Republicado
con autorización del autor: Carlos Pajuelo
Educar
es la mejor manera de influir en nuestros hijos.
¿Te
has sorprendido alguna vez, mientras miras a tus hijos, preguntándote cómo se
les puede querer tanto? ¿Has sentido una fuerza y valor que te desborda si hay
que protegerlo? Y claro que lo vas a defender, no vas a permitir que nada ni
nadie lo dañe, no vas a consentir que nada ni nadie ensombrezca su sonrisa,
nada ni nadie.
Pero
más temprano que tarde tu hijo, tu príncipe o princesa, tiene que abandonar su
castillo de marfil para ir al mundo real, un mundo lleno de niños y niñas de
todas las clases, de todos los colores, que piensan, sienten y actúan mientras
nuestros hijos piensan, sienten y actúan.
Niños que influyen en tus hijos, porque eso es lo que va a ocurrir
durante el resto de su vida que un montón de personas que viven alrededor de
tus hijos les van a influir día a día.
Influyendo
en tu hijo que es “tan bueno, tan confiado, tan cándido, tan sin malicia” y
allí estamos padres y madres, atentos, asustados, seleccionando el trigo
limpio, separando las malas hierbas, “este me gusta”, “este no me gusta”,
temiendo que es precisamente, en ese que no me gusta, es en el que el modorro
del niño o la niña se fija.
Sí,
tu hijo va a convivir con niños, con compañeros, con personas. Todos le
influirán, unos más que otros, pero todos influirán, “tus zapatillas son muy
feas”, “no juegas conmigo”, “no sabes pintar”, “tu trenza es gorda”, “hueles a
pollo”, y otras lindezas que los niños se sueltan a bocajarro. “Vamos a
insultar a ese”, “no seas nenaza, fuma”, “si me quisieras de verdad me
mandarías esa foto”, “bebe”, “tus padres te comen el coco”, etc, etc influidos
de manera insidiosa, hoy dejo de ponerme esa camiseta, mañana no quiero llevar
mi mochila, luego discuto tus ´normas y así poco a poco los amigos van ocupando
un espacio en la vida de tus hijos que antes ocupabas tú.
Las
malas compañías aterran a padres y madres, el miedo nos atenaza. El miedo nos
lleva a creer que podemos limpiar las malas hierbas si lo apartamos de los que
son así y también de los que son de esta manera. Nos podemos organizar en
combativo grupo de padres bienpensantes que a golpe de grupo de whatsapp
defiende el bienestar de sus hijos luchando por la expulsión a las malas
hierbas, las malas influencias. Fuera
del colegio los aprendices de hijoputa, fuera los malos ejemplos, luego presos
del miedo podemos expulsar a los raros y por qué no vamos también contra los
que no estudian, los peligrosos repetidores, los malencarados, los que no
tienen remedio. Dejamos de ser padres para ser inquisidores, dejamos que el
miedo nos gobierne y dejamos de ver niños o adolescentes para ver malas
personas.
Tu
hijo va a tener malas compañías y hasta es posible que tu hijo pudiera ser mala
influencia para el hijo de otros. No lo olvides. Por eso es tan importante
EDUCAR.
Educa
en vez de ser un inquisidor. Enseña a tu hijo a defender sus opiniones, sus
elecciones, sus gustos, sus creencias.
Enséñale a decir no. Enséñale a confiar en sus elecciones, a rec
Educa
en vez de buscar la comodidad de apartar a tu hijo de las malas compañías.
Todos influimos y todos somos influidos por los que nos rodean. Sé una buena
influencia para tus hijos.
Educa
para que tu hijo aprenda a convivir, a respetar y a ser respetado.
Te
recuerdo que tu hijo crece al lado de otros niños, de otros menores. Es verdad
que algunos de esos niños, menores, no tienen la suerte que ha tenido tu hijo
de tener a alguien como tú, pero tienen padres y madres que sienten como tu
sientes, ¿no les puedes echar una mano?
¿Quieres
proteger a tus hijos de las malas influencias? Sigue educando, educa, educa y
educa. Es nuestra tarea. Enseña a tu hijo maneras de actuar ante estos niños,
busca ayuda con sus profesores, pero no olvidéis nunca que son menores, menores
en construcción. Son menores, no malas hierbas.