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La terapia de exposición es un
tipo de terapia que, como su nombre lo indica, expone o lleva al consciente
aquel trauma o dificultad que tenga la persona. En otras palabras, la terapia
de exposición no conduce al olvido del miedo, sino que ayuda para que la
persona (sea adulto o niño) pueda enfrentar aquello que le ha provocado un
trauma o le produce miedo, bronca, odio, etc.
No obstante, y debido a que la
mayoría de las personas tienen una base de aprendizaje sobre el miedo (miedo a
equivocarse, a fallar, a no lograr aquello que se espera de él/ella) esta
terapia debe competir con el aprendizaje del miedo instaurado previamente en la
psiquis de todo ser humano. La terapia de la exposición,entonces, conduce al
aprendizaje de la extinción del miedo, barriendo por completo el trauma
generado en el pasado.
En muchas ocasiones se trata a
niños, adolescentes y adultos con este tipo de terapias que es una variante de
la terapia cognitivo – conductual.
Dicho en otras palabras, la
terapia de exposición ayuda a que la persona, en este caso el niño se enfrente
sus miedos y pueda superarlos.
¿En qué se basa esta terapia de
exposición?
Todo trauma produce, en el
cerebro una reacción en cadena que es reproducida por la amígdala y potenciada
a largo plazo. Por otra parte, se ha
podido determinar que la terapia de la exposición tiene en cuenta tanto el
contexto interno como externo de la persona. En consecuencia, se basa en
repeticiones verbales a fin de poder conducir, mediante la palabra, a la
resolución del conflicto. Para ello la
terapia reproduce situaciones que produjeron el conflicto.
¿Qué tipo de trastorno o trauma
se puede trabajar con la terapia basada en la exposición?
Es recomendable su uso para
personas con fobias, pánico, estrés postraumático, problemas o trastornos de la
conducta alimentaria, niños con hipocondría, adolescentes o adultos con
adicciones al alcohol, drogas o juegos, niños con ira o hiperactivos.
¿Cómo se trabaja con la terapia
de exposición?
Tal como hemos dicho más arriba,
la terapia tiene la finalidad enfrentar a la persona con su hecho traumático de
modo tal que la situación resulte, en un primer momento, completamente dolorosa
o difícil de afrontar pero que, paso a paso, la misma se acostumbre a fin de
poder superarlo. Por ejemplo, si la persona tiene miedo a navegar, llevarla a
un puerto tantas veces hasta que la misma lo tome como un hábito.
También la técnica es eficaz si
se somete al paciente a la exposición en la imaginación o en realidad virtual.
Esto puede ser llevado a cabo con ayuda y compañía de un terapeuta, aunque en
ciertos casos se puede aceptar la auto-exposición (esto último no es
recomendable sin autorización de un profesional).En ciertos casos es aceptable
la exposición a la situación en forma grupal y, en algunas situaciones, es
posible recrear el trauma mediante el uso de hipnosis.
La gradualidad de la terapia
consiste en ir desestabilizando sistemáticamente los mecanismos del miedo a fin
de destruir dicho paradigma y construir sobre una base fundada en la extinción
del miedo sobre aquello que ha sido causa del trauma.