Autoría: Sara Tarrés
Republicado con
autorización da autora: https://www.mamapsicologainfantil.com
Salir con niños sin gritos ni agobios parece una misión
imposible para muchas familias. Para la mía, en ocasiones también. Porque sea
psicóloga infantil no quita que sea madre y que mis hijos sean niños tan normales
y corrientes como los de cualquier otra familia.
Así que nosotros también nos agobiamos en ocasiones.
Entonces, pensarás … ¿Qué te voy a contar? Pues, que a veces
no podremos controlarlo todo. Porque algunos días los niños estarán más
alterados de lo normal y tu más nervios@ de lo sueles estar. Si es así, te aconsejo dejar de ir
contracorriente. Cuanto más grites peor se comportarán. Cuanto más te agobies
peor estarán. Así que a parte de seguir algunos de los tips que aquí te dejo
intenta no agobiarte tu porque les agobias a ellos.
Salir con niños sin gritar ¿Qué debo cambiar?
“Cuando vamos a salir
a dar un paseo por ahí, todos juntos, con los niños, ¡empiezo a temblar!“
“¿Cómo podemos salir a pasear sin agobios y continuos
regaños?. ¿Cómo salir tranquilos sin estar todo el día encima de ellos pero …
controlando sus movimientos?“
Estas son algunas de las frases de mamás que se han puesto
en contacto conmigo para que dedicara un “post” a hablar de este tema. Cierto,
éste es un tema muy interesante.
A todos nos preocupa salir con nuestros niños y que éstos se
alejen, no nos obedezcan o te monten la rabieta , …
Es verdad, los niños son imprevisibles, y más los
preescolares, que son curiosos por naturaleza, todo les interesa, todo les
llama la atención y … ellos también se montan sus propios planes sobre qué
hacer o ver cuando salimos a pasear.
Establece los límites antes de salir con niños
Las normas son necesarias, nos guste o no admitirlo. Ayudan
a los niños a estar y sentirse seguros.
Como siempre, lo mejor es prevenir los problemas. Y para
ello también será necesario que te apliques unas cuantas normas y límites a tí
mism@:
No des nada por hecho ni sabido.
Los niños no son adultos en miniatura, no piensan igual que
nosotros y se dejan llevar por los impulsos. Cuando algo les llama la atención
van a por ello. Cuando se aburren … la lían.
Tú eres el adulto, intenta no perder la calma y los
estribos. Y qué pasa cuando
Tú debes velar por su seguridad, ayúdale a cuidar de sí
mismo y a estar alerta.
Si no queremos tener que estar todo el tiempo pendientes de
ellos, de lo que hacen, por dónde van, cómo cruzan la calle, … tendremos que
empezar por poner normas y hacérselas saber.
Hemos de convertir en un hábito la conducta de permanecer a
nuestro lado en lugares públicos hasta que podamos confiar en ellos, es decir
hasta que tengan la capacidad de discernir entre lo que puede ser o no
peligroso.
La capacidad de ver o distinguir el peligro lo aprenderá de nosotros, por ejemplo, es
peligroso cruzar los semáforos en rojo. Si nosotros los cruzamos de vez en
cuando… no le estamos enseñando correctamente.
Algunas sugerencias sobre cómo comportarse en lugares
públicos.
1. Establecer normas de cómo comportarse cuando vamos a un
centro comercial.
Antes de salir de casa, y cuando el niño esté relajado y
tranquilo, le explicaremos cómo queremos que se comporten durante la salida.
Les podemos decir : “cuando estemos en el centro comercial no quiero que te
alejes de mí más allá de dos pasos. Puedes ir solo pero cerca de mí. Sé que
puedes hacerlo, confío en tí”.
Muy bien … ya lo has hecho y no funciona. ¿Te vas a rendir? No. Sigue,
persiste, los cambios no se dan de un día para el otro.
2. Practicar las normas.
Práctica y práctica, así aprendemos.
Recordar la importancia de elogiar los comportamientos
deseados. No demos nada por supuesto.
Cuando nuestro hijo esté comportándose como le hemos pedido,
elogiad su buena conducta. Por ejemplo:
” lo has hecho muy bien, gracias por no alejarte de mi“.
“Muy bien, te has quedado a mi lado, te estás portando como
un experto comprador quedándote aquí”.
3. Cambiar las normas
a medida que vaya creciendo.
A medida que vaya adquiriendo más madurez y nuestro hijo sea
capaz de separarse por un momentito de nosotros y volver cuando se lo pidamos,
iremos cambiando las normas.
Le explicaremos porqué le estamos dando mayor libertad de
movimiento. Sólo por el mero hecho de saber que ha ganado más libertad por
obedecernos le ayudará a comprender que seguir las normas tiene su recompensa.
4. Si hay que reprenderles … se les reprende. Uso de la
pausa obligada o time-out.
Cuando nuestro hijo, a pesar de haberle explicado lo que
esperamos de él y cuáles son las normas, no nos obedece,le reprenderemos sin
gritar ni pegar. Utilicemos también la pausa obligada, nos iremos a un rincón y
nos quedaremos con él un rato.
5. No dejemos que nos organicen el día.
Muchas ocasiones utilizamos la estrategia de la amenaza para
intentar calmar la situación, cuando en realidad lo estamos poniendo todavía
peor. Muchos padres hemos caído en el error de amenazar con irnos de tal o cual
lugar si no se portan bien … y muy
posiblemente eso es lo que andan buscando. Irse de ese lugar dónde no quieren
estar. Por tanto, intentemos no usar esta técnica.
Este ejemplo puede aplicarse a otras muchas situaciones,
cuando vamos al parque o paseamos por la ciudad, o cuando simplemente volvemos
de recogerles del cole.
Sé el ejemplo que tus hijos deseen seguir
Predicar con el ejemplo, ser constante y coherente en la
educación de nuestros hijos es la clave para que nos obedezcan. Nadie dice que
sea fácil, pero la constancia y la consistencia de nuestras decisiones son
fundamentales. No hay que tirar la toalla. Hay que ser firme e insistir, día
tras día. No debemos cambiar de opinión sobre las normas establecidas por muy
cansados que estemos.
No siempre va ser fácil. Educar es un camino lleno de
imprevistos. Si has tenido un mal día … no te fustigues creyendo que eres una
mala madre. Discúlpate con tus hijos y vuelve a empezar.