Republicado con autorización de: http://www.mamapsicologainfantil.com/
Autoría: Sara Tarrés
Si hay algo que preocupa, y mucho, a la
mayoría de los padres es la desobediencia de nuestros hijos. Hijos que empiezan
a desobedecer desde bien temprana edad, digamos que a partir de los 2 años,
cuando descubren que son seres independientes a mamá y observan el impacto de
la palabra no. ¿Os suena? Sí, es a partir de los 18-24 meses, más o menos,
cuando nuestro tierno bebé se rebela y se transforma en un pequeño adolescente.
¿Pero qué hay detrás
de esas conductas de desobediencia?
Recuerda:
detrás de esa desobediencia que tanto nos agota, angustia y frustra hay un
mensaje, y el más común es el de que nuestro hijo crece y se desarrolla
correctamente. Desobedecer es una conducta normal y sana, y aunque los padres
desearíamos niños y niñas obedientes a toda hora eso impediría totalmente el
desarrollo de su autonomía y personalidad. Recuerda que tu hijo debe descubrir
el mundo por su cuenta, caerse y levantarse.
Por
eso detrás de la desobediencia de nuestros hijos, casi siempre, hay un mensaje
de:
- Búsqueda de autonomía.
- Interés por lo que le rodea.
- Reafirmación de su
personalidad.
- Necesidad de atención.
- Expresión de una necesidad no
cubierta.
- Aburrimiento.
- …
Pero,
¿por qué desobedecen aún cuando creemos que les ofrecemos la suficiente
autonomía, atención, cariño, cuidados y juegos?
Debemos
tener en cuenta que todos los niños y niñas desobedecen en algún momento u otro
de sus vidas ya que esa desobediencia responde a varios factores, por ejemplo:
- Momento evolutivo.
- Situaciones de estrés:
nacimiento de un hermano, procesos de separación o divorcio, cambios de
domicilio o de escuela, enfermedad propia o de algún familiar.
- Estilos educativos de los
padres, tanto los estilos excesivamente permisivos como los rígidos y
autoritarios promueven la desobediencia.
- Carácter del niño. No todos los
niños y niñas son iguales, cada uno es único y diferentes, los hay de más
tranquilos y apacibles y otros son más movidos, traviesos, exploradores y
atrevidos.
Sea
como sea, el niño o niña 100% obediente en todo momento y circunstancia no
existe y, en caso de existir, debería preocuparnos. No obstante, y a pesar de
que la desobediencia sea algo sano, normal, natural y conveniente para el
desarrollo de nuestros hijos, hay que poner límites y averiguar hasta qué punto
es tolerable. De aquí que debamos observar:
- con qué frecuencia desobedece,
- en qué entornos y personas
desobedece,
- con qué intensidad y tipo de
conductas manifiesta su desobediencia,
- y si ésta interfiere en la
relación con nosotros, sus padres, u otros adultos de referencia.
Una
vez tengamos esta información nos haremos una mejor idea de lo que esconde la
desobediencia de nuestros hijos.
Recordad
que como padres/madres tenemos parte de “responsabilidad” en las conductas de
desobediencia de nuestros hijos.