Republicado con autorización de: http://www.solohijos.com/
Autoría: Elena Roger Gamir (pedagoga)
Pues no, no voy a darte consejos de cómo hacer para que tu
hijo obedezca a la primera. Para que se acueste o recoja su habitación cuando
tú lo dices. Voy a decirte por qué en lugar de querer que obedezca a lo que tú
dices, debes querer que tenga un pensamiento crítico ante la orden que le
acabas de dar.
Todos hemos escuchado a padres y madres que comentan con una
orgullosa mirada que sus hijos “no les dan problemas porque son muy
obedientes”. Y otros que responden “¡qué suerte tienes! Mi hijo lo desafía todo,
¡ojalá obedeciera a la primera como el tuyo!” … Pues francamente, alguien
debería decirles a estos padres que lo importante no es que obedezca a todo ni
a la primera sino el proceso cognitivo que hace ya sea para obedecer o no..
¿De verdad quieres un hijo que cuando le dices que haga algo
o le niegas algo no se cuestiona el por qué?
Si te paras a pensar, eso significa que cuando vaya
creciendo hará lo que diga la mayoría, porque no tendrá recursos para
enfrentarse a ella. Se acostumbrará a aceptar lo que le venga dado del
exterior. Y lo peor, dependerá de tu criterio porque él no tendrá el suyo
propio.
¿Por qué dejarles tanta libertad?
¿Por qué dejarles tanta libertad? ¡Si son solo niños y no
saben lo que les convienes, ni siquiera lo que quieren! ¿Desde cuándo los niños
deben tomar sus propias decisiones? ¿Para qué están entonces los padres? …Vale,
vale… Tienes y no tienes razón…
Obedecer a toda costa, porque lo dices tú, sin darle
argumentos que sean significativos para ellos es como beber un refresco para
calmar la sed. Te la calma momentáneamente pero luego vuelve la sed con más
fuerza.
Esa obediencia ciega es un espejismo si no desarrollas en él
previamente una serie de habilidades cognitivas que le permitan a tu hijo tener
el criterio suficiente para enfrentarse a nuevas tareas, aprendizajes,
problemas o situaciones.
De acuerdo al contexto de cada situación, nuestros hijos
emplean operaciones mentales con distintos niveles de complejidad. Si solo
pretendemos que obedezcan, tendrán pocas posibilidades de “entrenar” estas
operaciones mentales impidiendo aprovechar experiencias anteriores para nuevos
aprendizajes.
Desarrollo cognitivo versus obediencia
Detrás de cada comportamiento observable existe un proceso
de pensamiento, basado en una serie de habilidades cognitivas. Estas
habilidades de pensamiento son las que debemos desarrollar en la mente de
nuestros hijos, en lugar de buscar su obediencia.
Y aunque nos moleste reconocerlo, estas habilidades
cognitivas se desarrollan precisamente cuando nuestros hijos “se niegan” a
obedecernos. No siempre pero sí en muchas ocasiones.
En lugar de querer que obedezcan deberíamos querer que:
Deberíamos querer que, en lugar de obedecer, nuestros hijos
incrementaran su capacidad de aprender y pensar. Para ello deberíamos tener en
cuenta las siguientes funciones cognitivas, ya que ellas pueden ayudarnos no
solo a desarrollarlas en nuestros hijos sino también en nosotros mismos para
ser modelos de pensamiento crítico para ellos.
En lugar de querer que obedezcan deberíamos querer que:
1.
Consideren dos o más fuentes de información a la
vez
2.
Generen posibilidades
3.
Anticipen consecuencias
4.
Tengan en cuenta la ecología de sus acciones
5.
Justifiquen métodos y procedimientos
6.
Apliquen conceptos y principios a nuevas
situaciones
7.
Perciban y definan el problema
8.
Distingan entre información relevante y no
relevante
9.
Distingan entre hechos y deducciones
10. Saquen patrones
11. Piensen hipotéticamente
12. Tracen estrategias para verificar hipótesis
13. Se comuniquen de forma descentralizada
14. Den respuestas certeras y justificadas, sin
ensayo-error
15. Utilicen un vocabulario adecuado en la
comunicación
16. Tengan una conducta controlada…
En definitiva, que comparen, contrasten, categoricen,
clasifiquen, justifiquen, critiquen, argumenten, combinen, integren, reordenen,
sustituyan, conecten, infieran, predigan, asocien, diferencien, resuman,
describan, parafraseen, listen, definan…
¡Todo menos que obedezcan ni a la primera ni a la segunda!
Tratar de convencerlo es tratar de “colonizarlo”, es
faltarle al respeto y subestimar su inteligencia.
Tu trabajo como padre y madre es todo lo contrario:
acompañarlo mientras aprende a hacer buen uso de su libertad, argumentándole
las cosas, preguntándole y ayudándole a buscar respuestas a través de tu
mediación.