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Niños perezosos: Se define a un
niño perezoso como aquel que, sin tener ninguna dificultad física, emocional o
psicológica, presenta pereza al realizar diferentes tipos de actividades (sean
estas de su agrado o no). Esto es importante distinguir y recordar puesto que,
muchas veces se asocia la pereza de los niños a las actividades que ellos no
desean hacer, pero esto puede estar relacionado con la falta de estimulación o
falta de entusiasmo por la realización de algo. En cambio la pereza propiamente
dicha se encuentra en ciertos niños indistintamente las actividades que ellos
realicen: subir a un columpio, levantarse temprano, ir al parque, asistir a un
cumpleaños, etc.
La pereza infantil ¿Un rasgo de
la personalidad?
Es importante recordar que la
pereza no tiene relación con un rasgo de la personalidad sino con una costumbre
o hábito adquirido. El problema radique en que la pereza en un niño se
convierte (de no corregirla a tiempo) en
una pereza para el adulto lo que desemboca en un comportamiento socialmente
inaceptable para éste.
A continuación, mencionaremos
diferentes técnicas para niños perezosos.
Técnicas para niños perezosos
Establecer rutinas
Un niño perezoso necesita
inevitablemente que pautas o rutinas relativamente fijas. Realizar una tabla
con horarios, impide que los niños dispersen su mente y se vuelvan aún más
perezosos. Por ejemplo: puedes armar un cuadro con horarios de rutina y
actividades.
7:00 horas nos levantamos.
7:10 horas nos duchamos
7:30 horas nos secamos y
vestimos… etc
Es probable que, con niños
perezosos, debamos estar bastante pendientes de ellos (sobre todo al principio
de establecer rutinas) para que logren incorporar cada horario como les
indicamos.
Asignar diferentes
responsabilidades
Muchas veces la pereza de los
niños se asocia con la falta de motivación. Para ello podemos repartir
diferentes quehaceres domésticos entre los integrantes de la familia. Da al
niño alguna tarea como pasear al perro todos los días, alimentar a los peces,
etc.
Fijar metas reales y alcanzables
Esa importante que las metas sean
alcanzables. Por tal razón, procura realizar actividades que el niño pueda
conseguir. Por ejemplo: levantarse a “x” hora, “juntar sus juguetes”, “levantar
las tazas del desayuno”, etc.
Apoya a tu hijo cuando alcanza
una meta
Es necesario que el niño sienta
que la pereza no es una actitud que como padres apoyamos. Por el contrario,
premiar el logro de metas implica que el niño sienta un estímulo positivo (es
decir, sienta aceptación de su entorno) por el esfuerzo.
Evita la sobreprotección
A veces podemos caer en la
tentación de proteger en demasía a nuestros hijos. El acto de la
sobreprotección implica que nuestros niños crezcan con la creencia de que “es
mejor que lo haga papá o mamá antes que yo”. Esto irremediablemente produce en
ellos una baja autoestima (por la creencia falsa de “no poder”) lo que puede
producir, en el mejor de los casos, pereza en los niños.
Esto mismo ocurre a menudo en el
sistema educativo que, muchas veces, fomenta la pereza en los niños tras la
falta de reprimenda por no realizar, por ejemplo, los deberes el día que la
docente lo ha pedido.