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Una
dependencia emocional se puede definir como el comportamiento de una persona de
estar al lado de una persona para estar seguro y protegido. Este comportamiento
suele verse más en niños, ya que están comenzando la vida y los diferentes
factores internos o externos conllevan a que sean dependientes emocionalmente
de sus padres, sin embargo, esta dependencia tarde o temprano tiene que
disminuirse.
Es
un factor bastante importante que los niños progresivamente dejen la
dependencia emocional en los padres y en general a las personas que lo rodean.
Los niños, al igual que los adultos, deben empezar a tener la fortaleza
necesaria para forjar su propia vida y es importante que en los momentos
difíciles no tengan un “salvaguardas” emocional al menos que sea estrictamente
necesario.
Dependencia
emocional, los niños y el apego sano
Según
los psicólogos, la dependencia emocional suele ser sana y normal desde los 3
años hasta los 9 años de edad. Sin embargo, es a partir de los 10 años en donde
se debe dejar la dependencia emocional para transformarlo en un apego mutuo
sano. Esto no significa que los padres estén ausentes emocionalmente,
simplemente darán apoyo en cada decisión independientemente de lo que haga el
niño y estarán presentes para aconsejarlos y no para protegerles de todo.
La
vida está llena de decisiones y se le debe enseñar que ninguna decisión es
buena o mala, simplemente deja un aprendizaje que los ayuda a crecer como
persona y como individuo dentro de una sociedad. Pasar de ser padres refugio a
padres consejeros es una decisión que ayudará a su hijo a crecer
emocionalmente, y aunque el proceso inicial sea un choque, no tiene porque ser
una experiencia traumática.
Como
pasar de ser padres emocionales a padres consejeros
Los
psicólogos piensan que hay una diferencia entre padres emocionales y padres
consejeros. Para empezar, un padre emocional refugia y acomoda el “nido
emocional” al niño para no enfrentarse al mundo exterior, un padre consejero
deja que su hijo explore el mundo por su cuenta y tome la decisión por él
mismo, dándole apoyo en su decisión.
No
existe una lista detallada acerca de cómo pasar de un padre emocional a un
padre consejero, sin embargo, existen ciertas características que se pueden
mencionar entre los padres consejeros:
Apego
mutuo: el padre no está ausente en la vida del niño, pero tampoco toma un papel
protagonista en las decisiones que él toma a lo largo de su vida. En los
momentos difíciles, el niño puede sentir un apego puntual y palabras de aliento
para superar los momentos difíciles de forma sana.
Alabar
a las decisiones propias de sus hijos y sus logros: alabar a los logros de los
hijos por decisiones de los padres no es lo mismo que alabar los logros por las
decisiones propias de los hijos. En la primera se le enseña inconscientemente
que la sensación de victoria debe estar acompañada por la decisión y aprobación
de la madre, en lo segundo es una aprobación y una decisión que hizo él mismo.
No
etiquetar sus comportamientos: los comportamientos son conductas propias de una
personalidad bien definida. Andar corrigiéndole todo el tiempo por un
comportamiento, por ejemplo, extravagante, reprograma su cerebro para
avergonzarle a sí mismo. El padre consejero sugiere formas sanas de mejorar
estos comportamientos mientras que el padre emocional trata