Republicado con autorización de: Carlos Pajuelo
Tú nunca estarás con tu hijo o hija cuando tenga que decir
NO. Así que a educar.
Las drogas están alrededor de nuestros hijos, esto es una
realidad que los padres no debemos ni podemos obviar. Están tan cerca de
nuestros hijos que a veces están hasta en nuestra propia casa. No, no lo digo
para asustar, lo digo sencillamente con la finalidad de que los padres abramos
los ojos y sepamos qué decir y cómo actuar. Es verdad que cada hijo es un
mundo, que cada familia tiene sus circunstancias y, aunque no hay métodos
infalibles para educar, yo creo que padres y madres, en el tema de drogas,
podemos y debemos:
1º.- Buscar
Información. ¿Qué sabes de las drogas?,
pero qué sabes, de verdad. Cómo vas a educar sobre algo que desconoces. Conozco
a padres que, con cara de angustia, les hacen jurar a sus hijos que nunca van a
tomar drogas y piensan que, con eso, es suficiente. El conocimiento, la
información son los mejores acompañantes en la tarea de educar. La guía
“Hablemos de drogas. Una realidad que debe tratarse en familia”, de la Obra
Social de la Caixa es una estupenda herramienta para informarse.
2º.- Hablar con tu hijo sobre drogas. Al finalizar la
Educación Primaria, con 12 años, es una edad apropiada para comenzar. Pero habla
con serenidad, porque esa es la manera en la que hablan las personas que saben
de lo que están hablando. No metas miedo
ni exageres porque está demostrado que “asustar” no educa. Habla con tu hijo
para conocer su opinión sobre las drogas, y no te desesperes si te dicen perlas
como “la marihuana es buena porque es mejor que el tabaco”. Los adolescentes
suelen tener una visión demasiado “optimista” sobre las drogas, y los adultos,
una visión cercana al pánico, por esta razón lo que hay que hacer es EDUCAR
para tener una visión “realista”.
3º.- El mensaje que tienes que trasmitir es: Tomar drogas es
siempre un riesgo. Esto es difícil de hacérselo entender a los adolescentes,
por eso conviene repetir este mensaje apoyado en datos reales, contrastados, no
basados en tópicos, sin exageraciones.
Las drogas secuestran de manera silenciosa a nuestro cerebro y afectan a todas sus funciones (cognitivas,
emocionales, relacionales, etc).
4º.- No les preguntes directa e insistentemente sobre si han
tomado drogas. Es mucho mejor pedirles su opinión (qué piensan del consumo de
drogas por parte de algunos adolescentes, qué peligros ven en ello) y darles
nosotros nuestra opinión. No entres en peleas con tus hijos para convencerles
de que la razón la tienes tú, porque con esas discusiones es fácil conseguir un
efecto contrario al que deseamos, y no es otro que la defensa de las drogas por
parte de tu hijo se convierta en una afirmación de su identidad.
5º.- Enseñar a los hijos a responsabilizarse de sus acciones
es una de las mejores cosas que los padres podemos hacer mientras educamos.
Responsabilizarse requiere asegurar a los hijos que siempre los vamos a apoyar
pero que ellos tienen que asumir las consecuencias de sus actos. Para educar en
responsabilidad necesitamos marcar una línea clara de lo que creemos que es
tolerable y lo que consideramos intolerable en el tema de las drogas. La
realidad es que al final va a ser nuestro hijo el que decida, el que tenga la
última palabra.
6º.- Si tu hijo comienza a “flirtear” con las drogas no te
paralices, no lo lleves en secreto. Busca ayuda. Habla con sus profesores, con
la familia, con profesionales. Entrar en
contacto con las drogas en la adolescencia no es sinónimo de ser un drogadicto.
Negar una realidad, sin embargo, sí que puede conllevar problemas mayores.
Cuando tenemos problemas en la educación de los hijos necesitamos todas las
manos. No te calles.
7º.- ¿Quién dijo miedo? Controlar el miedo que nos invade
con las palabras drogas, adolescencia, alcohol…
Con miedo no se educa. Así que lee, infórmate, y manos a la obra. No
hagamos tragedias de situaciones de apendizaje. Los adolescentes están en
construcción, los escarceos con las drogas no son indicadores de ningún
problema, son indicadores de que tu hijo o hija necesita que sus padres sigan
educando: normas, valores, limites. Y esto lleva su tiempo, no te desesperes.
8º.- Confía en ti, en tu capacidad para educar, en tu
sistematicidad, confía en tu ejemplo, confía en tus enseñanzas. Y sobe todo
confía en que tus hijos serán capaces de gobernar su propia vida. Pero hasta
que llegue ese momento, recuérdales que no vas a mirar para otro lado, que
siempre vas a decir: Drogas No.
9º.- No culpabilices a las amistades de tus hijos o hijas,
considerándoles malas influencias. Prepárate para ser tú una buena influencia,
una influencia que desde el cariño, la comprensión, envía mensajes claros
respecto a cómo actuar, cómo decir no, como mantenerse firme en las
convicciones. Y recuerda que las amistades son, para los adolescentes, lo mejor
de lo mejor. No rivalices, simplemente
sigue ejerciendo tu tarea. Lo que tú les trasmites les queda dentro y hace más
efecto del que tú crees.
10º.- Es un tema serio este de las drogas en el que los
padres tenemos una responsabilidad durante un tiempo, el de la educación, luego
serán nuestros hijos los que determinen qué y cómo quieren vivir.
¿Estás educando? Pues no pares, sigue. Somos muchos los que
te apoyamos.