose al mar) era magnífica. Quizás por aquella cuestión estética (y porque me di cuenta de que me había equivocado), no le dije nada. De todos modos él, intacto y feliz de la vida, me explicó, con lógica aplastante, que de esa roca en cuestión no le había prohibido saltar. Por cierto: habían pasado una tarde estupenda. Solos, libres, sin supervisión adulta alguna. De los padres de sus amigos, ni rastro, lo que me hizo preguntarme, por segunda vez en unos días, si no me estaría convirtiendo en una madre hiperprotectora.
La cuestión volví a planteármela esa misma semana a raíz de una salida en barca con L., mi tía favorita y una de las personas más valientes que he conocido en mi vida. L. siempre me ha comentado que ella, como madre, tuvo un propósito: que sus hijos no tuvieran miedo. En su opinión, el miedo te fastidia la vida, así que siempre tuvo claro que si algo iba a inculcarles a su prole, ese algo era la valentía.
Como a ella se la inculcó su padre: de niña, L. tenía pavor al larguísimo pasillo de su casa. Su padre, consciente de ello, la hacía practicar un ejercicio: se colocaba al final del pasillo y la animaba a atraversarlo. L. lo hacía una y otra vez, con la luz encendida, y él la esperaba al final. El siguiente reto era hacerlo con la luz apagada: una hazaña que se recibía con vítores (hay que jalear la valentía, recomienda un experto en miedos, el pedagogo José Antonio Marina). Gracias a ejercicios como este y a la paciencia de su padre, L. consiguió vencer al miedo a aquel pasillo, a la oscuridad y a la vida en general. Siempre ha sido de la opinión que si los padres tenemos miedos se los instilamos a los hijos. Ellos aprenden lo que ven.
Con este background salimos en barca con tía L. y algunas personas más. Entre ellos, dos niñas: mi hija de 9 años y la hija de mi prima, de 8. Todo muy agradable hasta que por la tarde se levantó un viento considerable y el patrón nos indicó que debíamos volver a puerto… ¡ya! Así los hicimos. Comprobamos in situ que el mar se había levantado: las olas azotaban la base de los acantilados con fuerza, cubriéndolos de espuma y nos hacían bailar bastante (la barca no es demasiado grande).
Estoy acostumbrada a ir en barca y me encanta, pero debo decir que la travesía de vuelta no resultaba demasiado invitadora así que, en un momento de inspiración, sugerí ponerles chalecos salvavidas a las niñas. La idea fue recibida por mi tía y por mi prima como si hubera dicho la mayor barbaridad del mundo. Entre otros, me dijeron que era una exagerada y que lo único que iba a conseguir era que las niñas cogieran miedo. Yo dudaba. Dudaba. Pero el mar cada vez era más oscuro, la barca se movía más y las olas me parecían cada vez más grandes… ¿Qué hacer? ¿Dejarlas tal cual o colocarles un chaleco color naranja chillón, por si acaso, pero instilándoles quizás el miedo a caerse y morir ahogadas?
La solución me la dio el patrón, por partida doble: primero me dijo que, en el caso de que cayese alguna niña, el chaleco era útil para verlas en aquel mar cobalto y revuelto. Así que, desafiando las chanzas, fui a buscar sendos chalecos y se los di a las niñas, las cuales no parecieron ni más ni menos traumatizadas después de ponérselos. Cuando llevábamos varios minutos de travesía, agitados todos como en una coctelera, el patrón decidió dar marcha atrás… Dijo que era lo más prudente y que no quería que las niñas cogieran miedo al mar de por vida. Así que media vuelta, hacia aguas tranquilas y chalecos fuera.
Fin de la aventura, pero no de las dudas. ¿Exageré? ¿Fui prudente o sobreprotectora? ¿Me estaré convirtiendo en la señora M.?

Móbil en familia: dous usos prácticos

Autoría: evamillet
republicado con autorización da autora (https://educa2.info/)

Tengo dos hijos y, lo confieso, los dos tienen móvil. Desde los doce años, que es cuando empezaron el instituto y les dimos el preciado aparatito; gesto que se está convirtiendo en un rito de pasaje postmoderno. Si nos comparamos con otras familias de la anterior escuela, fuimos de los últimos —la mayoría de compañeros de clase ya tenían móvil en sexto de primaria—, pero no me gusta compararme con otras familias y tampoco me siento muy bien al haberles suministrado el móvil, así que dejo este derrotero. 
Tampoco voy a hablarles de cómo este objeto se ha convertido en parte esencial en las vidas de mis hijos: como lo miran, absortos, lo arrullan y lo toquetean. Como —a diferencia de otras cosas—, jamás se lo olvidan, vayan a donde vayan. Como lo ponen con disciplina germánica a cargar, cada noche —para que no desfallezca, el pobre móvil. Como lo consultan, minuto sí, minuto no, para comprobar que no ha pasado nada importante en sus vidas, en las de sus amigos y en el mundo, en general.
No hace falta que les cuente nada más: muchos de ustedes tendrán hijos con móvil, cónyuges con móvil, amigos con móvil, compañeros de trabajo con móvil. Muchos de ustedes tendrán móvil y sabrán lo que es estar enganchados al móvil o constantemente pendientes del móvil: un estado que no solo experimentan los menores de edad.
El móvil, que quieren que les diga, me parece un horror con el que tenemos que convivir. Pero parece que “es lo que hay” o esta es la opción que nosotros, malos padres, hemos tomado. Así que lo que hemos hecho en nuestro caso es instaurar dos normas: los móviles nunca durante las comidas en familia y siempre fuera de las habitaciones —de todos—, por la noche.
Entretanto, le he encontrado dos funciones educativas bastante prácticas, que quiero compartir con ustedes.
La primera está relacionada con la ortografía:
— “Acuerdate que me teneis que llamar cuando hos esteis acercando” — me escribe uno de mis retoños vía WhatsApp.
Me horrorizo, pero mantengo la calma: como sé que eso SÍ lo va a leer le respondo:
— “Nos acordamos, sí. Pero “acuérdate”, “tenéis” y “estéis” llevan acento y “OS” se escribe SIN hache”.
Y, como por arte de magia, el próximo WhatsApp lleva un “os” como Dios manda.
El segundo uso práctico del móvil en familia está relacionado con el siempre candente tema de la ayuda en casa:
No sé si les sucedes a ustedes, pero mis hijos, de vez en cuando, me confunden con una camarera. En consecuencia, salen de casa y dejan un memento de este tipo sobre la mesa:


El souvenir también puede estar en el reposabrazos del sofá, de esta forma:

Pero de nuevo, Whatsapp se convierte en un aliado en la batalla por que los hijos ayuden en casa, y la madre, tecleando con sangre fría, manda el siguiente mensaje:

??????????????????????????????????????????????
Mensaje que tiene un efecto inmediato y una respuesta mucho más positiva, me atrevería a decir, que si se hubiera transmitido de forma presencial:
— UUUUPPS. Lo sientoooooo. Me he olbidado — me responde.
— “Olvidado” va con “V”! —  respondo yo.
Y así seguimos, con un único consuelo: para algo sirve el móvil.