CARLOS PAJUELO
(http://blogs.hoy.es/escuela-de-padres/)
PUBLICADO CON
LA AUTORIZACIÓN DEL AUTOR
“¡Ay madre,
qué ganitas tengo de que empiece el curso, y volvamos a la normalidad!” dice en bajito mi amiga Paqui mientras
observa a sus niños desayunar a las 11 de la mañana. Dentro de poco, cuando las
televisiones vuelvan a hablar del síndrome postvacacional, nos hagan ver que
necesitamos un curso de idiomas o nos presenten coleccionables de todo tipo, en
ese momento, volveremos a la “normalidad”.
Los padres siempre están educando pero podemos aprovechar estos días
para hacer una “pretemporada”, como los futbolistas, una preparación, no
sólo de los materiales que se van a necesitar para el próximo curso, libros,
uniformes, material escolar… sino una preparación sobre cómo vamos a abordar determinados
aspectos referentes a mejorar la educación de nuestros hijos durante el próximo curso.
Si hacemos las mismas cosas que
antes, obtendremos los mismos resultados. Einstein, que era un hombre listo, es el autor
de esta frase. Ésta es mi propuesta para la pretemporada: introducir algunas novedades.
Es complejo, lo sé, pero algo hay que hacer.
Os voy a proponer varias acciones que considero os pueden ayudar a
vosotros, como padres, y a vuestros hijos.
Para empezar,
nada mejor que mejorar nuestra participación en la vida escolar de nuestros hijos.
La participación de los padres es un importante factor del éxito académico. Y no hay mejor manera de comenzar a
participar que la de colaborar con el AMPA del colegio o Instituto.
El camino de
la participación es complejo y
está lleno de obstáculos, pero es un camino en el que no es posible el retorno.
Estoy convencido que la participación es la vía más adecuada para que el profesorado y las
familias puedan validar su competencia como padres y profesorado mutuamente.
La mejora de los procesos de
comunicación entre padres y profesorado es probablemente una de las mayores
necesidades que tiene nuestro sistema educativo.
Desde todos los ámbitos estamos de acuerdo en la necesidad de esta
comunicación, en los beneficios que aporta tanto al alumnado como al
profesorado y a los padres. Los padres, mediante la participación
se implican con el profesorado, descubren que son importantes en la
educación de sus hijos; se pueden sentir más cómodos a la hora de comunicarse
con los profesores, descubren cómo funciona la escuela de sus hijos y, por último,
los padres adquieren habilidades que
les ayudan a aprovechar más las tutorías con los profesores.
Al participar
los padres, se hace posible que los profesores logren una mayor comprensión de las
dificultades que impiden que los padres se impliquen en la educación de sus
hijos y, desde
esta comprensión, aprenden estrategias sobre cómo llegar de forma eficaz a todos los padres,
tales como la escucha activa, la comprensión de las conductas defensivas y la
resolución de conflictos.
Los profesores se sienten menos
aislados y los centros se animan a
desarrollar actividades que
fomentan formas muy variadas de implicación de los padres.
Los hijos/alumnos descubren el
interés compartido que manifiestan profesores y padres. Los hijos/alumnos no utilizan la
información que trasmiten a sus padres y profesores de manera sesgada.
Pero si
estamos de acuerdo en que la participación es muy beneficiosa ¿por qué cuesta
tanto trabajo llevarla a cabo?, ¿por qué algunos padres y profesores se perciben mutuamente como una fuente
de conflicto, más que como una fuente de ayuda?
En primer
lugar, hay que tener en cuenta que la participación conlleva comunicación y ésta es generadora de conflictos:
cuando una persona, ya sea un padre, una madre, profesora, maestro…
exponen sus ideas, necesariamente éstas se confrontan con las ideas que tienen,
que tenemos, los demás.
Y tenemos una tendencia a interpretar los
conflictos comunicativos como un problema, y no como un punto de partida para
poner en conjunto (padres y profesorado) nuestras posibilidades para dar
respuesta a las demandas de nuestros hijos, de nuestro alumnado.
En segundo
lugar, no existe tradición en nuestro sistema educativo de participación entre
padres y profesorado. Para
que se dé la participación es necesario que padres y profesores tengan
sentimiento de pertenencia a una comunidad educativa(ser parte) pero,
para participar, es necesario también tener conciencia de los derechos y
deberes que padres y profesores tienen y también tener conciencia de que
los beneficios y los costes son compartidos (tener parte) y, por último, hay que poder desarrollar
motivación por el desarrollo de actividades concretas (tomar parte).
En tercer
lugar, hay que tener en cuenta que, en el proceso comunicativo, vemos
y oímos de modo selectivo basándonos
en nuestras necesidades, motivaciones, experiencias, intereses,
expectativas personales, educación y otras características personales. Y esta
forma de percibir la realidad es diferente en padres y profesorado, y por eso puede generar conflictos.
En cuarto
lugar, la comunicación entre padres y profesorado tiene una
importante carga emocional: no olvidemos que los hijos son las personas más
importantes para sus padres.
Quisiera
finalizar reafirmando que el profesorado está realizando una excepcional tarea
para dar respuesta a las necesidades de sus alumnos, que los padres están
dispuestos a hacer «lo que sea» por sus hijos, y que nos necesitamos mutuamente,
nos necesitamos para poder establecer compromisos mutuos que redunden en
beneficio de nuestros hijos, nos necesitamos para podernos validar mutuamente
como lo que somos: profesorado y padres.