Republicado
con autorización de: http://blogs.hoy.es/escuela-de-padres/
Autor:
Carlos Pajuelo
Pues sí, muchos padres y
madres se enfrentan en estos días al hecho de que sus retoños, aunque les
parezcan aún unos “críos” se van a vivir, transitoriamente, fuera de casa.
Se van los hijos, desde el
mismo día que nacieron todo lo que aprenden tiene como objetivo ser
independientes, construir su propia vida. Y llegó ese momento, tu príncipe o tu
princesa, cambia de castillo.
Se van fuera de casa y a los
padres nos entra un cierto “canguelo” porque, de repente, se nos viene a la
cabeza todas sus limitaciones, reales e imaginarias, “pero si no se sabe hacer
la cama, pero si mira como tiene su cuarto, pero si no le hago la cena no cena, etc”.
Cómo actuar
Con confianza. Está claro que
tu hijo puede hacer absolutamente las cosas que en tu casa no hace (porque ya
las haces tú). Confianza en que sabrá organizarse. Confianza en que sabrá
responder a los retos que se le presenten. Confianza en que será capaz de hacer
frente a los buenos y a los malos momentos por los que, si o si, tendrá que
pasar.
Con seguridad. Tienes que
trasmitir a tu hijo que estáis convencidos de que está preparado para esta
nueva etapa de su vida. Así que procura no ser “pájaro de mal agüero”
anunciando calamidades.
Con normas. Si, tu hijo está
fuera pero eso no quiere decir que no existan las normas. Una fundamental, está
fuera para estudiar. A mí me llama la atención que muchos padres y madres
asumen ya que el primer año es de “preparación” con lo que les trasmiten a sus
hijos la idea de que se pueden relajar. Tu hijo debe de saber con claridad
meridiana lo que supone de coste a las arcas familiares que esté estudiando
fuera ( o en casa). Tu hijo tiene que saber que sus padres están dispuestos a
hacer ese esfuerzo por sus hijos pero ellos tienen la obligación de hacerse
corresponsables de ese esfuerzo.
Por esta razón hay que
hacerles ver que el compromiso es mutuo. Yo doy y tú das. Hacerse mayor es lo
que tiene que uno se ha de responsabilizar de sus actos, flaco favor le hacemos
a los hijos si los padres miramos hacia otro lado.
Crecen, los hijos crecen. Y
cada vez nos necesitan menos y cada vez tienen que hacerse cargo de ellos
mismos. Sufrirán, claro que sí y te enterarás de ello pero también se
divertirán (y eso te lo contarán menos).
Pasa la vida. Así que a
vivir.