Republicado con autorización de: Carlos Pajuelo
Educar en igualdad para prevenir el maltrato
Los hijos y las hijas son iguales, y sin embargo, nuestra
sociedad genera discriminación. Te has
preguntado ¿Quieres discriminar a tus hijas?, ¿Quieres que tu hijo piense que
una mujer vale menos que él?, ¿Quieres que tu hija acepte esa discriminación o
que lo tenga bien clarito y defienda la igualdad? Educar en igualdad si que
puede salvar muchas vidas.
1.- Haz que tus hijos e hijas sientan personas valiosas. Una
persona valiosa es una persona que se ve poderosa. Educar es enseñar a los
hijos a que reconozcan y aprecien lo que valen.
Hay padres y madres que nunca están satisfechos con lo que hacen sus
hijos y siempre quieren que hagan más y mejor, o por el contrario, padres que
apenas tienen expectativas de éxito en sus hijos o hijas y tanto este exceso de celo educativo por la excelencia,
como la falta de expectativas puede provocar que hijos e hijas crean que no son
valiosos, que no tienen poder, porque son incapaces de satisfacer las
expectativas de sus padres. Expectativas que a veces son diferentes en función
de si se es hijo o hija. No le pongas techo a lo que tus hijos e hijas pueden
alcanzar, anímalos a que crean y confíen en ellos mismos.
2.- Educa a tus hijas (como haces con tus hijos) para que no
les frene el miedo. Tenemos que educar a nuestras hijas para que se “coman el
mundo”, para que tomen decisiones y se vean capaces, seguras, convencidas de
poder afrontarlas y no para que sean dóciles y sumisas. Lo que piensas te tus
hijos e hijas es lo que les trasmites.
3.- Educar en la responsabilidad. Tenemos que promover que hijos
e hijas practiquen la responsabilidad. Para eso hace falta que tengan
responsabilidades en casa acordes con su edad. Las responsabilidades en una
casa no se distribuyen en función del género. No se trata de repartos
diferenciados por ser niño o niña, no se trata de ayudar al otro, sino de
asumir, todos y cada uno, como propias las tareas comunes que surgen en todos
los hogares.
4.- Educar en el respeto. Y para ello hay que hablar en casa
con respeto de todas las personas que viven en la casa y fuera de casa.
Mediante el lenguaje, les mostramos a nuestros hijos que hay personas a las que
podemos despreciar, denigrar, e insultar si no nos gusta lo que dicen o lo que
hacen o cómo lo dicen o como lo hacen.
5.- Educar a personas, no a niños o niñas. Si piensas que
hay que educar a tus hijos e hijas de forma diferente, es porque crees que no
son iguales. Y son iguales, son sencillamente hijos a los que educar. Acaso no
es igual de bueno lo que enseñas y cómo lo enseñas, a un hijo que a una hija.
6.-Educar en el buen trato a las personas. No les digas a
los hijos que a las mujeres, madres, hermanas, amigas, etc., hay que tratarlas
bien porque son mujeres. Hay que tratarlas bien porque son personas. Ser mujer
o ser varón es solo una cualidad: ser personas es lo sustancial.
7.- Actúa cuando detectes actitudes discriminatorias: Cuando
tus hijos hagan algún comentario despectivo de alguien por razón de sexo, raza,
idea, orientación sexual, capacidad, etc., actúa. Pero no lo hagas por
convencionalismo o porque quede mal, en plan “eso no se dice”. Tenemos que
decir a nuestros hijos que nos duele escucharlos hablar así de otra persona, de
una mujer o de un hombre. Pregúntales cómo se sentirían ellos si alguien les
dijera eso mismo.
8.- Hablar del amor. Enséñales, cuando son adolescentes, qué
es eso de estar enamorado o enamorada. Enséñales qué conductas son
incompatibles con amar (desconfiar, anular, exigir, chantajear) y díselo bien
claro: si controlas el teléfono de tu
chica, estás maltratando a tu chica. Si dejas que te controlen, estás dejando
que te maltraten. Si le dices a tu chica, si me quisieras entonces tu harías…
es maltrato. Enseña a tus hijos y a tus hijas, a reconocer qué es el maltrato
para que no sean maltratadores y para que no se dejen maltratar.
9.- Sed beligerantes con el maltrato. Hay que educar para
enseñar a no tolerar cualquier tipo de maltrato: no a las bofetadas a tiempo, a
las palabras que ofenden, a cualquier manifestación de desprecio y de
violencia.
10.- Tienes que creer que existe la discriminación, que está
muy cerca de nosotros y que es muy peligrosa, porque la discriminación mata.
Hace falta una marea de padres y madres que eduquen a sus
hijos e hijas como iguales, personas iguales. Y hay que educarlos así para que
los hijos e hijas se lo crean y lo vivan.