Artigo republicado con autorización do autor: Carlos Pajuelo
(https://blogs.hoy.es/escuela-de-padres/)
El otro día leía en un periódico de difusión nacional una noticia que hablaba de los consejos, que 4 alumnas de 10, daban para tener éxito académico y en el titular se destacaba : “Nuestros padres nunca nos han ayudado a hacer los deberes”.
Todos los hijos no son de 10, ni
todos los padres somos de 10, ni todos los docentes tampoco son de 10; hay
estupendos hijos de 7, maravillosos hijos de 5 y extraordinarios hijos de los
que suspenden hasta el recreo. Las notas solo son un termómetro que indican lo
que ocurre en un momento determinado de la vida académica de nuestros hijos,
pero no determinan su futuro. El futuro está en el tejado de cada uno de
nuestros hijos, su futuro lo construyen ellos mismos con las herramientas que
les damos en el presente.
Hay padres que creen firmemente
que los suspensos son como las drogas, destrozan la vida y por esa razón hacen
lo que sean para intentar evitar que sus hijos suspendan: hacen trabajos que
sus hijos no saben o no quieren hacer; estudian con ellos resolviendo al
instante cualquier error que sus hijos comenten mientras hacen las tareas, les
toman las lecciones una y otra vez hasta tal punto que madres y padres dominan
la materia (pero su hijo no).
Yo creo que una cosa es ayudar a
organizarse con las tareas y otra es ser el guardián de las tareas. Y hay
padres que creen que organizan, pero realmente lo que hacen es solucionar las
tareas.
Si les haces las tareas, siempre
las harán bien, aunque no se hayan enterado.
Si les haces las tareas, creerán
que la responsabilidad de estudiar es una tarea conjunta, papá o mamá a mi
lado., los padres se encargan de estar atentos a lo que está bien o mal.
Si les haces las tareas, no se
responsabilizarán de sus vidas, porque ya te estás responsabilizando tu.
Si les haces las tareas serás
“guay” a sus ojos, pero unos inútiles a los tuyos.
Hay cincos que saben a éxito, hay
suspensos que pueden ayudar a esforzarse, las tareas escolares son una
oportunidad más para que nuestros hijos aprendan a valorarse. No les usurpes
esa posibilidad.