Autoría: Victoria Montoro
Republicada con autorización de: https://www.psicologosantacoloma.es
Muchas veces los padres se quejan de que sus hijos no les
obedecen o que tienen que repetir las cosas muchas veces y no hacen caso y han
de insistir en ello e incluso llegan a enfadarse por este motivo. Hasta que
llegan a un punto que ya no saben lo que hacer.
Esta situación suele ser frecuente en las casas y ocurre
muchas veces: peleas entre hermanos, malas contestaciones, no se quiere ir a
dormir, no se quiere vestir solo o le repetirnos mil veces que se vaya a duchar
entre otras…
La desobediencia es una negativa a hacer alguna cosa que se
nos ha pedido en un periodo de tiempo limitado o/y a seguir una serie de normas
establecidas ya sean padres, profesorado u otras personas con el fin que el funcionamiento de la escuela o casa sea el correcto.
Habría innumerables motivos por los que los niños no
obedecen, algunas de ellas serían:
- Para llamar la atención: un niño puede ser desobediente para que sus padres le presten más atención.
- Se muestra inseguro
- Puede ser por mostrar celos, a veces hay diversas situaciones que generan celos como puede ser el nacimiento de un hermano y pueden realizar conductas negativas para de llamar la atención de sus padres para que tengan y pasen más tiempo con él ya que la llegada de un hermano implica la pérdida de atención de tenía anteriormente.
- Algunos niños no sabe esperar ya que son inmaduros y han de aprender aun a guardar su turno.
- Sobre los 2-3 años es normal que los niños tengan conductas oposicionistas ya que es una edad en la que los niños ponen a prueba la autoridad de sus padres.
- Pero sobre todo, la más importante y la más frecuente es: porque lo que les pedimos que hagan es un rollo y tienen que dejar de hacer algo que les gusta para hacer algo que no les gusta (a nosotros también nos pasa!).
Normalmente cuando una conducta se aprende suele ser porque
su conducta tiene consecuencias positivas, por ejemplo adquirir la atención de
los padres que solo se le da cuando se comporta mal o no se hace caso y no
cuando el niño se porta bien.
Es decir, los niños aprenden a ser obedientes dependiendo de
los estímulos que les ofrecen los adultos y de cómo estos reaccionan frente a su conducta.
Por esto es muy importante valorar y tener en cuenta todas
las conductas correctas y no solo las negativas. Si solo se le presta atención
cuando se porta incorrectamente nuestro hijo tiene así un gran reforzador para
seguir comportándose mal.
Al tratar de modificar la conducta es muy importante
analizar tanto la conducta y el comportamiento del niño como el de los adultos.
LOS PASOS PARA MODIFICAR LA CONDUCTA SERÍAN:
Cuando nuestro hijo no se comporte como nosotros queremos
hemos de:
Antes de usar cualquier técnica, lo más importante es
asegurarse de que la orden que hemos dado se ha oído, procesado y entendido. Si
yo desde la cocina le digo a mi hijo, ves a lavarte los dientes cuando el está
en el sofá viendo los dibujos, la probabilidad de que obedezca es de 0,000001.
Si en cambio, yo voy al comedor, me acerco y le digo: ves a lavarte los
dientes, aumento mucho la probabilidad pero todavía estaré muy lejos de la
obediencia. Si yo además de decírselo cerca y mirándole a los ojos, lo cojo de
la mano y le digo: venga vamos al lavabo que tienes que lavarte los dientes,
probablemente en un 90% de los casos me hará caso. Lo que quiero decir con
esto, es que no puedo esperar que mi hijo/a me obedezca si le doy la orden
desde la otra punta de la casa, porque no me habrá ni escuchado, ni procesado
ni entendido y seguirá mirando los dibujos plácidamente.
Si llegados al último paso, sigue sin obedecernos, cosa que
ocurrirá pocas veces, entonces tendremos que usar otras técnicas:
Retirar la atención, es decir, no ofrecerle nuestra atención
ni hablarle si no nos desobedece. Si nos es muy complicado, podemos salir de la
habitación. Y una vez la conducta de desobediencia finaliza volverle a ofrecer
nuestra atención (mirarle, hablarle)
A la vez, se ha de reforzar todas las conductas correctas
que realice su hijo de manera sistemática, ya sea de manera verbal o si hiciera
falta en forma de premio.
Por otro lado, si la extinción o retirada de atención no
fuera suficiente se podría tener alguna consecuencia negativa, como la retirada
de actividades que les gusten como puede ser: ver la televisión, jugar con el
ordenador o tablet o retirarle los juguetes.
Es importante resaltar que, en un principio generalmente,
suele aumentar la frecuencia y la cantidad de la conducta desobediente si
seguimos estas pautas ya que los niños están acostumbrados a que así suelen
conseguir lo que quieren pero si perseveramos y somos constantes,
posteriormente la conducta disminuirá.
AL DAR INSTRUCCIONES
Y ÓRDENES SE HA DE TENER EN CUENTA:
- Han de ser frases que los niños puedan entender.
- Las ordenes han de ser claras, cortas y específicas
- Se han de dar de una en una.
- No deben contradecirse unas con otras
ESTRATEGIAS PARA QUE NUESTRO HIJO/A SE PORTE BIEN:
- Sorpréndelos cuando se porten bien. Mostrar interés, alabar, reconocer y felicitar cada vez que vemos que nuestro hijo se porta bien, como por ejemplo cuando está tranquilo o cuando está con su hermano sin pelearse o está comiendo bien sentado.
- Reconocer cualquier mejora aunque sea pequeña. Es imposible pasar de una mala a una buena conducta, pero si nos fijamos veremos que suelen haber pequeñas mejorías y estas también las hemos de reconocer, así el niño se motivará a continuar mejorando.
- Presentar alternativas para que su hijo pueda elegir. En vez de ordenar a que haga una determinada tarea se le pueden ofrecer dos alternativas y así él elegirá cual y lo hará de forma más contenta. Por ejemplo si queremos que haga los deberes podemos preguntarle, ¿quieres hacer los deberes antes o después de merendar?
- Utilizar la distracción. Cuando nuestro hijo tiene comportamiento de oposición lo mejor es no realizar ordenes explícitas y directas. Por ejemplo, si queremos que se vista lo mejor sería decirle, ¿qué cuento quieres que te explique mientras te vistes para salir a la calle?
Más adelante y cuando
esto esté resuelto y nuestro hijo sea bastante obediente sabrá
hacer las cosas y poco a poco la convivencia familiar será más pacífica y
armoniosa. Recuerda que la mayoría de niños no hacen caso a la primera.