Autoría: Ángel Fuentes
Republicado con autorización de: http://www.escuelaenlanube.com/
Cuando
nuestros hijos se están acostumbrando a las pataletas, los berrinches, los
insultos (en voz baja y con la boca casi que cerrada), muchos padres de
desentienden de ello. Es más, algunas parejas lo celebran. Pero, si mi
hijo no me respeta, es necesario tomar medidas.
Algunas
recomendaciones para detener la falta de respeto
- Controlar
las pataletas: entre
el primer año y los cinco años de edad, suelen aparecer las pataletas y
los berrinches, acompañados de gritos y llantos.
Aunque
son normales y no nos debemos alarmar, sí es necesario evitar que se
incrementen (y se conviertan en serios problemas disciplinarios) para no tener
que decir “mi hijo no me respeta”.
- Acudir al psicólogo infantil: cuando, definitivamente, las pataletas se están convirtiendo en un problema de la relación de niño con el entorno, lo más recomendable e buscar ayuda profesional, porque puede que existan trastornos de hiperactividad y déficit de atención u otros problemas, incluso, físicos.
- Controlar
la grosería verbal: cuando los pequeños ingresan al colegio o
tienen contacto con otros niños familiares o vecinos, suelen
aprender palabras soeces que, luego “llevan a casa” para insultar,
incluso, a sus padres.
Lo
que sucede, realmente, es que los chicos las escuchan y, en un principio, no
las interpretan como palabras “malas” y groseras, pero las adoptan al ver su
gran impacto en el entorno y se entusiasman con ellas.
No
debemos prohibirles, enérgicamente, que las pronuncien. Lo que lograremos, es
el efecto contrario. Al ver que nos molestamos con las palabras soeces, verán
la oportunidad precisa para agredirnos cuando están enfadados o inmersos en un
berrinche.
Mejor
será, entonces, conciliar con ellos y explicarles con calma, que “de seguir
así, cuando sea mayor podrá tener serios problemas y correr toda clase de
peligros en la calle”.
“Mi
hijo no me respeta”: otros métodos para evitarlo
- Los
castigos a manera de privaciones: cada vez que nuestro hijo nos falte el respeto, será recomendable
privarlo de algunas de las cosas que más le gustan como, por ejemplo,
impedirles ver la tele, jugar con el PC o salir a jugar con los amigos o
vecinos.
- El sistema
de recompensas: como
no todo puede ser represión y privaciones, es importante concatenar el
método anterior con el de las recompensas. Seamos más explícitos a este
respecto, mediante un ejemplo ilustrativo.
Cuando
hemos privado al hijo de ver la tele, durante dos o tres días y, como
consecuencia (deseable), vemos que ha empezado a moderar su comportamiento para
con nosotros, siempre será bienvenido recompensarlo.
Sin
embargo, es preciso tener en cuenta que los premios no deben ser, siempre,
regalos como juguetes, golosinas y similares porque lo estaremos mal-enseñando
a que, “debo ser respetuoso para que me den tal o cual cosa”.
El
respeto debe ser algo natural y, jamás, el producto de regalos físicos. Mejor
será, entonces, recompensarlos con manifestaciones de amor y cariño, como sería
de caso de un beso y/o un abrazo que lo puedan hacer sentir seguros de que
deben modificar las conductas agresivas.
En
fin, cuando usted esté viendo que “mi hijo no me respeta”, es
necesario tomar medidas cuanto antes, para evitar que el problema se incremente
y que, con el pasar del tiempo, se torne inmanejable.