Republicado con autorización de: http://www.solohijos.com
Autoría: Elena Roger Gamir (Pedagoga)
Los
que tenemos hijos con hiperactividad sabemos que no es ningún invento. Que no
es falta de autoridad ni de límites blandos o demasiado estrictos. Que no es
por sobreprotección ni tampoco adicción a las pantallas o a los videojuegos. No
les hemos permitido salirse de la raya ni siquiera hemos tirado la toalla.
Hemos
controlado normas y consecuencias, aplicado la autoridad positiva. Fomentado el
desarrollo cognitivo y emocional. Les hemos ayudado a detectar sus errores y a
buscar estrategias para solucionar problemas. Y la hiperactividad sigue ahí.
Nos hemos formado, nos hemos preparado y puesto los medios para manejarlo y el
TDAH sigue existiendo. Hemos aprendido a utilizar un lenguaje capacitador y a
hacer preguntas megacognitivas. Pero el TDAH sigue allí. No es un fallo de
comportamiento sino un problema neurológico.
Así
que no digan que es un invento.
Decir
que no existe, que es una moda, un invento del siglo XXI o de la industria
farmacéutica; que es un problema ambiental o educativo estrictamente es colocar
toda la responsabilidad en manos de los padres. Y no avanzaremos en la
concienciación, tratamiento ni diagnóstico si no somos conscientes de que están
implicados instituciones, profesionales de la salud y de la educación, padres
y en general una sociedad que castiga a
nuestros hijos por ser como son, comenzando por los compañeros de clase.
Empecemos
por nosotros, los padres, a enseñar a nuestros hijos a entender y aceptar a los
niños con TDAH. Igual que saben que existen niños con diabetes o con
intolerancia al gluten, también deberían entender que no siempre un niño que
molesta en clase y que no para de moverse es maleducado y problemático. Deben
entender que existe la hiperactividad y que tiene unas características. Y que a
los niños con TDAH ¡también! les gusta
que les inviten a las fiestas de cumpleaños y que los elijan para formar equipo
de fútbol.
Deben
entender que a los niños con hiperactividad les gusta también poder equivocarse
sin que les insulten, los desprecien o se burlen de ellos. Les gusta que les
tengan en cuenta cuando se forman equipos de trabajo en clase y no les gusta ser
siempre la ultima alternativa. Los niños con TDAH necesitan que sus compañeros
de clase comprendan que no siempre pueden controlar esa impulsividad que tanto
molesta a los demás y que tanto les perjudica;
que muy a menudo se sienten mal con sus decisiones y se arrepienten sin
saber cómo corregir sus errores. Necesitan un amigo que les defienda, igual que
los demás, y que les acepten cómo son.
Este
vídeo os servirá de herramienta para explicar a vuestros hijos lo que es el
TDAH.