Republicado con
autorización de: http://blogs.hoy.es/escuela-de-padres/
Autoría: Carlos
Pajuelo
El chupete es
una buena herramienta para calmar niños. Pero leete las instrucciones de uso.
¿Es
bueno el chupete? Me preguntaron en una reunión de padres y madres en un Centro
Infantil. Y yo le pregunté a la madre, ¿es bueno el Dalsy? Y a todos los padres
y madres se les alegró la cara porque para muchas madres y padres es el
Dalsydemisamores o San Dalsy.
El Dalsy, bajo
prescripción facultativa, es bueno, bueno no, lo siguiente para combatir
algunos síntomas de malestar infantil. Pero puede tener, al igual que la
mayoría de los medicamentos, efectos secundarios no deseables.
Igualito que el
Dalsy, el chupete tiene el beneficio de que es un calmante natural, un
relajante muscular, un tranquilizador de desasosegados pero puede tener efectos
secundarios perniciosos si no se usa adecuadamente, efectos secundarios de
carácter físico: paladar excavado, síndrome del respirador bucal, hipotonía en
labios, mordida abierta, etc. vamos un dineral a gastar en dentistas y
logopedas; efectos secundarios en el desarrollo, si un niño tiene todo el día
el chupe en la boca, no aprende a autocalmarse, no habla porque tiene la boca
ocupada, desarrolla una “adicción”.
El principal
problema del chupete, es el de la del “chupetadicción”, que se genera por un
mal uso, que es lo que lleva al abuso, así al igual que hay adultos que se
meten un paracetamol para el cuerpo a la mínima, tenemos a padres de niños que
al primer “ay ay ay“ de su niño les cascan el chupete y sanseacabó. Y los
chupetes enraízan en las bocas fácilmente.
¿Por qué esta afición a chupar? Los
niños nacen con reflejo de succión, un reflejo que asegura la supervivencia y
que dota al niño de experiencias emocionales precoces, así mientras mama está
en brazos de su madre, la huele, siente su calorcito, su olor y en medio de
este bienestar se forja el vínculo que les da seguridad emocional. Aprenden de
esta manera los niños la asociación que existe entre chupar y bienestar.
¿Cómo utilizar bien el chupe? El chupe,
el chupete beneficioso, necesita de interacción, de un adulto que mientras te
pone el chupe, te habla, te canta, te mira o te abraza… y en cuanto cumple su
misión te lo retira. El chupe es una herramienta de quita y pon.
El chupe no está
pensado para “que se calle el niño”, ni para “desenchufarlo”. Sí, para calmarlo
y una vez calmado ya no es necesario. Pero para que se calme un niño necesita
que los calmadores estén calmados.
Los bebés se
comunican mediante el llanto así que la tarea de los padres es identificar las
causas de ese llanto, que tiene hambre pues a comer; que está sucio, pues a
cambiar el pañal; que tiene ganas de brazos, pues un poquito de brazos con sus
achuchones correspondientes; que tiene sueño, pues a intentar dormirlo. Cada
necesidad del niño tiene una posible acción por parte de sus padres pero si
cada vez que la criatura llora le cascamos el chupe, le estamos reforzando que
se manifieste chupetedependiente y no le damos la oportunidad de que aprenda a
autorregularse, a calmarse sin necesidad de chupe.
Pero no olvides
que la presencia del adulto está ligada al buen uso del chupete.
¿Hasta qué edad
dejar el chupete?, preguntan también los padres. Pues cuanto antes se deje de
utilizar mejor, porque cuanto más se use más probabilidad de desarrollar algún
efecto perjudicial. De todas maneras cada niño es un mundo y cada familia un
universo. No ser dogmáticos es una buena manera de afrontar los retos de la
crianza y no olvidar que los niños lo que más requieren y necesitan cuando son
bebés es nuestra atención, nuestra serena interacción, nuestra manifestación de
calma, aceptación, sosiego que les ayuda a establecer sólidos vínculos
emocionales.
¿Chupete? Si
gracias. Pero léete las instrucciones.