Republicado
con autorización de: http://www.solohijos.com/
Autoría:
Elena
Roger Gamir (Pedagoga)
Es inevitable
enfadarnos con las personas que queremos, especialmente con nuestros
hijos. Pero hay una gran diferencia entre hacerlo atacando con
juicios de valor y culpabilizando o expresando nuestros sentimientos
de forma respetuosa.
¿Cómo consigue un
padre enfadarse sin herir a su hijo y, además, haciéndole
reflexionar sobre su conducta?
- Describe la conducta: “Cuando haces o dices…”
- Describe tus sentimientos: “Me siento…”
- Cuando no llegas a la hora que quedamos, me preocupo y siento miedo de que te haya pasado algo malo.
- Cuando te despierto por la mañana y no te levantas, me enfado; eso hace que ninguno de los dos llegue a tiempo a su trabajo.
- Cuando me hablas sin respeto, me siento triste y desanimado.
- Cuando entro en tu cuarto y lo encuentro desordenado, me enfado y me pongo nervioso.
De esta manera, has
controlado el momento de la explosión. Le has dado un referente a
imitar y has abierto la puerta a un posible diálogo posterior
sobre el tema.