Republicado
con autorización de: http://www.solohijos.com/
Recuerdo a una madre que me llegó muy dentro
del corazón. Me explicaba que un día su hijo de 12 años, con discapacidad
psíquica, le preguntó: “Mamá, antes de nacer yo, ¿tú querías un hijo
como yo?”. Ella le dio la siguiente explicación:
“Cariño, yo siempre he
soñado con tener una vida maravillosa. Donde hubieran sueños. Y muchas risas.
Soñaba con tener una casa donde las personas se quisieran muuuucho, y todos nos
ayudáramos a ser mejores. Soñaba con sentir muchos abrazos en mi cuello y
muchos besitos cuando estuviera triste. Antes de casarme con papá, ya soñaba
con tener un hogar así y una familia especial. Que no se pareciera a las demás.
Que no le importara lo que pensaran los demás. Que cuando todos estuvieran
juntos, las habitación se iluminara.
Y…¿cómo iba a conseguir
una familia tan maravillosa y una vida tan valiosa? Pues solo se me ocurrió
pensar en tener un bebé como tú. Que nos enseñara a ser fuertes. A ver las
cosas de otra manera. A reír por tonterías. A mirar las cosas con ilusión.
Pensé en un
hijo al que le costara conseguir un poquito más las cosas. Al que les
costara aprobar las asignaturas. Al que le costara hacer amigos. Un hijo al que
le costara meter goles en el colegio. Deseaba un hijo diferente que nos pudiera
enseñar a esforzarnos. A perdonar y luchar. Quería un hijo que nos
enseñara a amar de VERDAD, como tú lo haces. Necesitábamos un “profesor
para ser mejores personas” y por eso necesita “un Alex” como tú.
Cuando estabas en mi
barriga solo pensaba en que fueras “diferente”, que fueras un niño especial. Te
deseaba tal y como eres ahora y no cambiaría nada de ti. Ni la peca
que tienes en el dedo gordo. Me gusta cómo eres, me gusta que “metas
la pata” y que te disculpes o que te defiendas. Me gusta tu lógica a la
hora de explicarnos tu punto de vista. Me gusta sobremanera tu humildad y tu
generosidad. Me gusta tu manera de ver la vida y, lo que más me gusta, es que
has cambiado mi manera de ver la mía. ¡Qué triste habría sido el mundo si
no llegas a nacer tal y como eres! ¡Qué tristeza si llegas a nacer
siendo otro niño!
Te habría buscado hasta
el fin del mundo si no hubieras sido mi hijo. Mi vida y la de todos los que
tienen la suerte de conocerte está llena de colores alegres porque tu estás en
ellas.
Te contesto: ¡sí!, yo quería un hijo exactamente como tú.
Te contesto: ¡sí!, yo quería un hijo exactamente como tú.