¿Qué
son los terrores nocturnos?
Los
terrores nocturnos, son trastornos del sueño en los cuales el sujeto se
despierta rápidamente de su sueño aterrorizado. Se puede despertar gritando y
con frecuencia asustado y confundido. Puede llegar a golpear violentamente los
objetos de su alrededor sin ser consciente de su entorno. Puede estar sudando,
respirando muy rápido, tener una frecuencia cardiaca rápida y pupilas
dilatadas. El episodio suele durar de 10 a 20 minutos y luego volver a
dormirse. El suceso ocurre durante la fase de sueño profundo en las primeras
horas de la noche. Generalmente no se recuerda ningún sueño. A la mañana
siguiente tampoco se recuerda lo ocurrido por la noche.
¿Con
qué factores se relaciona?
Las
causas más habituales con las que se relacionan los terrores son:
Antecedentes
de este problema en la familia; La tendencia a padecerlo puede heredarse, el
80% de los niños con terrores tiene algún familiar con este problema.
Desarrollo
inmaduro del cerebro; Los terrores nocturnos pueden reflejar etapas del
desarrollo en el que el cerebro aún es inmaduro y por eso el niño tiene
dificultad para salir completamente del sueño muy profundo o despertarse,
produciendo un despertar incompleto.
La
fiebre y ciertos medicamentos; Tanto la fiebre como los medicamentos pueden
aumentar las fases de sueño profundo haciéndolas aún más profundas lo que puede
ayudar a que puedan aparecer terrores nocturnos.
La
falta de sueño o tener horarios de sueño irregulares, puede provocar que las
fases de sueño profundo sean aún más profundas y de nuevo pueden ayudar a que
aparezcan terrores.
¿Cuándo
es más frecuente?
Los
terrores nocturnos son muy frecuentes en la infancia. Se calcula que un 40% de
las personas han tenido en su infancia algún episodio, pero pocas los siguen
sufriendo en la edad adulta.
La
inmensa mayoría de las veces se da en niños sanos alcanzando su mayor
frecuencia a los 11 años, no nos debe preocupar puesto que desaparece a medida
que el niño crece en torno a los 12- 15 años. Sin embargo, cuando éstos
aparecen en la edad adulta es más preocupante. El hecho de sufrir terrores
nocturnos en edad adulta, puede estar relacionado con problemas emocionales
como la ansiedad, depresión u otros problemas de personalidad.
¿Cuando
es importante pedir ayuda profesional?
Cuando
el problema existe desde hace mucho tiempo o bien ocurre tan a menudo que está
perturbando el buen descanso, provocando un malestar importante, deterioro
social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
(Cansancio, vergüenza…)
El
inicio de los terrores nocturnos se produce después de los 11 años.
Los
terrores aparecen en un momento de mucha tensión o por problemas emocionales.
¿Qué
consecuencias tiene el sufrir terrores nocturnos?
Si
el niño se despierta de noche porque ha tenido una pesadilla puede resultarle
difícil volver a dormirse, lo que altera su descanso nocturno.
Somnolencia
diurna. Las consecuencias de dormir mal por la noche es la somnolencia por el
día. La persona se puede encontrar por el día cansada, con falta de
concentración… pudiéndole afectar al rendimiento de la actividad diaria. En los
niños en el ámbito escolar. En los adultos en el ámbito laboral.
Consejos
para manejar los terrores nocturnos…
Lo
más importante para los padres y personas que viven acompañados de este
trastorno, es conocer el problema. Debes conocer qué son los terrores
nocturnos. Cómo prevenirlos. Qué hacer en caso de sufrirlos…
Existen
una serie de pautas que ayudan a prevenir los terrores nocturnos y otros
trastornos del sueño:
Puedes
ayudar a prevenir alguno de los miedos para evitar más terrores:
- Evitando programas o películas violentas o de terror que estimulen la imaginación de su hijo.
- Evitando que las personas que cuidan del niño u otros niños más mayores los asusten o persigan con miedos durante juegos.
- Llevar una buena higiene del sueño ayudará a prevenir trastornos del sueño.
- Mantenga horarios regulares para acostarse y levantarse
- Mantenga buenos hábitos alimentarios, una dieta equilibrada rica en frutas y verduras evitando las grasas de origen animal.
- Evite excitantes, Reduzca o suprima el consumo de café, té, cacao, bebidas colas y del chocolate.
- Practique algún tipo de ejercicio de relajación durante el día (Yoga, tai-chi, meditación…). Podrá ponerlo en práctica antes de acostarse.
- Evite la falta de sueño. Puede ser útil una siesta de una hora después de comer.
- Repita cada noche una rutina de acciones que ayuden a prepararse mental y físicamente para irse a la cama. Lavarse los dientes, ponerse el pijama, preparar la ropa del día siguiente… A los niños las rutinas les hace sentir seguros.
- Disponga de un entorno apropiado para dormir (silencioso, oscuro y con temperatura agradable entre 18 y 20 grados.
¿Qué
puedes hacer cuando te encuentras
ante una persona que acaba de sufrir un
terror nocturno?
Cuando
el niño se despierte asustado con terror, no debemos entrar en su cuarto
encendiendo todas las luces. Es preferible andar un poco a tientas y encender
sólo una luz suave. De esta manera evitaremos que asocie la oscuridad con el
malestar y la luz con la seguridad y que pueda acabar desarrollando un miedo a la
oscuridad. Además así será más sencillo que se duerma de nuevo.
Si
el niño acaba de despertarse aterrado hay que consolarle y ayudarle lo antes
posible. Se le puede abrazar y cogerle de la mano mientras se le tranquiliza
con palabras. Háblale con ternura pero también con firmeza y seguridad.
En
el momento de haber tenido el suceso no es buena idea hablar en detalle sobre
ello. El niño podría activarse más y eso dificultar el dormirse. Es bueno darle
una explicación adecuada a su edad explicándole que ha sido “un mal sueño”, que
le pasa a o toda la gente y que no puede hacerle ningún daño.
Es
recomendable permanecer con el niño hasta que se haya calmado lo suficiente
como para volver a dormirse, pero también es importante que el niño permanezca
en su habitación y duerma en su propia cama. Si permitimos que nuestro hijo se
acueste con nosotros cada vez que tenga miedo o pesadillas, o somos nosotros
los que dormimos con él no le ayudaremos a superar esta etapa. Pudiendo tener
las siguientes consecuencias:
Existe
el riesgo de que se convierta en un hábito difícil de romper.
Los
niños pueden tener la impresión equivocada de que en realidad hay algo que
temer en sus propias camas o en su habitación y por otro lado el niño creerá
que no es capaz de superarlo por si solo creando dependencia e inseguridad en
sí mismo.
¿Es
conveniente tomar medicamentos para la desaparición de los terrores?
Los
niños no deben tomar fármacos para eliminar los. Este tipo de medicamentos
puede producir importantes efectos secundarios y en el momento en que dejan de
tomarse desaparecen sus beneficios, por lo que en ningún caso solucionan el
problema. Además, apenas existen estudios bien controlados sobre fármacos para
pesadillas y en los pocos que hay sólo se han experimentado con adultos.
En
la mayoría de los casos los terrores son parte del desarrollo normal y
desaparecerán después de un tiempo. Si los terrores siguen siendo un problema,
incluso cuando has actuado de la manera descrita aquí, es recomendable
solicitar la ayuda profesional de un psicólogo especialista en problemas de
sueño.
Si
acudes al psicólogo…
El
primer paso será llevar a cabo una exploración del problema.
Entrevista
con los padres o con la persona que tiene el problema. El psicólogo le hará una
serie de preguntas con el fin de obtener toda la información sobre la historia
del problema.
Se ayudará de un diario del sueño. Se trata de
un registro a cumplimentar por padres o por la persona que tiene el problema.
- Fecha
- Suceso nocturno
- Hora
- Descripción de lo ocurrido
- Miedo (0-10)
- ¿Qué hacen los padres?
- ¿Qué hace el niño?
Cuando
el psicólogo tenga realizada la evaluación, realizará un diagnóstico y llevará
el tratamiento más adecuado para usted.
El
abordaje psicoterapéutico de los terrores se ha planteado, fundamentalmente,
desde el enfoque de intervenciones de terapia conductual y terapia
cognitivo-conductual, si bien es compatible con otras terapias alternativas
destacando el EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por los Movimientos
Oculares) y la hipnosis.
Bibliografia:
Sierra J.C. Sánchez A.I. Miró E. Buela- Casal G.“el niño con problemas de
sueño”