Republicado
con autorización de: http://www.solohijos.com/
Autoría:
Elena
Roger Gamir (Pedagoga)
Dos de las armas más
eficaces para destruir la comunicación de la familia son la ironía
y la insolencia. Ambas son primas hermanas y conviven disfrazadas de
mil formas en nuestra casa.
Creemos que son mejores
que los gritos o las amenazas, que los insultos o la burla pero no
nos damos cuenta que el sarcasmo hiere profundamente la autoestima de
los niños (y de los padres), crea distancia entre ambos y
distorsiona totalmente el mensaje que se quiere trasmitir.
Cuando le hablas con
sarcasmo:
- Le enseñas un modo irrespetuoso de hablar y relacionarse con los demás.
- Le faltas al respeto.
- Le dices implícitamente que no es suficientemente valioso para ti.
- Le separas emocionalmente de ti.
- Te colocas ante él en una relación de superioridad alienante.
- Le provocas el deseo de llevarte la contraria y desafiarte.
- Lastimas fatalmente su autoestima.
Nos quejamos de que
nuestros hijos son insolentes y arrogantes pero ¡cuántas veces
hemos caído nosotros en el mismo defecto, siendo adultos y modelos a
imitar!
Padres irónicos,
familia incomunicada
Puedes enviar el mismo
mensaje a tu hijo sin utilizar la ironía. Incluso estando enfadado,
puedes describir tus sentimientos sin necesidad de ser irrespetuoso y
caustico. Solo necesitas entrenamiento.