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La Navidad vista por tu hijo
La Navidad mientras nuestros hijos son pequeños es una Navidad mágica. Les llenamos
de regalos, de sorpresas, de ilusión y alegría. Montamos el Belén y les
enseñamos la trascendencia de estas fiestas. Les hablamos de los pastorcillos,
de ayudar a los demás y hacer favores en secreto. Y eso está genial.
Pero a medida que crecen esto no es
suficiente. Afortunadamente se cuestionan las cosas. Si no ha habido coherencia
durante todo el año, la Navidad para ellos se
convierte en una cortina de humo.
La Navidad es una recapitulación
de principios de vida. La verbalización de una forma de amar..
Y el amor se demuestra todo el año…
Esta es una carta escrita por un adolescente a sus padres, en la que les dice
precisamente esto…que la Navidad es coherencia.
Es una carta que, aunque está escrita por un adolescente, podría haberla
enviado cualquier hijo de cualquier edad, si tuviera la capacidad madurativa de
decirlo.
Carta de un adolescente a sus padres en
Navidad
Queridos papá y mamá,
Me encanta la Navidad. Me gusta este tiempo en que todo se
llena de alegría y nos reunimos toda la familia. Volvemos a estar todos juntos
y soy feliz por eso.
Y os
agradezco la ilusión que ponéis en estas fechas. Pero quiero deciros algo que
espero no os moleste demasiado porque no es mi intención.
Ya no soy aquel niño de hace 18 años. Ni
15. Ni siquiera 5. Ya no me deslumbran las luces, ni los villancicos, ni los
deliciosos canelones del día de Navidad. Es cierto que todo me gusta, pero ya
no lo miro con los mismos ojos. Veo vuestro esfuerzo, lo agradezco pero no lo
necesito. Ya no necesito tantos regalos. Ni tanta decoración. Ni tanta música.
Quisiera que la Navidad significara otra
cosa. Ahora quiero otro tipo de Navidad…
Quisiera que hubiera un compromiso de toda la familia de aprender a discutir. Que no
volviéramos a hablarnos como nos hablamos anoche. Eso es lo que de verdad
quiero para esta Navidad. Quiero que cuando yo os desafío, cuando
yo pierdo el control y soy agresivo, vosotros no lo perdáis. Que no os pongáis a mi nivel.
Tampoco quiero que “no paséis de mi”, como si yo ya no tuviera “solución”… No quiero sentir que soy un problema,
vuestro gran problema, y que sin mis desafíos vuestra vida sería más agradable.
Eso duele…
No quiero volver a oíros decir entre
vosotros esa horrible frase: “no hay manera de que aprenda, ya
le enseñará la vida, ya se la pegará…” porque la vida me enseñará, claro que sí,
pero no cómo lo haríais vosotros ni me enseñará lo que vosotros queréis que
aprenda.
Quiero que la Navidad signifique un cambio. Que de verdad se
note en todos nosotros que queremos que esta familia “tire adelante”, y que dejemos de ir cada uno por
nuestro lado. Estoy cansado de vuestra mirada también de cansancio… Todos
estamos cansados de todos en casa… Y eso duele…
Yo quiero otra Navidad. Quisiera una Navidad con compromiso. De vuestra parte. Veréis:
yo lo intento año tras año pero fracaso. Me supera mi impulsividad, mi
inmadurez, mi egoísmo y mi orgullo…y lo siento. La mayoría de las veces de
arrepiento después de una bronca con vosotros. Yo no puedo solo. Quisiera
que vosotros “tirarais de mi”. De una forma diferente a la de ahora.
Buscad la manera de ayudarme. ¡Yo no sé
cómo! ¡Sois vosotros los padres! Solo sé que en mi carta de los Reyes Magos este año no quiero pantallas, ni juegos,
ni dinero…quiero que aprendáis a hacer algunas cosas mejor. Solo algunas pocas…
No soy un hijo fácil, lo sé. Pero seguro
que existe una manera de hacer mejor las cosas y yo quiero aprenderla. Y que la
aprendáis vosotros. Y que Navidad tenga un sentido durante todo el año.
Os quiero mucho y os necesito. Por más que
os insulte, y os grite, y os mienta. Y vuelva a gritaros. De verdad que os
quiero. Muchísimo. Mi comportamiento no tiene nada que ver con lo mucho que os
necesito.