Republicado con autorización de: http://www.solohijos.com
Existe
un secreto para la educación respetuosa: construir una pausa entre la acción de
tu hijo y tu reacción.
Todos
sabemos desafortunadamente y por experiencia que actuar “en caliente” conlleva muchas
más consecuencias negativas que la falta en sí. Y generalmente son daños
colaterales atentan directamente a la seguridad emocional de nuestros hijos.
Conocerse,
saber hasta dónde están nuestros límites de tolerancia al desafío, reconocer
las señales de alarma (aceleración de los latidos del corazón, calor, sensación
de ardor en el estómago, sudor en las manos…) nos avisa de que estamos a punto
de reaccionar sin ninguna medida de contención.
Crea
una distancia temporal y espacial entre la falta de tu hijo y tu acción. Si
actúas en el mismo momento que ocurre el error es fácil que actúes guiado por
tu estado emocional y no por el mensaje educativo que debería recibir tu hijo.
En
una situación de crisis, pregúntate: ¿Qué quiero que aprenda mi hijo con mi
intervención? ¿Qué aprenda a corregirse y además a controlarse en estados de
tensión emocional? ¿O lo que realmente quiero es descargar mi decepción y mi
ira para sentirme mejor?
Crea
una distancia entre la acción de tu hijo y tu reacción. Crea una segunda
oportunidad para el aprendizaje significativo.