Que fago se o meu fillo non me respecta?

Autoría: Ángel Fuentes 
Republicado con autorización de: http://www.escuelaenlanube.com/


Cuando nuestros hijos se están acostumbrando a las pataletas, los berrinches, los insultos (en voz baja y con la boca casi que cerrada), muchos padres de desentienden de ello. Es más, algunas parejas lo celebran. Pero, si mi hijo no me respeta, es necesario tomar medidas.

Algunas recomendaciones para detener la falta de respeto

  1. Controlar las pataletas: entre el primer año y los cinco años de edad, suelen aparecer las pataletas y los berrinches, acompañados de gritos y llantos.
Aunque son normales y no nos debemos alarmar, sí es necesario evitar que se incrementen (y se conviertan en serios problemas disciplinarios) para no tener que decir “mi hijo no me respeta”.

  1. Acudir al psicólogo infantil: cuando, definitivamente, las pataletas se están convirtiendo en un problema de la relación de niño con el entorno, lo más recomendable e buscar ayuda profesional, porque puede que existan trastornos de hiperactividad y déficit de atención u otros problemas, incluso, físicos.
  1. Controlar la grosería verbal: cuando los pequeños ingresan al colegio o tienen contacto con otros niños familiares o vecinos, suelen aprender palabras soeces que, luego “llevan a casa” para insultar, incluso, a sus padres.
Lo que sucede, realmente, es que los chicos las escuchan y, en un principio, no las interpretan como palabras “malas” y groseras, pero las adoptan al ver su gran impacto en el entorno y se entusiasman con ellas.
No debemos prohibirles, enérgicamente, que las pronuncien. Lo que lograremos, es el efecto contrario. Al ver que nos molestamos con las palabras soeces, verán la oportunidad precisa para agredirnos cuando están enfadados o inmersos en un berrinche.
Mejor será, entonces, conciliar con ellos y explicarles con calma, que “de seguir así, cuando sea mayor podrá tener serios problemas y correr toda clase de peligros en la calle”.

Mi hijo no me respeta”: otros métodos para evitarlo

  1. Los castigos a manera de privaciones: cada vez que nuestro hijo nos falte el respeto, será recomendable privarlo de algunas de las cosas que más le gustan como, por ejemplo, impedirles ver la tele, jugar con el PC o salir a jugar con los amigos o vecinos.

  2. El sistema de recompensas: como no todo puede ser represión y privaciones, es importante concatenar el método anterior con el de las recompensas. Seamos más explícitos a este respecto, mediante un ejemplo ilustrativo.
Cuando hemos privado al hijo de ver la tele, durante dos o tres días y, como consecuencia (deseable), vemos que ha empezado a moderar su comportamiento para con nosotros, siempre será bienvenido recompensarlo.
Sin embargo, es preciso tener en cuenta que los premios no deben ser, siempre, regalos como juguetes, golosinas y similares porque lo estaremos mal-enseñando a que, “debo ser respetuoso para que me den tal o cual cosa”.
El respeto debe ser algo natural y, jamás, el producto de regalos físicos. Mejor será, entonces, recompensarlos con manifestaciones de amor y cariño, como sería de caso de un beso y/o un abrazo que lo puedan hacer sentir seguros de que deben modificar las conductas agresivas.


En fin, cuando usted esté viendo que “mi hijo no me respeta”, es necesario tomar medidas cuanto antes, para evitar que el problema se incremente y que, con el pasar del tiempo, se torne inmanejable.