Republicado
con autorización de: http://blogs.hoy.es/escuela-de-padres/
Autor:
Carlos Pajuelo
¿Alguna
vez estás temerosa o temeroso por la reacción que pueda mostrar tu hijo cuando
le vas a pedir, decir, preguntar algo?, ¿Llevas en tu bolso alguna chuminada
que usas como un “kit antipollo” por si tu criatura te monta un número por la
calle?, ¿Eres de lo que creen que la tarea de ser padres consiste en hacer
felices a los hijos? Si has respondido que sí a alguna de estas preguntas, sin
duda, necesitas utilizar en tu repertorio educativo la frase:
“esto es lo que hay”.
¿En
qué consiste? Pues sencillamente en presentarles a los hijos algunas
situaciones de la vida cotidiana como actividades que no se pueden cambiar,
aunque estas situaciones les generen malestar o disgusto. Por ejemplo, para
merendar toca fruta y tu criatura comienza a descontrolarse gritando que no
quiere eso, entonces tú, con toda tranquilidad, le dices: “Esto es lo que hay”.
Que quieren ver la tele y no es el
horario que les tienes marcado para poder hacerlo, desconectas la tele y les
dices: “esto es lo que hay”.
Se
trata de enseñar a los hijos que en nuestra vida no siempre vamos a hacer lo
que nos apetece, que no siempre es posible elegir y que hay situaciones que o
las aceptas o las rechazas pero no hay posibilidad de cambiarlas por otras.
Vamos, en pocas palabras, enseñar a los hijos a afrontar que en la vida
cotidiana hay malestar con el que hay que convivir.
¿Cómo
actuar? Con tranquilidad, seguridad y firmeza. (Ya sabes, controlando la
ingurgitación yugular) Pero te recuerdo que tu criatura ya tiene hecho un
máster sobre cómo salirse con la suya y por lo tanto va a poner a prueba tu
capacidad de mantener la tranquilidad, la seguridad y la firmeza. Recuerda que
cuando le pones límites a tu hijo es normal que se enfade, tenga un berrinche,
de un portazo, pero tú estás educando,
que además es lo que tienes que hacer, así que no te enfades por hacer lo que
tienes que hacer. Tranquilidad porque
“esto es lo que hay”.
¿Para
qué? Para que tu criatura no se vuelva un déspota; para que aprenda a tolerar
la frustración por no poder alcanzar lo que desea; para que aprenda a auto
regular su conducta; para que aprenda a entender las necesidades de los otros;
para que no sea un indolente caprichoso/a que no tuvo la suerte de tener unos
padres que mostraron su cariño poniendo límites en vez de mirar hacia otro lado
para que su criatura no sufriera, con argumentos del tipo “es tan pequeño aún”,
“qué más da, ya tendrá tiempo de aprenderlo”, “por no escucharte, que eres muy
cansino”, etc. Los padres que aman a sus
hijos no les evitan las lágrimas sino que les proveen de pañuelo mientras les
muestran apoyo y comprensión ante esas lágrimas. Esto es lo que hay.
Esto
es lo que hay, no te engañes no es fácil ni sencillo pero los hijos crecen y
por desgracia nos encontramos con adolescentes, y algo más que adolescentes,
desnortados porque, por temor o comodidad, nadie les señaló nunca que “esto es
lo que hay”. Y no son mejores padres los que esconden el sufrimiento y malestar
a sus hijos sino aquellos que los preparan para afrontarlo.
Queridos
padres y madres, nuestros hijos viven en este mundo, un mundo de sombras y
luces, las luces son muy bonitas y a los
hijos les encanta que sus padres los iluminen pero tus hijos también necesitan
aprender a tolerar las sombras y esto, esto es lo que hay.