Republicado con autorización del
autor: Carlos Pajuelo
http://blogs.hoy.es/escuela-de-padres/
Se nos está olvidando qué es un
niño, en qué consiste la infancia. En este mundo tan hedonista esperamos de los
niños que se comporten, constantemente, como auténticos modelos de la buena
educación desde edades tempranas. Se nos olvida que son niños que tienen que
aprenderlo todo y que ese aprendizaje conlleva muchas horas, muchos días y
muchos años. Así que tengamos paciencia.
Una sociedad que quiere niños que
se comporten como adultos, niega el valor de la infancia.
Los niños gritan, los niños
corren, los niños no se sientan, se tiran por el suelo, los niños atropellan,
los niños se impacientan, los niños lloran, los niños tienen rabietas, los
niños tienen miedo, los niños muerden, los niños se descontrolan, los niños se
ensucian cuando comen, hablan con la boca llena, los niños miran, los niños
señalan con el dedo, y vuelven a gritar, a correr, a no sentarse…
Pero los niños no molestan, pero
hay cinco cosas que puedes recordar cuando creas que sí lo hacen:
1.- Los niños no molestan,
molestan algunas cosas que hacen, pero sobre todo molesta que tú te pongas a
“azuzarte” mentalmente diciendo: “no se callan, no se están quietos, qué
cafres, etc, etc.” La naturaleza es sabia, y por eso los niños tienen padres,
madres, abuelos, maestros, familia, vecinos, etc. porque esta tarea de educar,
aunque es responsabilidad de padres y madres, precisa de la colaboración del
resto de “la tribu”. Una buena manera de colaborar es mostrarse pacientes,
entender el comportamiento de los niños, en vez de empezar a hacer invocaciones
a Herodes. En este blog hemos repetido muchas veces que niños y adolescentes
aún no están “terminados de construir” y, por lo tanto, las equivocaciones
están implícitas en su proceso de aprendizaje.
2.- Educar es enseñar activamente
a nuestros hijos modelos correctos de comportamiento. Por eso padres y madres
no deben de escudarse en lo de “son niños” cuando el comportamiento de sus
hijos pueda ser molesto para otras personas, sino hacer énfasis en que les
pedimos a los hijos que dejen de hacer determinadas conductas, aunque sean de
niños, para no molestar a otras personas. Y persistir. Y si tú ves que un niño
hace esfuerzos por controlarse para parecer menos molesto, reconóceselo. Hazle
saber que eso que ha hecho está muy bien, todos aprendemos con elogios. Y si
hay que reñir, que lo riñan sus padres, que te recuerdo que educar a los hijos
de los demás es tarea sencilla.
3.- No olvides que los niños
pueden hacer algo que a ti te moleste, pero también son divertidos,
imaginativos, cariñosos, empáticos, sorprendentes, creativos, artistas,
comprensivos, leales, curiosos, inocentes. Los niños tienen muchos valores, y
no sólo el de la obediencia ciega. Conozco muchos adultos que molestan más que
un niño, y nadie dice que es por culpa de su padre o de su madre. Sin embargo
en cuanto un niño saca los pies del tiesto, ponemos a escurrir a padres o
madres negándoles capacidad educadora alguna.
4.- A mí me encantan los niños,
me encanta estar entre ellos, y siempre hay uno que se acerca y me pellizca
sibilinamente, pero si pongo cara de que me ha dolido, hay doce que me llenan
la cara de besos con sus correspondientes babas. Y al que me pellizca le doy
ración doble de abrazos. Por eso nunca me molestan los niños porque cualquiera
de ellos necesita lo que tú y yo necesitamos: elogios y abrazos; confianza y
abrazos; consideración y abrazos.
5.- Los niños no son molestos,
sencillamente están vivos y hacen ruido. Se ensucian, gritan, te sonríen. Los
niños necesitan que los adultos los entendamos, los eduquemos y sobre todo los
protejamos. Proteger a los niños, proteger la infancia. Cómo nos puede molestar
el mejor tesoro que tiene una sociedad.