Autoría: Ángel Fuentes
Republicado con autorización de http://www.escuelaenlanube.com/
El enfado y las
rabietas en los niños son, absolutamente, normales en lo que
respecta a su frecuencia y, también, porque suelen aparecer antes de que el
pequeño exprese, verbalmente, los motivos de su molestia.
Sin embargo, existe un
ingrediente adicional que, normalmente, sorprende a los padres y profesores: su
intensidad o, si se quiere, el ímpetu con el que manifiestan su enfado mediante
las rabietas y pataletas.
Cómo manejar las rabietas y el
enfado de los pequeños
Los niños no saben controlar,
aún, sus emociones, al tiempo que no tienen una noción (ni siquiera mediana) de
lo que son las inhibiciones. Por ello, suelen demostrar el enojo de una manera
bastante intensa.
Ahora, para evitar que el
problema se incremente o, en otras palabras, para trabajar el enfado
y las rabietas en los niños, tenemos varias técnicas que les ayudarán a
tolerar su frustración.
Aclarando, eso sí, que las
rabietas no desaparecerán pero, por lo menos, disminuirán en cuanto a la
frecuencia y el ímpetu. Cuando el pequeño se percate de que su conducta no
tiene efecto en sus padres, las pataletas disminuirán considerablemente. Veamos
las técnicas.
- Cambiar de escenario: cuando la rabieta está “en todo su esplendor”, es de lo más conveniente y efectivo sacarlo del ambiente y llevarlo a un lugar (así sea aledaño) más abierto, con el fin de que el paseo distraiga su atención y se concentre en otra cosa.
- Decirles que esa no es la manera de hablar: si les decimos que, únicamente, los escucharemos cuando se expresen en forma normal, esto es, sin gritos, llantos, ni tiradas al piso, porque no les podemos entender lo que desean, lo más probable es que se calmen y, de paso, irán aprendiendo que los berrinches no surten los efectos deseados.
- Dejarlos solos para que se calmen espontáneamente: los berrinches, también, tienen su lado positivo, en cuanto a que se desahogan, lo que es bueno, para que no guarden energía en forma de frustraciones acumuladas.
Pero, si los dejamos solos,
entenderán que su conducta no llegará “a buen puerto” y, por lo tanto, se
calmarán. Además, será un aprendizaje que surte efectos acumulativos.
Otras técnicas para manejar
el enfado y las rabietas en los niños
- Mantenernos firmes en la postura: de acuerdo con la posición de la mayoría de los psicólogos infantiles, se trata de una actitud que pocas veces falla.
Ahora, de la misma manera en que
suena sencillo, es difícil de aplicar esta forma de proceder. Sin embargo, es
preciso hacerlo para que el pequeño comprenda que, definitivamente, no logrará
su cometido.
Como, también, se trata de ocuparse
del aspecto psicológico de los padres, es muy importante que estos estén
convencidos de que es la manera correcta de proceder para que, con el tiempo,
el pequeño comprenda que nada logrará con los berrinches.
- La técnica de las explicaciones concisas: como están inmersos en sus propios llantos y gritos, no alcanzan a escuchar explicaciones elaboradas. Mejor será, entonces, decirles algo así como “si no te tomas la sopa, mañana no tendrás energías para jugar el partido”.
- No responder al enfado con enfado: como los padres son el modelo a seguir de los niños, para manejar en enfado y las rabietas en los niños, no es conveniente enojarnos con ellos, porque interpretarán que la rabieta es lo correcto y lo más efectivo.