Autoría: Sara Tarrés
Republicado con autorización de http://www.mamapsicologainfantil.com/
Poder dejar los hijos con sus abuelos es una suerte para muchos padres
que trabajan. No todo el mundo tiene esa suerte y debe pagar para que alguien
cuide de los más pequeños mientras deben ausentarse para cumplir con sus
obligaciones laborales. Afortunadamente muchos otros tiran de abuelos para que les suplan en su
labor y ellos lo hacen encantados. ¿Pero estamos seguros de que siempre es
así?
Una conversación trivial, en el parque, con un abuelo me ha impulsado a
tocar esta temática. ¿Los abuelos siempre están encantados de cuidar de
sus nietos o por el contrario les estamos condicionando y limitando la vida
pidiéndoles que se hagan cargo de nuestros hijos? ¿Ponemos en riesgo su salud
física y mental?
Como siempre habrá casos de todo tipo. Habrá abuelos que estarán deseando
que les dejemos cuidar de sus nietos mientras que otros
lo harán menos encantados. Precisamente la conversación que ha
motivado este artículo fue con uno de estos abuelos que literalmente manifestó
sentirse secuestrado por sus nietos y tener la sensación de perder todo el día
cuidando de ellos llevándoles de un lado a otro, desde las 7:30 de la mañana
hasta las 8:00 de la noche todos los días de lunes a viernes.
¿Cuántos habrá que se sientan así? ¿Hemos pensado que haciéndonos un
favor al cuidar de nuestros hijos les privamos de su libertad? ¿Es justo que
les llenemos el día con obligaciones que no les pertenecen: ir a llevar y
recoger a los nietos al cole, preparar y darles la comida, llevarles al parque,
…? ¿Y qué efectos tiene eso sobre nuestros hijos? ¿Notan que sus abuelos están
hartos, cansados, y que se sienten prisioneros de sus actividades, …?
La relación entre nietos y abuelos debería ser una relación positiva y
gratificante, pero no siempre es asi. En ocasiones, debido a unos horarios
laborales absolutamente inadmisibles, las responsabilidades que exigimos que
asuman nuestros padres va más allá de lo que pueden realizar o de lo que están
dispuestos a dar. Por lo general, las abuelas no se quejan tanto o nada y
siguen dando y ofreciendo todo lo que pueden o más, para no molestar o
defraudarnos.
Tanto es así que algunas abuelas llegan a realizar verdaderos
sobreesfuerzos de los que no siempre somos conscientes ni agradecemos lo
suficiente.
El síndrome de la abuela esclava (del que hablaremos en otro
artículo) es un trastorno que afecta a mujeres maduras sometidas a una
sobrecarga no solo física sino también emocional, que puede incluso causar la
muerte. Este trastorno descrito y reconocido por la OMS debería invitarnos a la
reflexión no solo a nosotros los padres y madres sino también a la sociedad en
conjunto y ver si no estamos delegando en exceso tareas que ya no les competen
a nuestros padres.
Este, como tantos otros temas, es una cuestión delicada porque en
principio a nadie le gusta admitir que está cansado de cuidar de sus hijos o
nietos, pero la realidad es bien distinta. Muchas madres padecen de burn-out al
igual que les sucede a las abuelas y abuelos llevados al límite.
¿Y tú qué opinas?