Por que os diagnósticos na infancia deben escribirse con lapis


Autoría: María Eugenia Daney
Republicado con autorización de: https://www.educapeques.com

¿Por qué los diagnósticos en la infancia deben escribirse con lápiz?: Esta pregunta es la que debe tener en cuenta todo profesional que se relacione, directa o indirectamente, con niños. En este artículo vamos a tratar de responder a esta enigmática pregunta que ha surgido entre diversos profesionales en los últimos tiempos.
“Su hijo tiene TEA (autismo)”, me escribió una mamá muy preocupada hace algunos meses atrás, producto del diagnóstico que un neurólogo había indicado. Esa madre, más allá del dolor y la angustia que sentía, no pudo ver (y el profesional tampoco) que todo diagnóstico no es inamovible en la infancia. Decimos esto puesto que la madre se presentó ante mí con total angustia y desamparo sin siquiera pensar en la posibilidad de un tratamiento pedagógico para su hijo: más bien fue una “etiqueta” en una orden médica lo que la paralizó.
Así como sabemos que todo niño es único e irrepetible, también debemos considerar que todo diagnóstico responde a un momento determinado en la vida de ese niño. La mayoría de las  veces un niños diagnosticado con TDAH, TEA, dislexia, etc no encuadra perfectamente en un diagnóstico indicado en un manual. Esto quiere decir que es el profesional calificado el que debe tener en cuenta cada aspecto de la vida de ese niño para evitar caer en un diagnóstico erróneo.

¿Por qué los diagnósticos en la infancia deben escribirse con lápiz?

Consecuencias de un diagnostico inamovible en los niños

  • Sobre-medicalización y patologización en la infancia.
  • Falta de solución correcta por carecer de visión global de la patología y de los cambios en el niño. Un profesional puede recibir en el consultorio a una niña que, por ejemplo, puede tener un aparente problema de aprendizaje pero que, al ser evaluada por una pedagoga correctamente, se detecte que el problema de aprendizaje oculta un maltrato en el hogar (o incluso abuso, por solo dar un ejemplo). Entonces, nunca un diagnóstico debe limitarse a la interpretación de un profesional de modo aislado. Por el contrario, el trabajo inter y multidisciplinario debe llevarse a cabo y a cada momento del diagnóstico y posterior tratamiento.
  • Diagnosticar según los trastornos “de moda”. A veces, un trastorno se vuelve “corriente” y muchos profesionales de diferentes ramas finalizan por diagnosticar a muchos niños sesgados por un trastorno “de moda”. Hace algunas décadas atrás fue el caso de los niños con autismo (que hoy llamamos TEA), actualmente se intenta tildar a muchos niños de TDAH cuando en realidad no lo son.
  • La etiqueta que recibe un niño diagnosticado le indicará que “ese niño tiene TEA, TDAH, Dislexia, etc” y no que ese niño tiene una dificultad que se puede solucionar de múltiples formas con los profesionales adecuados. En otras palabras, será su entorno quien diga “X niño tiene TEA (etiquetándolo con el trastorno)” y no se tenga en cuenta que ese niño tiene ciertas dificultades y otras capacidades.

Niños mal diagnosticados es sinónimo de niños con problemas no resueltos que se convertirán en adultos con algún tipo de inadaptación, incomprensión o problemas que arrastren a lo largo de su vida y sin solución.

¿En qué medida los diagnósticos inamovibles afectan la tarea docente?

Los docentes son, a menudo, los más expuestos a caer en diagnósticos inamovibles. Algunas frases para poder reconocer si nosotros mismos hemos caído en este tipo de trampas sociales son:

  • “Este niño no aprende de ninguna manera. Debe tener algún retraso o discapacidad intelectual”.
  • “¡Aún no sabe sumar! Ya no sé qué hacer con este niño”.
  • “No se queda quieto en ningún momento. Debe tener algún problema de atención”
  • “El pedagogo me ha dicho que X tiene autismo, así que debo tomar las medidas necesarias para un niño con este trastorno”.

Estos son sólo ejemplos de que hemos caído en un diagnostico o etiqueta inamovible y que podemos, indirecta e inconscientemente dañar al niño con nuestro comportamiento.
En una sociedad en constante y acelerado cambio, todo profesional que se relacione con niños debe tener en cuenta que, ningún diagnóstico debe ser inamovible en la infancia. Pero ¿Cómo hacemos esto?

¿Cómo evitar caer en los diagnósticos
en la infancia inamovibles?

  • Capacitación constante. Todo profesional (maestros, auxiliares, profesores, psicomotricistas, psicólogos, etc) debe continuar su formación de manera constante. Estancarse en “lo ya aprendido” solamente perjudicará a los niños, indistintamente del rol que se ocupe en la relación con los niños y su educación.
  • No dar nada por supuesto. A veces un niño puede tener características de padecer algún problema o trastorno pero es erróneo dar respuestas aceleradas sobre lo que ese niño tiene o padece sin antes consultar a otros profesionales que tengan (por su propia formación profesional) una mirada diferente sobre el niño.
  • Tener en cuenta el contexto del niño. Siempre se debe tener en cuenta que todo niño presenta cambios en relación al contexto en el que vive (sociedad, familia, país,etc) así como también se debe considerar los cambios internos del niño: cambios hormonales, psíquicos, físicos, etc.
  • No considerar de modo absoluto ni siquiera los diagnósticos. Debemos utilizar el sentido crítico y la observación para evitar caer (nuevamente) en el error.