Autoría: Ángel Fuentes
Republicado con autorización de: http://www.escuelaenlanube.com/
Es
importante entender que sobrepeso y la obesidad es un problema de salud que
afecta a individuos de todas las edades, sexos, razas y latitudes, sin respetar
el nivel socioeconómico; y la misma se da como consecuencia de tener un balance
energético positivo que se prolonga durante mucho tiempo.
Además,
este problema es aún más grave en los niños que se encuentran en sus primeras
etapas de vida (0 a 5 años), esto se puede observar en un estudio de la OMS en
donde se señala que el número de sobrepeso y obesidad
infantil a nivel mundial ha pasado de 32 millones para el año 1990 a
42 millones de niños para el 2014 lo que señala un incremento del 32%,
proveniente en su mayoría de países cuyo ingreso promedio por familia es medio
o bajo.
Ahora
bien este problema no es culpa del niño sino de factores inherente como el
biológico, ya que la humanidad genéticamente está preparada para contrarrestar
la escasez de alimentos con sus depósitos de grasas y si en estas edades
tempranas no se consume una dieta sana, equilibrada y en cantidades aptas para
que aporten los nutrientes necesarios para el crecimiento y es así que estos
estos depósitos se saturan con grasas para luego ser utilizada. Otro elemento
que incide es la disminución de la actividad física en los planteles
educativos, así como la desregulación de los alimentos que engordan como son
los refrescos y dulces en los cereales.
También
es importante entender que los niños con sobrepeso u obesos
tienden a seguir siéndolo cuando ya son adultos y como si esto no fuese
suficiente pueden padecer en edades temprana de enfermedades que no
transmisible como la diabetes, enfermedades cardiovasculares y enfermedades
psicológica como la depresión.
Ahora
bien, muchos gobiernos han decidido realizar un abordaje terapéutico para
reducir la prevalencia de este problema de salud, por su naturaleza
multifactorial tanto de los diferentes organismos involucrados y/o miembros de
la sociedad. Para así poder estar en correspondencia con la realidad de la no existencia
de tratamientos mágicos, es necesario que médicos, personal paramédico,
maestros, padres, funcionarios de salud pública y otros sectores en unión con
los líderes formales y no formales de la comunidad que unen sus esfuerzos, con
vista a lograr la aplicación de programas o medidas que eviten el incremento
gradual del número de niños con obesidad y que al mismo tiempo los que ya están
afectado puedan reducir el exceso de grasa corporal e incluso retornar a un
peso saludable para ello.
Además,
los investigadores de la OMS sobre la obesidad infantil esperan
que el consejo de esta prestigiosa institución tenga en cuenta este
problema de salud pública y proponga una resolución que promueva en los países
la aplicación de medidas que permitan luchar contra la obesidad, como puede ser
el consumo de alimentos sanos y reducir la ingesta de alimentos saturados de
azúcar y grasas; así como proponer el ejercicio físico en planteles de
educación y promover actividades que reduzcan el sedentarismo.