Republicado con autorización de: http://www.solohijos.com/
Autoría: Elena Roger Gamir (pedagoga)
¿Te imaginas una vida sin prisas?
Seguramente, tú serias diferente a cómo eres hoy…
“Date prisa que se acaba”,
“Corre, que vuelan”, “¿Vas a ser el último en enterarte?”…Prisas explícitas en
la calle, en nuestro móvil, en el ordenador, en la televisión, en el periódico,
con nuestros amigos… Vale que fuera tengamos prisas y ansiedad pero no vale en
casa. Este territorio es lo único que nos permite conectar con nosotros mismos.
En casa, prohibido tener prisas.
Prisas: un asunto importante para convertir en lema familiar
Haz una reunión familiar y propón
a tu familia adoptar este lema para el resto del año:
“En esta casa no nos gustan las
prisas y funcionamos mejor sin ellas. Nos organizamos para hacer las cosas a su
tiempo y con calidad. Nosotros no decimos “DATE PRISA”; en su lugar, nosotros
decimos “ORGANÍZATE MEJOR”.
Acércate a ellos sin
prisas
Busca los medios para ello.
Levantarse antes, organizar mejor el horario escolar y extraescolar, dormir
más, repartir tareas y delegar para equilibrar la carga de trabajo de todos,
establecer prioridades… Tus prisas y tu estrés no tienen por qué vivirlos
también tus hijos.
Les producen bloqueo, sensación
de incompetencia e inseguridad. Y es entonces cuando incoherentemente nos
enfadamos con ellos porque se bloquean, son lentos y dubitativos. Es como una
serpiente que se muerde la cola porque nosotros provocamos aquello que luego
queremos corregir.
Prisas y patrones de
pensamiento
Desarrollamos en en ellos unos
patrones de pensamiento epidérmicos, que no se basan en la reflexión, en los
detalles, en la analítica. Son patrones de improvisación, que tienen poco de
deductivo o inductivo; de creativo o
divergente. Son patrones que buscan excusas y culpables; no responsabilidad y
soluciones.
La improvisación, la flexibilidad
o actuar por instinto no tienen que ver nada con las prisas. Nuestros hijos
pueden estar capacitados para actuar ante los imprevistos sin necesidad de
aprender “en modo prisas”.
De hecho, para llegar a la
flexibilidad cognitiva hay que “amueblar” bien la cabeza de nuestros hijos,
ayudarles a planificar y prever consecuencias. Hay que darles tiempo para
pensar y responder. Hay que darles tiempo para seguir su ritmo, quizás más
lento que el tuyo.
¡Bienvenido al mundo de
los adultos, hijo!
Tu hijo es un niño. No le enseñes
los malos hábitos de los adultos. Lo bueno de la educación es que adquieran una
higiene mental que le den los recursos necesarios para adentrarse con éxito en
el mundo hiperexigente de los adultos, con prisas y estrés a todas horas.
No debería haber prisas para ir
al colegio, para comer la merienda o ir al parque. Tampoco para volver del
parque o para ir a la ducha. No debería haber prisas para ir cenar ni para
acabar el cuento de la noche. Ni para ir a dormir.
Si hay prisa es que las normas no
están bien asumidas, o no hay normas, o están mal definidas. O no sabemos
comunicarlas con claridad. O falla la organización. O sobran actividades. O
queremos que hagan más de lo que pueden. O no hay prioridades. O no tenemos
claro la importancia de la lentitud y la calma en la vida de nuestros hijos,
incluida la adolescencia.
También se entrena para
las prisas
Cuando haya prisas, involucra a
tu hijo en la búsqueda de soluciones:
- Mírame a los ojos y escucha con atención, por favor. Te voy a decir algo que quizás no te guste. Hoy solo hay tiempo de ir al parque, no podremos jugar en casa. ¿O prefieres hacerlo al revés?
- Hoy tenemos poco tiempo. Si quieres que te cuente el cuento es necesario que luego te bañes rápido. ¿Lo has entendido? Repite lo que he dicho para saber que lo has entendido bien, por favor.
- Hoy vamos atrasados porque hemos ido al médico. No podremos ir al parque pero te puedo contar un cuento o jugar un ratito más en la bañera. ¿Qué eliges? Es importante que lo pienses antes de contestar porque es lo que vamos a hacer.
- Cada día llegamos tarde al colegio porque no estás listo; a partir de hoy ya no te voy a esperar. Hablemos y busquemos una solución conjunta, ¿Cuando quedamos para hablar?
- El martes que viene tengo una semana muy complicada. Organizaros de tal manera para que no tenga que esperaros ni un minuto a la salida del colegio, por favor. Estáis avisados y confío en vosotros.
En realidad, las prisas te pueden
servir para detectar fatas de organización y para desarrollar criterio en tus
hijos (te recomiendo leer Enséñale a pensar, no a obedecer).
Nuestros hijos no pueden llevar
el ritmo de un adulto. No pueden llevar tu ritmo. Es su momento de preparación,
de formación y aprendizaje. No olvidemos esto para minimizar el efecto negativo
de las prisas que, si bien es difícil eliminarlas, sí es posible controlarlas
para que sean estimulantes y no bloqueadoras.