Desde teléfonos inteligentes
hasta tabletas y juegos de consola, no es inusual ver a un niño de uno o dos
años deslizar de forma intuitiva las pantallas y presionar los botones con
seguridad.
Incluso si los padres disfrutan
de la paz momentánea que produce darle a un pequeño un aparato para que juegue,
en secreto les preocupa si ese tiempo al frente de la pantalla le está causando
daños en el cerebro.
Pero al parecer, estos juguetes
tecnológicos pueden ser beneficiosos para el aprendizaje. Y cuanto más interactivo,
mejor.
Un estudio de la Universidad de
Wisconsin, en Estados Unidos, presentado esta semana en una conferencia de la
Sociedad para la Investigación del Desarrollo Infantil, descubrió que los niños
de entre dos y tres años eran más propensos a responder a pantallas táctiles
que a las que no requieren de interacción (como la televisión).
Según la investigación,
mientras más interactiva y más real sea la pantalla, más familiar se siente
desde la perspectiva de un niño de dos años.
Heather Kirkorian, profesora en
estudios del desarrollo humano y familiar, explicó que su trabajo es un
indicativo de que las pantallas táctiles pueden tener un uso potencial para la
educación de los bebés.
Cuando realizó otra prueba
sobre aprendizaje del habla, los resultados fueron similares.
“Los niños que están
interactuando con la pantalla mejoran mucho más rápido, cometen menos errores y
aprenden a un ritmo más acelerado”, afirmó la especialista.
“Pero no los estamos
convirtiendo en genios, sólo los ayudamos a tener un poco más de información”.
Herramientas útiles
Así que ya pueden respirar más
tranquilos, sus hijos sólo están haciendo lo normal, interactúan con el mundo.
En cualquier caso, la
tecnología, en la forma de celulares y tabletas, está aquí para quedarse. Muchas
escuelas primarias y algunos establecimienos prescolares de Reino Unido están
introduciendo iPads en sus salones de clase para facilitar el aprendizaje.
Entender la tecnología y cómo funciona forma parte del currículo.
A veces es sorprendente la
naturalidad con la que los bebés manejan los aparatos.
“No soy una de esas personas
que cree que no deberíamos exponer a los niños a celulares, tabletas y otros
dispositivos”, comentó Helen Moylett, presidenta deEarly Education, una
fundación que tiene como meta mejorar la calidad de la enseñanza y de los niños
menores de cinco años.
“(La tecnología) puede ser una
herramienta útil e interesante si se utiliza en el lugar adecuado para
ayudarnos a aprender, y no todo el tiempo ni como reemplazo de otras cosas”.
No obstante, la mayor
preocupación de Moylett es que no siempre los padres son un buen ejemplo.
“Veo a padres enviando mensajes
de texto mientras caminan. Muchas veces están enganchados a sus aparatos, que
se convierten en una barrera de comunicación con sus hijos”.
Un estudio reciente de la
escuela de educación de la Universidad de Stirling, en Escocia, descubrió que
la actitud de la familia en casa respecto a la tecnología era un factor
importante en la relación del niño con ella.
“Las experiencias de los niños
de tres a cinco años están mediadas por el contexto sociocultural de cada
familia y por las preferencias de cada niño”, fue la conclusión de la
investigación.
“No es la tecnología la que
impulsó o dominó la experiencia de los niños, sino que fueron sus deseos y la
cultura de la familia lo que formó el tipo de compromiso”.
Según Christine Stephen, autora
del estudio, la mayoría de los padres entienden los peligros de la adicción y
la pasividad, por lo que implementan reglas para establecer horarios al frente
de la pantalla que asegure que el niño tenga una variedad de actividades tanto
dentro como fuera de casa.
Mal hábito
Pero existen otros expertos que
no están de acuerdo.
El psicólogo Aric Sigman ha
declarado con frecuencia que los niños están más expuestos que nunca a la
pantalla y que este hábito debe ser cambiado, pues podría llevar a la adicción
o depresión.
Hay quienes advierten de la
sobre exposición a la pantalla.
Sigman calcula que los pequeños
que nacen ahora pasarán el equivalente a un año pegado a las pantallas antes de
cumplir los siete años.
De ser cierto, poca gente
podría negar que sea un dato preocupante.
Si sólo el 9% de los niños en
Reino Unido no tiene acceso a una computadora en casa o en la escuela, podría
afirmarse que las pantallas son dominantes y que, al parecer, no hay vuelta
atrás.
Entonces, la clave podría estar
en que los niños aprovechen al máximo su tiempo frente a la pantalla,
descargando las mejores aplicaciones y programas que contribuyan a su
aprendizaje.
Jackie Marsh, profesora de
educación de la Universidad de Sheffield, en Reino Unido, considera que es
necesario realizar más investigaciones en esta área: “Describir qué es lo que
creemos que deben ser los principios de buenas aplicaciones, porque hay una
falta de un recursos central para los maestros. No se trata sólo de darles
iPad”.
Desarrollo de habilidades
Marsh considera que programas
de buena calidad pueden ayudar a niños con problemas de aprendizaje para
desarrollar las habilidades que no tienen.
La experta explicó, además, que
los sitios de internet también pueden ofrecerles a los niños un espacio virtual
para desarrollar la autoconfianza cuando no puedan hacerlo en casa o en el
salón de clases.
Su mensaje a los padres es que
dos horas de pantalla cada día es suficiente para niños menores de seis años.
Marsh agrega que, a pesar de
que hay una minoría que considera que las pantallas no son saludables, no hay
evidencias que sugieran que son perjudiciales.
Otro estudio afirma que los
niños se aburren con rapidez con un tipo de medio y tienden a combinar el
tiempo al frente de una pantalla con juegos de muñecos o corriendo en espacios
abiertos.
“Podemos caer en pánico sobre
esto, pero los pequeños son muy curiosos y perspicaces”, sostiene Helen
Moylett. “Los niños van a estar expuestos a todo tipo de cosas”.
Quizás, al final, sólo quieren
disfrutar de la tecnología de la misma forma que lo hacen los adultos.