Autoría: Jesús Jarque García
Republicado
con autorización del autor.
Síndrome del cambio de tutor y
su tratamiento
El síndrome del cambio de tutor es
una de esas situaciones que podemos incluir en cada comienzo de curso. Se
incluye junto con otros muchos, como el ya típico síndrome postvacacional.
Este es un fenómeno que vengo apreciando
en familias de Educación Infantil y Primaria cuyos hijos cambian de tutor o de
tutora. Es un “síndrome” que afecta principalmente a las familias, pero que
predispone negativamente a los niños y termina afectando a todos, incluidos los
educadores.
En este artículo te quiero describir en
qué consiste y ayudarte, como padre o madre a descubrir si lo padeces, para que
pongas remedio.
Síntomas principales
del síndrome del cambio de tutor
Las familias que padecen el síndrome
del cambio de tutor, suelen mostrar los siguientes síntomas:
- Cuando el curso está terminando, los padres
empiezan a sospechar o a conocer que su hijo o hija cambiará de tutor.
Puede ser porque cambien de etapa, porque el tutor o la tutora se
traslade. En otros casos eso simplemente porque ha finalizado el ciclo que
le correspondía permanecer como tutor de ese grupo. Cuando esto sucede,
las familias que lo padecen preguntan si el tutor en cuestión continuará o
no un año más. Incluso en casos más graves, alguna familia solicita
una entrevista con el director o directora rogándole que el profesor
continúe un año más, si es posible. A veces se llega la recogida
de firmas por parte de algunas familias.
- Otro síntoma del síndrome del cambio de
tutor sucede una vez producido el cambio. En esos primeros
días o semanas de curso empiezan las comparaciones entre
el nuevo y el antiguo, de manera que el nuevo tutor o tutora comienza a no
gustar.
- Una vez iniciado el curso, la sensación de
descontento se agrava. Definitivamente no gusta el nuevo tutor y se echa
de menos al anterior.
Los síntomas empeoran
El síndrome puede llegar a una fase
aguda, con algunos de estos síntomas:
- El descontento hacia el nuevo tutor se concreta
en aspectos como la manera de enseñar, de evaluar, del tipo de tarea que
propone, de cómo trata a los niños, de cómo maneja la clase, de cómo
valora a su hijo, de cómo trata a los padres… El descontento empeora si el
nuevo tutor es más estricto, exigente o simplemente no adorna demasiado
las valoraciones.
- Hay comentarios en voz alta en casa,
que generalmente el niño los oye en más de una ocasión.
- Rara vez, los padres que lo padecen hablan
tranquilamente con el nuevo tutor o tutora y le exponen sus dudas o
incluso su descontento, esperando una respuesta o explicación del nuevo
profesor.
- El síndrome del cambio de tutor se “va de las
manos” cuando los comentarios negativos se empiezan a extender en la
puerta del colegio o llegan a los grupos de whatsapp de las
familias: cuando se llega a este nivel se entra en una fase crítica.
- A pesar de todo, los niños suelen estar contentos
con el nuevo tutor y no plantean grandes problemas ni rechazo manifiesto,
salvo algunos casos en los que se dejan “contagiar” por los comentarios
que escuchan de primera mano de las familias que lo padecen.
- Es extremadamente contagioso.
El síndrome del cambio de tutor “se
diagnostica” solo cuando no hay razones objetivas de
incompetencia manifiesta del tutor o tutora para labor de educar y enseñar.
Tan solo que utiliza otros métodos, tiene otros criterios y otra forma de
ser diferente: hay tutores edulcorados con miel, otros con azúcar y otros
simplemente con sacarina…
Consecuencias y curso del síndrome
Las consecuencias del síndrome del
cambio de tutor pueden ser diferentes, tanto para los padres, como para los
hijos, como para el profesor.
- En primer lugar, crea un mal ambiente y enturbia
la relación educador–familia, que debe ser fluida para garantizar una
educación adecuada: se siembra la desconfianza hacia el profesor.
- El síndrome contagia a otras familias y también a
los propios niños, que pueden predisponerse negativamente hacia
su tutor.
- El tutor o tutora, se da cuenta de la
desconfianza, le llegan los comentarios negativos y siente que no tiene el
apoyo de las familias en su labor. Naturalmente produce sensaciones
negativas y que su trabajo no se valora.
Tratamiento del
síndrome del cambio de tutor
Para tratar el síndrome del
cambio de tutor deben adoptar las siguientes medidas:
1. Un poco de empatía
Piensa por un momento si te gustaría que
el tutor actuara contigo o con tu hijo de la misma forma: si os comparara con
las familias y alumnos que ha tenido en años anteriores. O piensa cómo podrá
sentirse ante la actitud que están mostrando hacia él los padres.
2. Conceder tiempo
Como ocurre con otros aspectos de la
vida, es necesario conceder un tiempo prudencial para que el nuevo tutor o
tutora se adapte a la clase, consiga dominarla y la clase también se adapte a
él. En educación, las prisas nunca son buenas y juzgar a las personas en los
primeros minutos, suele llevar a equivocaciones. Un tiempo prudencial significa
dar la oportunidad de un trimestre de curso, para valorar su actuación.
3. Pedir explicaciones
Las actuaciones de los profesores suelen
tener un motivo. Si no entiendes alguna actuación del nuevo tutor, no te gusta
o no es válido con tu hijo, es mejor hablarlo directamente con el tutor, cuanto
antes. Desahogarte en whatsapp con otros padres o en la puerta del
colegio solo empeora las cosas, nunca las mejora. En esa entrevista, el tutor o
la tutora puede conocer mejor a tu hijo, y tú conocerás mejor las intenciones
del profesor. Y en el mejor de los casos, puede ayudar a que el profesor sea
más objetivo con la situación y decida cambiar algún aspecto que no está dando
resultado.
4. Hay diferentes formas de ser tutor
Existen profesores excelentes: tienen
buen trato, son simpáticos, entusiasman, son innovadores, enseñan bien. Pero
también hay buenos maestros… aunque no sean excelentes. “Cada maestrillo
tiene su librillo”, dice el refrán español. Es decir, cada maestro tiene su
método; método es una palabra de origen griego que significa camino.
Cada maestro tiene su camino (método) para educar a los niños. También
hay diferentes formas de ser: los hay más simpáticos, más cercanos o más
distantes… pero a un tutor o tutora no se le juzga por su personalidad, sino
por su profesionalidad, el trato respetuoso con las personas y su capacidad de
enseñar.
Así que espero, que los que podéis
padecer el síndrome del cambio de tutor os mantengáis prevenidos, y si alguna
vez lo llegáis a padecer, lo tratéis adecuadamente.