Autoría: Elena Roger Gamir
Republicado con autorización de http://www.solohijos.com/
El sistema neurológico de nuestros hijos no está preparado para el ritmo de vida al que están acostumbrados los
adultos. No está tan entrenado y es mucho más sensible a las presiones y al estrés.
Este es un motivo por el que no debes contagiar a tu hijo de tus prisas y vorágine. Pero hay otro motivo igual de importante que tiene que ver con sus habilidades cognitivas.
Este es un motivo por el que no debes contagiar a tu hijo de tus prisas y vorágine. Pero hay otro motivo igual de importante que tiene que ver con sus habilidades cognitivas.
Tu hijo está en formación constante. Cada día aprende y
descubre cosas nuevas. Necesita calma para asimilar sus aprendizajes y para
poder aprovechar al máximo las oportunidades del día a día con conciencia
plena. Necesita cierto estado de equilibrio emocional e intelectual para
revisar sus errores, sacar conclusiones y buscar estrategias para no
repetirlos, para que distingan lo importante de lo que no lo es. Un pensamiento
divergente, hipotético o deductivo necesita tener en cuenta muchas variables,
pequeños detalles que bajo las prisas pasan desapercibidos.
E incoherentemente les exigimos un trabajo de calidad, que
lo poco o mucho que hagan lo hagan bien, que se organicen, que prevean
consecuencias, que controlen su agenda y sus tiempos y, sin embargo, les
enseñamos a ir por la vida corriendo, improvisando, con prisas para compensar
la falta de planificación.
No solo les damos prisa para que se vistan, desayunen, recojan… también para que aprendan, para que
entiendan lo que les explicamos, para que hagan amigos, para que se atrevan con
nuevos desafíos…¡para que crezcan! Olvidamos que tienen
su propio ritmo de aprendizaje y madurez, una personalidad diferente a la
nuestra, unos intereses y objetivos distintos… Darles prisa no soluciona
ningún problema sino que lo agrava, les impide crecer y los separa de nosotros.
Sustituye las prisas
por organización y planificación. Ten en cuenta su capacidad de aprendizaje y
reacción. Ante los problemas, media con tu hijo, negocia, haz reuniones
familiares y resolución de conflictos, dale un tiempo para reflexionar antes de responder… ¡Incluso dale el espacio físico para hacerlo!
Por supuesto que
nuestros hijos deben acostumbrarse al
ritmo que marca la sociedad, por supuesto que deben acostumbrarse a trabajar
bajo presión y a responder a estímulos estresantes pero preparémosles
previamente para ello, dotémosles de recursos cognitivos, seleccionemos los
estímulos para que desarrollen capacidades y no seamos nosotros el origen de su
bloqueo y su estrés.
Con prisas no hay espacio para conectar con sus almas. Solo para hacer
muchas cosas sin trascendencia.