Que dicir aos nosos fillos sobre a moda?

Autoría: Pilar Guembe y Carlos Goñi (Autores del libro “Es que soy adolescente…y nadie me comprende“)
Republicado con autorización de: http://www.solohijos.com/


Nuestros hijos: unas víctimas fáciles de los creadores de moda

Los creadores de moda saben que los adolescentes necesitan manifestarse a través de lo que llevan puesto y lo aprovechan. Es un mercado seguro justamente porque está siempre dispuesto a cambiar. El adolescente se apasiona por algo que está de moda con la misma facilidad con que lo abandona cuando deja de estarlo para comprar otra cosa con la misma pasión y dejarla con idéntica facilidad. Los padres no nos explicamos que ya no quiera ponerse ese jersey que tanto le gustaba y es que, aunque nos parezca contradictorio, la fidelidad a la moda exige ser tremendamente infiel.
Raquel, una chica de 16 años, nos decía que a ella la ropa que lleva le define ante los demás. “Lo que me pongo habla de mí, si llevara otra cosa sería de otra manera, estaría engañando al personal”. Muchos adolescentes ven en la forma de vestir, de peinarse, de llevar un piercing o un tatuaje, de ponerse tal o cual complemento, de escuchar esa música y no otra una forma de autenticidad incomprendida por los padres. No son conscientes de que están atrapados por la moda, como lo estamos también los adultos.

Un caso práctico


Sofía tiene 15 años y se acaba de ponerse un piercing en el labio. Sus padres están que trinan, porque cuando le preguntan por qué lo ha hecho, ella se limita a decir: “Porque me gusta”. Sofía parece haberse encerrado en banda y sus padres no hacen más que enfrentarse con ella: que si las pintas que lleva, que si hace lo que le da la gana, que no respeta a nadie, etc.
Los padres de Sofía creen que el problema radica en que su hija se ha puesto un piercing, cuando probablemente no sea más que un síntoma o una marca del conflicto real: la falta de comunicación. La madre afirma que no se puede hablar con ella, que se cierra en banda y que están todo el día a grito limpio; la juzga por sus pintas: no la conoce. “Rallándole” de esa forma no van a conseguir que su hija vaya como ellos pretenden. Tienen que cambiar de estrategia: el piercing no es el enemigo a batir, los enemigos están en otra parte.
Para educar a nuestros hijos debemos contar con el ambiente que les rodea. No podemos meterlos en una urna de cristal, en una burbuja perfectamente aséptica, pero tampoco dejarlos a la deriva. Quizá debamos crear una red invisible con otros padres, con tal de poder elegir los ambientes que creamos más idóneos (colegios, clubes deportivos, amistades, lugares de vacaciones, etc). La moda está ahí, conforma la atmósfera donde nos movemos, no podemos cerrar los ojos (al revés, debemos tenerlos muy abiertos) ni luchar contra el vendaval: mejor aprovechar el viento para surcar el mar y llegar a buen puerto.

¿Qué decir a nuestros hijos sobre la moda?


Queremos que nuestros hijos vayan a la moda, pero no queremos que la moda se los lleve. Si observas que tu hijo o tu hija está absorbido por la moda, que está loco/a por ponerse un piercing o hacerse un tatuaje, hazle reflexionar sobre algunas de estas cosas:

§  Considera si puedes ser una víctima del consumismo. Haz un listado de los gastos superfluos o de las cosas innecesarias que te has comprado en el último mes. ¿Podrías vivir sin ellas? ¿Cómo sería tu vida si no las tuvieras?

§  Ten en cuenta que la imagen que damos informa de cómo somos. Una cosa es cómo te ves tú, y otra muy distinta cómo te ven los demás. Puede que no te importen los demás, pero sí debes tener en cuenta el mensaje que les estás dando sobre tu persona.

§  No te disfraces ni te exhibas. Si haces lo primero estás ocultándote en tu forma de vestir y estás impidiendo a los demás conocerte. Si haces lo segundo estás violentando a los que te miran, estás mostrando tu intimidad sin pudor. En ambos casos les estás engañando.

§  Analiza si ese cambio de imagen ha repercutido en tu vida: estudios, amigos, aficiones, etc. Si ha revertido en tu humor, en tu forma de estar en casa, de contestar a tus padres.

§  Piensa por qué quieres hacerte un piercing: por imitar a los demás, por diferenciarte, por quedar bien, por no ser menos. Reflexiona sobre quién quieres ser y sobre la imagen que quieres dar a los demás. Si con ello buscas marcar tu personalidad, caes en un error, porque la personalidad no está en lo que se lleva, sino que surge de dentro. Algunos jóvenes confunden tener criterio propio con ponerse un piercing, cuando, por la misma razón, no llevarlo podría ser síntoma de personalidad propia. Puede que un piercing te haga sentirte mejor, pero no te hace mejor.

§  Sé consciente de la edad que tienes. No es adecuado que un chico, una chica, de tu edad vaya como tú vas. ¿Quieres parecer mayor? ¿Por qué?

§  Razona. La razón “porque me gusta” muchas veces no es otra cosa que una dictadura del subjetivismo y que, como tal, no tiene valor objetivo. Aunque a uno le guste lo feo, lo cochambroso, lo tosco, e incluso se presenten como una alternativa estética, no por ello dejan de atentar contra el buen gusto, es decir, contra la capacidad de saber sacar gusto a las cosas.